Squirrel ✧♦minsung//Seungsung//Knowmin♦✧

uno.

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Otra vez.

¿Por qué siempre terminaban golpeándose?

No recuerda una sola vez que no se hallan golpeado, incluso en la escuela primaria se golpeaban. Mirando el cielo suspiro resignado.

—creo que siempre será así.— dijo teniendo el horrible sabor metálico en su boca.

—es tu culpa, no debiste intentar pasartela de listo con sung.— seungmin le reprocha

—sólo estábamos almorzando.— ambos chicos yacían acostados en medio del campus universitario. Sus rostros hinchados y sangre en sus labios y nariz. Algunas de sus costillas estaban lastimada, por lo que el respirar dolía.

—¿Minho?.

—¿Hmn?.

—espero que jisung no se de cuenta que otra vez estuvimos peleandonos.

—también yo.

Lo cierto es que, desde que eran unos niños Lee minho y Kim seungmin han sido rivales sin necesidad de habérselo dicho al otro. Sólo se miraban y eso era todo. Como dos gatos peleando por territorio y una hembra en celo, quien hiciera el primer movimiento tenía un cincuenta por ciento de salir victorioso. Pero, la probabilidad sólo te hace tener una idea de algo por lo que, minho y seungmin decidieron quedar en un empate, prometiendo que al recuperarse tendrían al ganador definitivo.

Y por supuesto, el corazón de jisung porque, aunque ya lleven años con esa misión, no iban a rendirse frente el otro. Claro que no. Jamás.

El problema era, que jisung desde que tuvieron el honor de conocerse los ha tratado en una igualdad desesperosa, la balanza no se inclinaba ni un poco para ninguno de los dos. Como justo ahora.

Estaban en el dormitorio de jisung, sufriendo la gran ley del hielo a un cincuenta por ciento ya que su pedacito de cielo estaba revisando sus heridas, molesto, pero lo hacía y después de todo la intención es lo que cuenta ¿no?.

—hey, sung.— minho llamo con voz melosa al no poder más con la gran tensión que se había formado —de verdad no estábamos peleando. Esto fue hecho por otras personas del campus.— señaló los golpes y hematomas de su cuerpo pero jisung ni siquiera volteo a verlo, sólo siguió tomando el algodón y bañandolo en alcohol.

—son unos idiotas.— dijo al mismo tiempo que tocaba el labio de seungmin con el algodón. El chico siseo y sus ojos se aguaron por tal ardor —les dije que ya no quería que se pelearan.— los otros dos hicieron puchero y bajaron la mirada —hermosos, ya no estamos en la escuela primaria. Minho, deberías saber eso más que nosotros.— aunque jisung este tratando de no comerse las cabezas de ambos, la vena en su frente y cuello delatan lo furioso que se encuentra ahora.

—lo sentimos.— dijeron seungmin y minho al mismo tiempo. Sería una mentira si dijeran que se arrepienten pero sería aún más mentira si tienen nuevamente la oportunidad y no la aprovechan. Pero, claro, jisung no tenía porque saberlo, aún.

—tengo clase así que me voy.— declaró entonces jisung frustrado. Tomo su mochila y abrió la puerta —dejen de comportarse como unos idiotas. Nadie va a quererlos así.— y luego cerró la puerta.

—joder, lo hemos arruinado de nuevo.— dijo seungmin peinando su cabello hacia atrás

—es tu culpa. Sólo debías calmar tus impulsos.

—¿Y qué te robes a mi futuro novio? Claro que no.— minho rodo los ojos —sinceramente no sé cómo pudo perdonarte.

—tampoco yo.— hablo sincero —sin embargo, me esforzaré para que este conmigo.— se levanto con extremado cuidado haciendo una mueca de dolor en el proceso pues su costilla duele tremendamente —me retiro.