Capítulo 14: Anya Rogers.

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Anya.
(Narrado en primera persona)

Bienvenidos a un nuevo día de mi patética vida.

Escucho la tetera de la cafetera dándome cuenta que Happy ya estaba despierto.

Happy. ¿Cómo hablar de él? Ni siquiera sé cómo hacerlo. Estoy agradecida con él, supongo. Es la persona que me ha cuidado desde que mis padres me abandonaron. Primero lo hizo mi madre, yéndose a vivir con otras personas a tener otra familia y luego mi padre quien simplemente desapareció de la faz de la tierra dejándome a los doce años mientras estaba inconsciente en la puerta de un desconocido. Y ese desconocido era Happy.

Él cuida de mí sin tener que hacerlo. Se hizo cargo cuando nadie más lo hizo, me cuidó, me apoyó, me alimentó y me dió un techo donde podría dormir y vivir.

Pero él no es mi papá, no lo veo como una figura paterna. Jamás podría ver a nadie más como una figura paterna para ser honesta.

Pero a decir verdad, los padres están sobrevalorados.

La mayoría de las inseguridades y traumas de los niños nacen de sus malditos comentarios o acciones.

Pero la verdad es que, no los necesitamos para nada.

Frustrada de otra mañana bajé las escaleras de la casa y me encuentro con Happy leyendo el periódico.

— Pareces anciano. — dije lo primero que vino a mi mente al verlo sentada en la mesa, mientras voy directo a los gabinetes en busca de cereal.

— Buenos días para tí también.

— Lo que sea. — dije con desgana mientras tomaba un tazón y lo llenaba de cereal para luego usar la leche.

Él dejó el periódico sobre la mesa junto a sus lentes.

— Sabes... Encontré éste lugar de rehabilitación, podría funcionar.

¿Rehabilitación? Ni en sueños.

Dejé caer el plato en el mesón con furia devolviéndole la mirada.

— ¿Ya te quieres deshacer de mí o qué? — lo enfrenté, sabiendo que la manipulación sería lo único que evitaría que fuera a rehabilitación. — ¡Llama a la trabajadora social o a quién mierdas quieras si soy tanto problema soy para tí!

Le veo escapar un suspiro agotada. Me sentía mal por él, no merece éste trato y yo lo sé, pero no puede enviarme a ese lugar.

— Anya sólo trato de ayudarte, jamás te abandonaría.

Reí sin gracia.

— Mi mamá me dijo que me amaba y luego se fué con otro hombre a criar a los hijos de alguien más.

— ¿Qué hay de un psicólogo? — intentó de nuevo. — ¿No lo aceptarías?

— ¡Ni en tus putos sueños más húmedos voy a ir a contarles mi vida a un psicólogo con complejo de vieja chismosa para que pueda hacer suposiciones sobre mí!

— ¡Anya la terapia pueden ayudarte!

— ¡Si me quieres ayudar entonces deja de intentar arruinar mi vida! — le grité

Subí las escaleras ignorando el tazón del desayuno decidiendo omitir completamente el desayuno.
~*~

Luego de asearme bajé las escaleras nuevamente para salir de la casa en busca de estupefacientes que puedan calmar la ansía que tengo.

Fuí a la esquina de siempre con veinte dólares que había encontrado en el suelo ayer por la tarde luego de hacer las compras para la casa con Happy.

— Deberías dejar de venir por aquí sola niña, podrían cazarte un día de estos. — me advirtió el tipo mientras me daba una bolsa de cocaína y tomaba mis 20€

Perfectamente Roto. | Wandanat. ©Where stories live. Discover now