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—Buenos días, professor Aizawa, ¿cómo se encuentra?

Aizawa observó al enfermero de cabellera rubia, algo en él jamás terminaba de agradarle, pero no tenía reales razones para pedir un cambio, además de que en lo que cabía parecía estar cuidando bien de su salud. No pudo responderle de inmediato, su cuerpo estaba adolorido y su garganta había perdido la voz hace unos días, carraspeó, juró que podría hablar.

—Mejor —no estaba seguro de sus palabras, no obstante, había estado sumergido en tanto dolor, que no sentirse agonizando ya calificaba como "mejor", al menos no sentía la fiebre, y había podido descansar pacíficamente— ¿Qué...?

—Parece que el virus se niega a sucumbir, es casi como si cada que estuviese a punto de desvanecerse apareciera uno nuevo en su sistema, quizás su mala salud afectó a ese grado a sus anticuerpos, pero se está trabajando en una vacuna que pueda seguirle el paso a su enfermedad, de momento debe descansar —el enfermero acarició su mejilla— el profesor Yagi se sentirá triste si usted no descansa apropiadamente, y no queremos eso, ¿verdad?

Aizawa asintió, tomando la medicina que el enfermero le ofreció, y terminó por cerrar los ojos. Tal vez, solo tal vez, esto era lo que se merecería. Pero no podía estar tranquilo pensado en eso, porque ahora Dabi se encargaba de todo, y si bien había mostrado ser inteligente, él no es quien está a cargo de verdad, no hizo las investigaciones, no hizo los papeles, y por encima de todo: no estuvo para presenciar las primeras catástrofes como de verdad transcurrieron. No obstante, mientras nadie llegase a su habitación informado que habían perdido fondos o que todo se cancelaba, significaba que las cosas seguían en orden. Eso era excelente. O eso quería decirse Aizawa a sí mismo.

Lo último que se pierde es la fe.

[...]

Hawks observaba a Dabi bebiendo una taza de café mientras leía los resultados y reportes que Hawks había escrito sobre los progresos en los últimos días. La medicación de los Zánganos había cambiado, se necesitaba controlar sus niveles de violencia o se terminarían matando a sí mismos y, posiblemente, a la abeja reina, algo que no beneficiaría a nadie. A la abeja reina, por otra parte, se buscaba darle un tratamiento hormonal, por no decir una especie de tortura que buscaba orillarle a su madurez "sexual" como abeja reina. Se le tenía encerrado, alejado de todos, mientras que a los otros se les separó por pisos. Era un confinamiento ingenioso en el cual Hawks pensó tras analizar la situación. Dabi ya tenía un plan para remediar la situación, o por lo menos divertirse con ella.

—Interesante —Dabi dejó la taza de lado, y examinó la última parte— ¿Has hablado con los zánganos?

—Sí, he revisado tu estado psicológico, existe una correlación entre el descenso de "emociones morales" y el incremento en su actividad como zánganos en maduración; se puede sospechar que el estado inmaduro de Bakugo tenga alguna relación con el hecho de que este ha conservado mucho más ese tipo de emociones entre otros conceptos "racionales", existe resistencia, algo le impide ceder por completo... se esperaría que a estas alturas, considerando la cantidad de copula que se ha dado, debería haber desarrollado apego a alguno de ellos, no obstante, parece ser que no es el caso, casi como si su apego se hubiese vinculado con alguien más.

—Entiendo, entonces borrarle la memoria no sirvió de mucho, o tal vez —Dabi sonrió— no la borramos correctamente.

—Su estado actual impide intentar reconfigurar su memoria, podría colapsar en todo sentido.

—¡Esplendido! Significa que necesitamos apelar a la naturaleza humana en sí con todo y los métodos medievales... ¿Cuándo estará listo Mirio?

Proyecto colmenaWhere stories live. Discover now