14

3.5K 351 147
                                    



Tamaki cerró la puerta y empezó a caminar rápidamente, no podía creer lo que estaba haciendo tras esa puerta, pero lo estaba haciendo y no valía la pena ponerse a negar la realidad a esas alturas. Por suerte contaba con los recursos, ya tenía todas las cajas, todos los materiales que sin ayuda jamás habría obtenido, que gracias a Kaminari ahora aguardaban por un uso. Sin embargo, no podía hacerlo solo, necesitaba ayuda, y solo quedaban dos personas a las que podía comentarles, dos personas que bien podrían tender su mano, o delatar todo su plan. "Confío en tus decisiones, Tamaki", le había dicho Kaminari a través del monitor antes de salir. No era sencillo confiar en sus propias decisiones, mucho menos desde la última vez en que una decisión suya le hizo perder lo que más quería.

Podía recordarlo, el sol, el hermoso día de primavera, sus ojos azules, y su sonrisa deslumbrante. Mirio aguardaba a los resultados de la prueba médica que le habían exigido, por lo que pidió a Tamaki saltar una clase, "después de todo, eres todo un genio, una hora no es nada, ¿cierto?", había dicho Mirio, y Tamaki, arrastrado por esa luz, y por sus propios sentimientos, no dudó en hacerle caso. Ambos muchachos tomaron haciendo bajo un gran árbol situado entre los jardines de las instalaciones.

—Llevamos saliendo un tiempo, ¿por qué tan nervioso? —preguntó Mirio, antes de echarse a reír.

—¡Han sido tan solo unos días! —replicó Tamaki— ¡No hay forma de que me acostumbre tan rápido!

—Oh, es cierto —Mirio se colocó la mano en el mentón—, es que para mí han sido años a este punto, ¡siempre supe que terminaríamos juntos!

—Tch, eres un mentiroso.

—Bueno, tienes razón, la verdad temía que me rechazaras.

El corazón de Tamaki dio un vuelco, ¿qué se suponía que debía hacer cuando escuchaba algo como eso? Mirio era popular, atlético, y una persona en general maravillosa, ¿de qué tendría que ponerse nervioso? En cambio, él mismo era un ratón de biblioteca, un nerd, alguien que jamás destacaría, que no podía alzar la voz, aunque la vida le fuera en ello; socializar... ni se diga. "Para mi era un sueño imposible", pero se hizo realidad.

Tamaki se armó de valor y tomó la mano de Mirio, entrelazando sus dedos, y dijo: —¡Sabes que no podría rechazarte!

—Esto no es bueno —Mirio observó como la expresión de Tamaki parecía irse al suelo— ¡No, no! ¡Espera! Me refiero a que... esto no es bueno para mi corazón —abrazó a Tamaki, juntando su mejilla con la de este— ¡Eres tan lindo que me podría desmayar aquí y ahora!

—¡Ahg! ¡Deja de decir estupideces!

—Pero es verdad... Oye, Tamaki.

—¿Qué quieres?

—Eres mi mundo.

Tamaki sacudió la cabeza, no había tiempo para pensar en el pasado, ni para pensar en Mirio, no había tiempo para mirar atrás cuando tenía tanto que hacer en el futuro. Por lo que empezó a caminar más rápido, siempre corría el riesgo de que alguien descubriese lo que intentaba hacer. Se apresuró hasta que llegó al comedor donde Tokoyami e Iida almorzaban plácidamente.

—Chicos, t-tengo algo de lo que hablarles —estaba tan nervioso, su cuerpo temblaba, no podía verlos a los ojos— no tomará mucho —aquello, mentira— ¿Pueden venir?

—¿Es algo urgente? —preguntó Tokoyami.

—No deberíamos tomarnos tanto tiempo libre...

—Lo sé, pero si no lo fuera... no se los pediría —la mirada de Tamaki adquirió seriedad, "No puedes dudar, no ahora mismo", reflexionó para sí mismo—. Por favor.

Proyecto colmenaWhere stories live. Discover now