CAPITULO 11 Viimased y un encuentro sorpresa

1 0 2
                                    

Llegamos a Viimased, era una ciudad en desarrollo, sus habitantes construían sus hogares, llegaban cientos de barcos y miles de comerciantes a la ciudad, cuando desembarcamos varias personas notaron a Aimar, todos se quedaron viendo a Aimar y a su tripulación pues era una pirata muy conocida y buscada, ella simplemente siguió caminando pero varios caza recompensas se fijaron en ella, nosotros nos resguardamos en uno de los lugares de acogida de la ciudad, el viaje que tuvimos fue muy largo, así que todos fueron a descansar excepto Rost y el capitán Kumakaia quien se quedó cuidando el barco.

Rost salió del lugar y se dirigió a una pequeña taberna que estaba cerca del lugar quería beber un poco en aquella ciudad, la taberna estaba llena, muchas personas todos cantaban y disfrutaban Rost entro y pidió una botella de vino, pero cuando lanzo las monedas el hombre de la taberna lo miro y empezó a reír.

- Este lejos de tu pueblo soldado, acá no aceptamos este tipo de monedas – Dijo el cantinero de la taberna –

Rost se disponía a irse, pero un hombre que no conocía le pago su bebida y un par de rondas extras.

- No tengo como pagarte – Dijo Rost –

- Tranquilo, yo también vengo de una ciudad lejana y este hombre aun no entiende lo que es salir de su pueblo natal en busca de un objetivo

- Está bien, ¿Quién eres? – Le intrigo a Rost conocer la identidad de aquel hombre

- Soy una persona con un objetivo que cumplir, un sueño, conseguir lo que en algún momento el temor me quito, ¿Y tú?

- Un viajero que también tiene un objetivo 

Rost y aquel desconocido charlaron durante mucho tiempo y en un momento la conversación tomo un giro y comenzaron a hablar de los diges, muy pocas personas hablaban de eso sin embargo debido a todo lo que sucedía en el país y Saab destrozando los reinos por los diges era un tema que no se pasó por alto.

- Sigo sin entender por qué las anhela tanto – Dijo Rost –

- A que te refieres – respondió el extraño

- Saab, ese hombre, porque desea tanto esos diges, son piedras que tienen el poder de unir reinos, siendo tan insignificantes.

- Veras, no pienso igual, el poder de los diges no radica en su fuerza, sino en la voluntad de las personas que los junte, con esa voluntad se puede cambiar la voluntad de una persona y entre más diges "tenga" más puede cambiar la voluntad de una persona

- Así que de eso se trata... espera un segundo a que te refieres con tener los diges – Dijo Rost –

- Yo poseo uno de los diges – Dijo aquel hombre –

- ¿Tienes un dige? – Dijo Rost extasiado –

Para Rost aquel hombre era una esperanza tener tres de los cuatro diges significaría tener una gran ventaja sobre Saab.

- Puedes mostrarme el dige – Dijo Rost todavía incrédulo –

Ese hombre se levantó de su asiento llevo a Rost fuera de aquella taberna y le mostro que de su cuello salía uno de los cuatro diges, en específico el del "orgullo y el poder", el de verdad lo tenía el dige del reino del sur lo tenía aquel hombre

- Estas son buenas noticias – Dijo Rost contento –

- ¿Por qué? – Pregunto el desconocido -

- Veras un grupo de personas y yo estamos evitando que Saab junte todos los diges, ya conseguimos dos de los cuatro, pero si te nos unes el objetivo de ese hombre quedara frustrado– Dijo Rost –

- Veo que no comprendes, los diges tienen un poder que no entiendes, la voluntad de una persona que quiere los cuatro no se apaga, sino que domina a las demás voluntades a llevarlo a su deseo – Dijo el desconocido mientras tocaba el dige –

- De cualquier modo, sígueme te llevare con el grupo y les hablare de ti – Dijo Rost mientras le hacía señas al hombre para que lo siguiera –

Rost llevo a aquel hombre al sitio donde se hospedaría el equipo, sin saber que su pensamiento estaba cambiando poco a poco. 

La primera OdiseaWhere stories live. Discover now