Un mal final

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|| Notas del autor: Han pasado años pero me dio por escribir una versión en la que Denki nunca pudo volver y Bakugo tuvo que seguir en la colmena... creo que haré dos partes y ya, tampoco tengo tanta energía jajaja. Espero lo disfruten ||

Ya habían pasado... no, no podía recordar cuántos días. Su cuerpo y su mente ya no le pertenecían y sus recuerdos eran algo sin importancia. Su mente estaba concentrada en una sola cosa: Hacer crecer la colmena. Sus zánganos solo lo veían para inseminarlo cuando era el momento. La mutación se había estabilizado, el comportamiento violento que habían expresado la mayoría ahora estaba bajo control, gracias a la inclusión de las "abejas obreras", que ahora estaban a su cuidado y compañía, la situación se había estabilizado. Las obreras no le obedecían, pero cuidaban de él y de sus crías, tenían fuerza suficiente para mantener a los zánganos bajo control si había disputas en torno a "la abeja reina".

¿Su hogar? ¿Su familia? No lo recordaba... la colmena era su hogar, ya nada importaba más que eso.

La clase tipo obrera fue sencilla de producir, realmente una vez que encontraron a su abeja reina fue sencillo continuar con la investigación. Dabi estaba interesado en seguir observando los cambios en el cuerpo de Bakugo... por ejemplo, una extraña estructura estaba formándose en su espalda, parecían alas de abeja en proceso. Además de que cada vez daba a luz de forma más rápida y eficiente. No daba a luz a un bebé convencional, sino que expulsaba una cantidad amplia de huevos que debían ser colocados en una incubadora especial, donde se desarrollaban en un periodo de tres meses. Al crecer adoptaban un aspecto humano. Sin embargo, aun era imposible determinar otras características, ya que, tras estos meses, su desarrollo se atrancaba en velocidad a la de cualquier humano.

—Todo parece ir bien —comentó Hawks, mientras hacía el chequeo obligatorio de Bakugo—. ¿Alguna molestia? ¿Irregularidades?

—No —respondió Bakugo, sin ningún tipo de emoción o energía.

—Toma esto si sientes que la fiebre se pone mal, tu cuerpo ya casi terminó de adaptarse por completo a los cambios internos, pero parece que la mutación continua.

Bakugo no opinó nada, se levantó y se marchó. Ochaco Uraraha tomó la medicina en su lugar y se apresuró a seguirle. De todas las abejas obreras, Uraraha entraba en la categoría de "soportable". Era un chico de baja estatura, de cara redonda y sonrisa amable. Siempre estaba hablando de comida y parecía gustar del lujo que representaba la colmena. No hablaban mucho, pero tal parecía que la mayoría de las "abejas obreras" eran huérfanos que habían sido seleccionados de comunidades marginales para servir en este proyecto. Quizás, en otro tiempo, Bakugo habría pensado en armar una rebelión con todos ellos y destruir la colmena... ahora parecía una idea tonta.

—Si algo duele, déjame saber —dijo Uraraha, sonriendo con su cara redonda y llena de brillo—. Hoy es tu "cita" con "ellos", ¿estás bien?

—Está bien... ha pasado tiempo desde que me atacan, creo que esos idiotas ya se calmaron... y más les vale, no toleraré que esos "donnadie" se crean mucho sólo por su estúpida condición de zángano... puedo desecharlos en cualquier momento.

—Hablando como un verdadero rey, ¡muy digno de tu parte!

Bakugo lo ignoró y siguió andando, se dirigió a la parte de la playa de la colmena, habiéndose puesto ropa cómoda y ligera, sencilla de retirar en caso de que fuera necesario. Ahí estaban esperando por él Yaoyorozu Momoko. Momoko era alto, tenía el cabello largo y negro, atado siempre en una coleta. Tenía un aire digno y elegante, siempre era particularmente refinado en su forma de comportarse, costaba creer que no recordaba nada de su vida previo a la colmena. Y quizás, eso era para mejor. "Si estamos aquí, lo mejor es olvidarlo todo, de cualquier manera, todo es una mentira y todo es verdad si así lo deseas".

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⏰ Last updated: Sep 16, 2023 ⏰

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