Bebé - Ranpoe

Sexto mes

Después corrijo errores.

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Nota:
-Ranpo es muy delicado. En el sentido de: no puede permanecer parado mucho tiempo, por lo cual se siente indefenso y no le gusta. Le prohíben resolver casos. El pensar mucho puede afectar al bebé, dicho y recomendado por el doctor. Mucho menos puede presenciar o exponerse a crimenes u homicidios, dado que también afecta al desarrollo del bebé.
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Cómo todas las noches, en la cena, ambos debatían y defendían sus valores y bandos. Se presentaban temas como la política, hasta la crítica hacia algún conocido.

-¡Eres imposible! Me convences de hacer lo que sea que quieres y tienes control completo sobre Karl y el hogar.

-¿Esa es la razón por la que me llamas señora Ran?

La boca de Poe hace una mueca irónica por el sobrenombre que le puso a Ranpo. Lo mira un momento. La mirada se ablanda.

-Sí, siempre serás mi señora Ran.

Después gruñe y murmura:

-El gobierno omega nunca le hizo bien a nadie.

Ranpo le dio una sonrisa engreída, se levantó de la mesa y se sentó al lado de la fogata. Su panza de embarazado sobresale por delante de él, y es notable su dolor de espalda. Poe, al terminar de levantar la mesa, se sentó junto a él.

Se sumieron en un silencio agradable. Poe está leyendo una carta, Ranpo juega con Karl.

-¿Qué sucede?

-Nathaniel se va a casar. Ya sabes con quién.

Ranpo escucha el doblez de la carta que Poe leía.

-Oh, qué bueno.

-Quiere que vaya.

-¿Que vayas? Acabamos de volver hace dos semanas a Japón, ¿y tenemos que volver para allá?

-Tengo que volver. Tú no estás invitado.

-¿Cómo que no?

-No estás en la carta. La leí tres veces, y ni siquiera te nombra.

-Mmm... no vayas.

-Ranpo-

-¿Me dejarás solo aquí?

Ranpo se puso colorado y bajó la mirada. Se estaba preparando para una pequeña actuación que desarrolló en estos últimos meses, y estaba decidido a probar su efectividad por primera vez.

-Nathaniel es alguien que aprecio y estimo lo suficiente como para verme en la obligación de asistir a su-

Conectaron miradas. Ranpo dejó caer una lágrima, y fue suficiente para alertar a Poe.

-¿Por qué lloras?

-¡Porque no quiero que vayas!

Y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Él las secó, con brusquedad.

-¡Ese tonto de Nathaniel! ¡Me quiere alejar de tí!

Poe vio que en los ojos de Ranpo no se apreciaban bien su color esmeralda, por todas las lágrimas que cubrían y dificultaba su vista. Su corazón se suavizó al verlo tan indefenso y terco.

Y solo con verlo así un par de segundos más, cayó.

-No voy a ir. Le voy a escribir a Nathaniel y se lo voy a decir.