3, 𝙏𝙝𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙮 𝙛𝙞𝙧𝙨𝙩 𝙣𝙞𝙜𝙝𝙩

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⋆⭒˚。⋆ 𝘓𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦
📍 :: NYC, nueva york.
🗓️ :: 6 de enero, 2017.

Taylor y yo descansábamos en su balcón, tomábamos un té helado y nos poníamos al corriente de todo lo que habíamos hecho en la última semana.

—Y Selena dijo que Justin y ella regresaron. —comentó Taylor.

Ugh. —me llevé una mano a la frente, causando que la rubia soltara una risa.

—Lo sé, lo peor es que quieren llevarnos a cenar esta noche.

—Oh. —dije sorprendida.

—¿Qué pasa?

—Sucede que esta noche no estoy precisamente lo que se considera 'libre'.

Taylor frunció el ceño —¿Tienes planes?

—Pues sí, se puede decir que sí.

—¿Qué harás esta noche? —dijo Taylor antes de sorber de su vaso.

—De hecho... tengo una cita...

—¿Cita? —la rubia sonrió— ¿Con quién?

—Con... Robert Pattinson. —bajé la mirada avergonzada.

—¿Pattinson como Edward Cullen?

—Sí, el mismo.

Wow... —Taylor se acomodó en su asiento con una expresión sorprendida.

—¿Qué pasa? Creí que estarías emocionada, amas Twilight.

—Sí, y creeme, Robert es guapísimo. El caso es que ahora tengo que ir a cenar con Selena y Justin-Engaña-Todas-Bieber.

Reí —Estarás bien, Tay. Además, irán al Olive Garden, dos copas de su vino y serás mejor amiga de Justin.

Taylor bufó —Carajo, ahora me gusta un poco menos Pattinson.

Sonreí poniéndome de pie —Iré a casa a arreglarme. Prométeme que te portarás bien.

—Lo haré, mamá. Pero si golpeo a Justin no puedes regañarme.

—Solo cuenta si lo golpeas por algo razonable.

—Bien. Diviértete besando a Cedric Diggory.

—Sabes que preferiría besar a Hermione. —le guiñé el ojo y me dirigí al auto.

Robert llegó a tiempo. Y cuando digo eso no me refiero a los típicos cinco minutos de tolerancia que todo mundo da en la primera cita, me refiero a que a las ocho en punto —ni un segundo más— el timbre de mi puerta resonó dentro de mi casa.

Tomé una respiración profunda frente al espejo y me pase las manos por la falda del vestido. Llevaba uno rojo, Aurora dijo que ese color siempre me había favorecido y, ¿quién soy yo para desmeritar a mi hermanita la diseñadora?
Me puse perfume y también el abrigo negro que mi papá me mandó de Londres. Caminé con rapidez a la puerta y tomé my bolso de la mesa del comedor.

—Oh, Rob... —sonreí enternecida cuando abrí la puerta y lo vi ahí parado con un ramo de margaritas y lavandas envueltas en un listón blanco. Tomé el ramo con ambas manos y lo dejé en la mesa de la entrada—Es hermoso, muchas gracias. ¿Quieres pasar a tomar algo?

Miró su reloj —Hice la reservación a las 8:30 en vez de las 9:30 entonces tenemos que irnos o perderemos el lugar.

Sonreí cerrando la puerta de mi casa —Somos famosos, Rob, no creo que nos nieguen una reservación.

Él me dedicó un guiño —Me gusta tu estilo.

Me abrió la puerta del auto y me dejó escoger la música que escuchábamos. Al llegar al restaurante se encargó del check in y me sacó la silla para luego ofrecerse a colgar mi bolso en el perchero. Me dejó ordenar primero y también mencionó lo linda que me veía esa noche por lo menos un par de veces.

La cita tomó lugar en un cuarto privado que tenía el restaurante, así no tendríamos que preocuparnos por las miradas curiosas de las personas y mucho menos de cualquier foto o video que mañana pudiera acabar siendo el titular de una revista de chismes.

—Así que, ¿cómo va todo con tu nuevo álbum? —preguntó mientras cortaba su cena.

—Oh— tragué mi bocado rápidamente —Va genial, el martes iré a tomar las fotos para el promocional.

—Suena increíble, estoy muy feliz por ti.

—Lo es, gracias. —tomé de mi copa— ¿Tu nueva película?

—Apenas comenzamos las grabaciones y tendré que viajar a Arizona durante los siguientes meses, será duro estar de un lado a otro.

—¿Es broma? Yo iré a Arizona para una campaña en Mayo, tal vez podamos vernos.

Él sonrió —Por supuesto, me encantaría.

El mesero trajo una nueva botella de vino y...

—¡Oh! —exclamé cuando el frío vino me empapó el cuello, vestido y el abrigo.

—Oh no...— dijo el mesero apenado —Estoy tan avergonzado, señorita. Deje que le traiga unas servilletas de papel para que se limpie.

—Está bien, es solo un vestido. —dije limpiandome con la servilleta de tela mientras le sonreía cortésmente —No te preocupes, en serio.

Robert se puso de pie y me ayudó a limpiarme en lo que el mesero se iba, aún con una expresión de vergüenza —Que suerte que tu vestido es rojo. —bromeó.

Sonreí —Lamentablemente el señor abrigo no se salvó de esta. —dije quitándomelo.

Entonces Robert comenzó a quitarse su elegante gabardina negra y me miró —Póntela, no tengo frío.

—Oh no, no podría...

—En serio, Dayce. No me molesta —me sonrió cortésmente— además se te ve mejor a ti.

Le sonreí de manera cariñosa mientras sentía que las mejillas me ardían y seguramente estaban del mismo marrón que el vino salpicado en toda mi ropa.

—¿Ves? Toda una supermodelo. —dijo él sonriéndome cálidamente.

—Gracias, Rob.

—No es problema.

La cita siguió su curso y hablamos de tantas cosas que sería imposible hacer una lista de ellas, pero sin duda la más remarcable fue lo mucho que las películas de 'Diario de una Princesa' significaban para todos los que crecimos en los 2000. Me llevó de regreso a casa y justo cuando estábamos en mi puerta...

—Oh, tu abrigo. —dije mientras comenzaba a quitármelo.

—Me lo regresas después, así tengo una razón para invitarte a una segunda cita... si eso te gustaría.

Sonreí cálidamente —Por supuesto, eso me encantaría.

—Bien, entonces nos vemos el próximo Sábado.

—Suena genial. Buenas noches, Rob.

—Descansa, Dayse.

—Avísame cuando llegues a casa.

—Lo haré. Tuve una noche increíble... —sonrió de nuevo.

—También yo. Buenas noches.

new year's day, 𝘵𝘢𝘺𝘭𝘰𝘳 𝘴𝘸𝘪𝘧𝘵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora