Rosa pastel

242 36 45
                                    


Shang Qinghua tenía su escritorio absurdamente lleno de papeles, todos importantes, todos muy bien clasificados en el desorden más ordenado que alguien jamás podría inventar.
Si, quizás alguien lo podría tachar de ser ligeramente desorganizado, pero jamás podrían decir que no era de los mejores en su trabajo, el cómo lograba mantener a flote la estúpida secta que gastaba dinero como si creciera en los arboles mientras era espía de un demonio que paso de tratarlo como un saco de boxeo a llenar su cabaña con artefactos extraños que ya no sabía dónde colocar, era una prueba de su alta capacidad como líder de An Ding.

¡Lo que es más! En su vida pasada debió ser administrador, así quizás no estaría envuelto en esta novela de mierda, teniendo que aceptar ser un mensajero infravalorado.

Aunque, de no ser así, no podría ver al su estúpidamente lindo villano y a su rey... tsk, bueno, quizás tener citas de té con Shen Jiu y los más frecuentes regalos de Mobei Jun valían el esfuerzo... pero quitarse un poco de estrés de encima seria genial, quizás la posibilidad de poder escuchar música lo mejoraría todo; si tan solo pudiera convencer a Shen Jiu de tocar Shake it up de Taylor Swift o Evergreen de OnlyOneOf, aunque sería más fácil convencer a Mobei Jun de bailar que a Shen Jiu de tocar algo como eso...

La sola idea logro hacerlo reír, una risa que crecía sin darse cuenta como el frio de la habitación aumentaba poco a poco, la presencia del demonio manifestándose justo a tiempo para ver las mejillas sonrojadas por la risa y escuchar al carcajada insistente, que se detuvo casi de golpe al verlo.

Sus piernas apresurándose para levantarse antes de hacer una reverencia tardía.

—Mi rey... No lo esperaba

—Lo se, te traje algo

Y mientras Shang alzaba las manos en espera de un pergamino con una misión, un trabajo o algo por el estilo, una cinta bellísima se depositó en sus palmas aun cubiertas de tinta, los ojos alzándose confundidos antes de centrar su mirada en la seda. Parecía celeste a primera vista, pero si la movía ligeramente, la luz le daba toques de un azul brillante como el de la capa de su rey, y si dejaba que las sombras la tocaran un poco más, el color se tornaba en uno similar al de las capas que siempre usaba Shen Jiu.
Una sonrisa suave se depositó en los labios del autor, mientras intentaba recordar a que esposa del harem Luo Binghe le había regalado algo como esto, distrayéndose el tiempo suficiente para que Mobei Jun le quitara la tela de las manos aún abiertas.

Y la realidad se estrelló contra él como un bale de agua helada, ¡Claro que no era para él! Quizás incluso la había manchado... trago el repentino y absurdo nudo en su garganta ¿Por qué estaba molesto? Siempre había sido tratado así, entonces ¿Qué era lo que le sorprendía?

Quizás todo había sido tan tranquilo últimamente que se había olvidado de su realidad, solo estaba intentando evitar su propia muerte a manos de Mobei Jun y la de Shen Jiu a manos de Luo Binghe , no es como que ahora fueran cercanos, ni que...

Los pensamientos erráticos del autor se detuvieron un segundo al sentir las manos frías desatando el moño de su cabello... tal como había hecho el Mobei Jun de su novela original antes de insultar a su producto original y matarlo; sus piernas casi pierden completamente su fuerzas, pero la suavidad del contacto no se ajustaban con sus recuerdos de la brutal escena, por lo que se forzó por sacar las palabras atoradas en su garganta.

— ¿Mi rey?...

— ¿Si?

— ¿Qué hace?

Mobei Jun le vio con ojos que no le transmitieron nada, la mirada tranquila, sin mayor emoción antes que la mirada se suavizara en lo que pareció un recuerdo.

—Cierto, siéntate.... Por favor

Lo último salió como si al inicio lo hubiera olvidado, pero el tono era suave, por lo que obedeció casi por reflejo, la respiración aun un poco acelerado, hasta que lo que reconoció como dientes de un peine empezaron a acariciar su cuello cabelludo, un suspiro atrapado en su pecho, intento mover la cabeza, pero la mano firme del demonio le hizo quedarse quieto.

—Puedes seguir trabajando, solo no te muevas mucho.

Y el cielo sabe que el autor lo intento, que se esforzó porque su mente se volviera a concentrar en los números que ahora parecían danzar frente sus ojos al mismo tiempo que los dedos fríos se deslizaban por su cabello y acariciaban su cuello. Tras un momento, su respiración se terminó acompasando con la que escuchaba a sus espaldas, su boca se secó como si estuviera atrapado en un desierto y no justo frente a quien podía helar una habitación entera solo con su presencia, y sus labios traidores casi lo obligaban a soltar una broma, pero se negaba a romper el extraño embrujo que parecía haber encantado su pequeño hogar.

Los minutos pasaron, como una suave canción, sus mejillas teñidas de un ligero tono carmín, y las palabras en su cerebro siendo ahora poco más que un enredo sinsentido, cuando sintió un último tirón un poco más fuerte en su cabello, escucho lo que sonó como un sonido satisfecho y la presencia tras él se movió, junto con el sonido de pasos.
Shang Qinghua volteo aun un poco aturdido, a tiempo para ver a Mobei Jun acercarse ahora con un espejo, y una muy suave sonrisa en los labios delgados.

—Aprendí hace no mucho... es necesario que uses cosas más adecuadas, no deseo que te desprecien.

Y aunque las palabras parecían dichas sin mayor cambio en el tono o ritmo, Shang Qinghua casi se levanta de un salto, feliz por como la tela se veía tan perfecta envolviendo su cabello, que aunque solía verse un poco descuidado por su prisa todas las mañanas ahora parecía caer con un brillo precioso que solo se acentuaba más con la seda, los ojos brillantes se alzaron para poder ver al demonio, que le observaba con ojos tranquilos y casi... amables, y no pudo evitar reír.

—Gracias, mi rey, no tenía que...

—Quería hacerlo, mereces cosas lindas.

—Yo...

—Las mereces... y me gustaría dártelas.

Y Shang Qinghua sabía que esas no eran palabras que su rey le diría a un espía en su novela, Mobei Jun debía desconfiar de él, quizás incluso despreciarlo por ser humano, pero esos ojos azules se veían tan carentes de ira o de hostilidad, que solo calló los pensamientos, diciéndose que lo analizaría después, y sonrió antes de desviar la conversación a su próximo plan para que el palacio Huan Hua se hundiera más rápidamente.




۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵۵

Rosa pastel, porque ahora ando de envidiosa leyendo el romance, aun si fui yo quien lo escribió xD

MBJ viendo que cuando corteja a sus cultivadores con regalos y no con golpes ellos se ponen felices: :o

Be my queen / IceJiuPlaneWhere stories live. Discover now