Quinto mes

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"A medida que se va acercando el tercer trimestre va apeteciendo "hacer nido": quedarse en casa, preparar las cosas del bebé, descansar y mimarse un poco. Es probable que lo mejor sea dejar de trabajar lo antes que puedas y te apetezca, o al menos reducir la actividad, especialmente si empiezan a aparecer contracciones."

Poe suspiró al leer el texto.

Si alguien como Ranpo, que vive haciendo nido, tanto en la agencia como en casa, será mucho más vago y ocioso aún, al estar en medio de un embarazo.

Para colmo, había gastado más de lo que debería por aquel viaje. Y todo, para que Ranpo empezara su faceta de hacer nido.

Era un poco (muy) ridículo la situación en dónde se encontraba Poe.

¿Lo peor?

Que también, el mismo Ranpo, empezó a ser insoportable, hasta para el mismo Poe.

-Amore... mío... ¿te acuerdas del postre que comimos ayer?

-No, Ranpo.

-¡Lo quiero ahora!

-Es de madrugada, cariño.

-¡No importa!

-Mi vida.

-¡No, ahora!

-Bebé.

-No.

Con fastidio, se levantó.

Una "estrategia" para que Ranpo no ceda a sus instintos y apetitos de embarazado, es halagarlo. Cada palabra linda dirigida hacia él, lo "ablanda", (mientras más, mejor). ¿Funcionaba? A veces sí, a veces no.

Miró su armario, y cuando ya decidió que ponerse para salir, Ranpo intervino.

-¿Me dejas elegirte la ropa?

No pudo responder, Ranpo ya estaba mirando su armario y seleccionando.

No sabía de dónde había sacado aquella ropa, seguro que el amor de su vida lo compró con su dinero sin que se de cuenta.

Se miró al espejo cuando tenía puesto el oufit que Ranpo había elegido especialmente para él, y en ese instante, las pocas ganas que tenía de salir, desaparecieron.

-Me cambiaré.

-¡No, estás bien! ¡Ve a comprarme, rápido!

Salió con un hoodie de una chica anime sacando la lengua. Demasiado atrevido para él.

Al llegar a su destino, pasó lo que tenía que pasar.

Suspiró, dio dos golpecitos al cartel de "cerrado", y volvió al departamento.

No fue recibido de la mejor forma. Su novio no estaba viendo en su mano lo que había pedido.

Al final, toda palabra dirigida entre ellos, desencadenó una discusión.

-¡Mientes!

-Ranpo, nadie abre su negocio a las tres de la mañana.

-¡Yo lo haría! Por todos los jóvenes embarazados que sufren la misma miseria que yo.

-No hables así de mi hijo.

-Pues tu hijo es muy molesto. Me patea, me hace vomitar, ¡me convirtió en otra persona! Una persona gorda... ¿Por qué yo tuve que ser el embarazado? ¿Por qué los Omegas se embarazan y sufren, mientras los Alfas solo la ponen, para poder reproducirse? ¡Estoy harto!

Bebé - RanpoeWhere stories live. Discover now