32.Addio

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 «Se despidieron con un frío adiós, pero con los ojos llenos de "espero verte de nuevo"»

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 «Se despidieron con un frío adiós, pero con los ojos llenos de "espero verte de nuevo"»

Mr Yovo

Gianna se encontraba suspendida en el aire por unas cuerdas atadas alrededor de sus muñecas, con los demás atados y amordazados por los hombres de su hermano, los cuales reconoció como la guardia vieja de los Santori.

Los demás no pusieron resistencia ya que su madre estaba en la segunda planta con una soga al cuello y peligrando en la saliente. Renzo por otra parte dio pelea hasta que Constantino se vio abatido en el suelo con dos sujetos dándole puñetazos y tuvo que someterse.

Los William, armados hasta los huesos como habían venido, ahora se sentían completamente desarmados. Sage era la única que no había vuelto a mirar en dirección a su madre de nuevo, ella conocía este método muy bien, no importara lo que dijera Vincent, el miedo se intensificaba al seguir viendo ante tus ojos como el peor de los acontecimientos se desarrollaba una y otra vez sin apartar los ojos de la escena. Gia no miraba a su madre por razones muy diferentes y mantuvo su vista inexpresiva hacía la cucaracha.

—¿Para esto has querido sobrevivir? Para reunir patéticamente a mi familia adoptiva y dar un discurso patético como las pelis malas de Hollywood donde el antagonista no se calla. Lo debí suponer, eres patético. Padre siempre lo dijo y debí creerle. No eres más que un ser miserable que nadie quiere y nadie nunca quiso.

Gianna ladeó la cabeza de forma cínica.

—¿Cuál es el objetivo? ¿Regodearte mientras los matas uno por uno? ¿Atención? Padre ya no está por si lo has olvidado y a mí me importa tres pitos si te ganas el puto premio del mejor asesino.

Vincent estaba rojo de furia y escupió casi en un grito loco.

—¡¡Demostrar que soy mejor que tú!! A pesar de que soy el mayor, padre siempre me mantuvo bajo tu sombra, de perfecta, porque podías aguantar las torturas que yo no, porque no gritabas, como yo lo hacía. —se acercó a ella en varias zancadas. —Este es mi objetivo. Voy a romperte hasta que grites sangre.

— Te oyes?? — gritó ella. —La atención de padre era su fuerza destrozando mi piel una y otra vez.

—¡¡No debiste dejar de gritar!! Porque me hacía gritar a mi el doble. ¡¡Quería que gritara por mi y por ti!! —soltó frenético asustando a Constantino que veía aquello con los ojos bien abierto. — ¡¡Fuiste egoísta!!

—Tu fuiste quien le dio la idea de dejarme desnudas en medio de la nieve. Me rompiste. Eras lo único que tenía y me dejaste sola. ¡Así que espero que te haya llegado al hueso!

El primer latigazo sonó duro y seco seguido de los gruñidos de impotencia de quien le dolía ver aquello. La tanda de cincuenta latigazos cesó dejando ver el lienzo ensangrentado que era la espalda de Gianna, quien dio un largo bostezo cuando Vincent terminó despeinado y con el brazo adolorido.

Stiletto VendettaWhere stories live. Discover now