Conversemos.

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Tras su nombramiento como señor de la cima, tal como predijo su shidi, la reputación de Shen Jiu no hizo más que empañarse más y más, todo a pesar de los esfuerzos que él hacía por evitar cualquier situación problemática y las peleas que Shang Qinghua tenía todo el tiempo para intentar defenderlo de la estupidez de la que lo estuvieran acusando.

"Que digan lo que quieran, igual escondo un secreto peor" era el pensamiento con el cual se consolaba por las noches mientras intentaba convencerse a sí mismo de que no era el monstruo que todos creían, que todos juraban que era, agradeciendo al cielo haber aceptado esa oferta hace años, ya que la idea de enfrentarse a todo esto solo era por ocasiones abrumadora.

Aun si el ratoncito no podía ayudarlo demasiado, el contar con ese único amigo, además de sus shijies del burdel, y que lo cuidaba tanto como le era posible lo hacía feliz al punto de tener la certeza de que había confiado en la persona correcta esta vez, alguien bobo pero inteligente, que a pesar de su increíble ingenio para su trabajo seguía haciendo bromas tontas, como los dulces a base de leche y con forma de pescado que continuaban llegando a su cima de vez en cuando, como un simple recordatorio de esa broma privada que tuvieron y que los llevo a conocerse más.

Con esos días en mente Shen Qingqiu sonrió mientras seguía corrigiendo algunos de los escritos que quería publicar, las fallas y cosas por revisar de nuevo siendo subrayadas con diferentes tonos de tinta. Se encontraba escribiendo una nota en una orilla de la página cuando el ambiente a su alrededor se empezó a enfriarse, la escarcha que ya conocía bien se formó en el suelo, siendo la señal de que debía levantarse.

Aun no le agradaba del todo ser tan reverente a alguien claramente más joven, pero tampoco era ajeno a cómo funcionaba el mundo, sabía que él era un estratega y el demonio un futuro rey; pero aun con la certeza de esto, el infierno podía congelarse junto con su cabaña si se arrodillaba de nuevo en esta vida así el respeto que mostraba debería bastarle al chico.

—Es una sorpresa verlo por acá, señor. — Hablo Shen Jiu cuando el cuerpo se manifestó frente a él, la parte baja de su rostro cubierta por el abanico. En este punto la relación entre humano y demonio era relativamente cordial, aunque a Shen Jiu aún confiaba del todo en él— ¿A que debo el honor?

Los ojos celestes y fríos le observaron aun sin hablar, la mirada recorriéndole como si intentara medirlo, cosa que alerto al cultivador, la postura del humano tensándose un poco mientras recordaba donde estaba cada arma que podía usar para defenderse.

—Necesitamos hablar sobre Shang Qinghua— la voz del demonio, a pesar de sonar calmada, mando un ligero escalofrió por la espalda del cultivador.

Shen Jiu vio con curiosidad a Mobei Jun, y a pesar de que quería mantenerse calmado sus labios ocultos estaban tensos mientras la certeza de que no estaba equivocado acerca de las intenciones del demonio se asentaba en su mente. En realidad, tenía una idea de lo que iban a hablar, así que sin pensarlo acerco lentamente su mano a la empuñadura de Xiu Ya, al tiempo que bajaba su abanico, una sonrisa cordial antes de al fin abrir los labios

—Cierta parte de mí ya esperaba esto, a mi señor le gusta Shang Qinghua, ¿Cierto?

—Cierto. — la voz respondió tranquila, sin filo.

—Así que lo quiere, pero mi señor ha de saber que yo también, sé que usted no sedera pero yo tampoco lo hare— Shen Jiu habló con una calma que no sentía, su cuerpo estremeciéndose ligeramente por como el frio se intensificaba en la pequeña habitación. — Aunque sé que mi señor estará consiente de que aunque Shang Qinghua aún no se da cuenta, realmente también gusta de usted así que no puedo apartarlos...— "considero que tampoco cuento con la fuerza para hacerlo" completo en su mente, pero opto por no decirlo.

Be my queen / IceJiuPlaneWhere stories live. Discover now