Scream for me [Horrordust] [+18]

NIGHTMARE

Hagámos de cuenta que nunca pasaron tres años, y que nunca dejé este fic. Jo jo. 

He recibido los suficientes comentarios de personas pidiendome volver como para considerarlo. Y tras un par de tik toks y megalovanias, aquí estoy. 

Gracias por su apoyo a todos, solo quiero aclarar una pequeña cosita antes de empezar: 

Seguiré mi propio canon en cuanto a las historias que no habían finalizado al momento de escribir el fic, como Horrortale o la historia de Error y Blue de sus respectivos creadores, así como Dreamtale. 

Estoy segura y tengo fe de que los creadores los desarrollaron mejor de lo que yo lo haré en este fic, y tal vez algún día los termine de leer si efectivamente fueron terminados. Pero, mientras tanto, iré a mi bola. 

Me disculpo de antemano si esto molesta a alguien. ¡Hasta dentro de tres años! Okno. 

BTW. Usaré fanarts para separar los saltos entre perspectivas, fanarts de como veo a los personajes actualmente. Así de agradecida estoy por sus bellos comentarios <3

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Tic toc.

Reía, piernas sobre el espaldar del mueble, espalda sobre el lugar donde mi trasero debería estar. Sentado boca arriba las letras de un libro sin dueño corrían locuaces por mis cuencas.

Un estornudo surgió, y el polvo en el ambiente se revolvió como asustado.

"No tengan miedo, ¡Ellos ya no los pueden matar!" murmuró mi querido hermano a la nada, intentando apaciguar en un morbundo intento a los fantasmas a nuestro alrededor.

Tic toc.

"Como si los caminos familiares trazados en los cielos de verano pudiesen conducir tanto a las cárceles como a los sueños inocentes" leí en voz alta aspirando el tono a muerte en el aire, entre las páginas sin abrir hace años, entre los cuerpos envejecidos "¿Hacia donde me tomará el camino hoy, entonces?" Tiré el libro al aire, acomodé las gafas sobre mis ojos una vez más sin recordar a quién había pertenecido; pero qué más daba, hacia que leer fuese más fácil.

Me puse de pie de un torpe movimiento, y nuevamente el polvo a mi alrededor se movió revoltosamente. Últimamente el polvo parecía pegarse más a mi ropa, y mis pasos se hacían más lentos bajo el peso de mis pecados.

Que molestia.

Tic toc.

"¡Sans, hora de irnos!" habló mi hermano desde algún lugar. Su bufanda roja siempre al costado de mi visión.

"¿No dijiste lo mismo ayer?" observé los patrones de la bufanda que se ondeaba al viento, bailando en un movimiento familiar, enfermizo.

No. ¿En qué estaba pensando? Él era diferente. Él tenía que ser diferente de los demás.

Rocé mis dedos entre sí, sintiendo el polvo corroer mis huesos, el karma supurando mi alma al ritmo del arsénico.

¿Quién más podría soportar esta carga, si no era yo?

Pensé, y ese puto reloj...

Tic t...

Engranajes y tornillos volaron junto con ese irritante sonido. Observé la figura de mi hermano, buscando en algún lugar de sus muertas cuencas la adoración absoluta que en algún momento sentí por él. Esa misma adoración que me llevó a soportar el karma de cien cadáveres incluyendo el mío...