Sangre

312 28 28
                                    

—Guh, waaaah— El pelirrojo despertó con la luz del sol iluminando toda la habitación y con el sonido de un débil ronquido. La noche, Chuuya la paso algo... incómoda porque sin darse cuenta debido a estar dormido a veces tomaba posiciones en la cama que hacían molestar a la herida en su costilla, haciendo que se despierte con dolor muchas veces y en una ocasión despertando al pequeño niño que dormía a su lado.

Chuuya no sabía si era porque irritó la herida mientras dormía o si es por qué normalmente los días después de cualquier golpe, rasguño o herida grande es normal que duelan o causen más molestía que el día anterior, pero por una u otra cosa la cosida que tenía en su costilla derecha dolía mucho y al parecer era más sensible que ayer.
(Ya saben, como en un día en el que te hacen una cirugía pero los días después por alguna razón duelen más que el día en que te lastimaste)

No solo la herida sino que también le dolía el estómago y gruñía de hambre.

—Deberia hacerme algo de comer.

«¿Habrá algo en esta casa? No lo creo, entonces... ¿que comeré yo? ¿Que comerá Atsushi?»

Chuuya intento levantarse de la cama pero no podía a tanto pudo sentarse en esta misma, era tan... doloroso.
Los costosos movimientos de Chuuya hicieron que Atsushi abriera los ojos despertando al fin de cualquier sueño que tuviera antes de despertar.

—Chuuya-san— froto sus ojos con sus puños. —No vas a dormir un poco más?

Dios, si Chuuya muriera en ese instante por la estúpida herida... no habría problema porque escucho lo más angelical que pudo haber escuchado en su corta vida, esa voz tan pequeña y somnolienta proviniendo del niño más tierno, era sin duda algo que agradecería eternamente a la vida.
Era difícil no poder encariñarse con semejante criatura.

—Perdon por despertarte, ¿tienes sueño aún?— Posó su mano sobre los ojos del más chico para que el cerrará los ojos.

—Si...— Murmuró, cerrando los ojos por completo y volviendo a su sueño.

«Gah, y ahora como salgo de aquí? No lo quiero despertar nuevamente»



***


—Haaah— El pelirrojo suspiro.

«Al final me quedé aquí, ¿cuánto tiempo pasó? Creo... que una hora, Atsushi no despierta ¿debería despertarlo?»

—Chuuya-san.

—¡Oh! Atsushi, que bueno que despertaste.

—¡Chuuya-san!— Un abrazo envolvió a Chuuya quedando atónito, ¿por qué menciono a Chuuya con tanta emoción? Y... ¿Por qué de repente lo abrazo?

—¿Q-que pasa Atsushi?

«¿Debería abrazarlo de vuelta? Si, ¿por qué no? El me abrazo primero ya me dió permiso para acercarme un poco más a él»

Chuuya abrazó al peliblanco escuchando unos pequeños sollozos por parte de el.

—¿Qué tienes Atsushi? ¿Por qué lloras? ¿Tuviste una pesadilla?

—Mm, mm— Musito en negación el pequeño enterrando su cara en el pecho de Chuuya quien estaba acostado en la cama frente a Atsushi.

Me acostumbré a tu ser humano. Where stories live. Discover now