Una suave melodía

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Shen Jiu descansaba en uno de los pocos lugares tranquilos de su bosque de bambú, donde los pequeños escandalosos no llegaban, su postura relajada mientras el guqin sobre sus piernas dejaba escapar una suave melodía gracias a los dedos delgados que rascaban las cuerdas con paciencia, el rostro en calma, su mente envuelta por el ambiente y las notas dándole un escape a las emociones que por momentos lo abrumaban.

Un tarareo suave escapo de sus labios de manera inconsciente, una de las canciones ligeramente rojas del burdel que frecuentaba huyendo de su boca, pero el tono coqueto que sus amigas solían usar fue cambiado por uno más melancólico, y en ese estado mental, las horas pasaron breves como un suspiro, el sol ocultándose lentamente dejando que el calor partiera con él.

El clima tibio de la cima enmascaro perfectamente el frio que solía acompañar la llegada del demonio de hielo hasta que su cuello se erizó debido a la presencia que apareció tras su espalda, sus labios cerrándose mientras sus manos se alejaban del instrumento dirigiéndose al mango de su espada casi por reflejo, el cuerpo tenso y la respiración atrapada en su pecho.

—No pares— la voz de Mobei Jun sonó suave, más una petición que una orden, y aunque Shen Jiu dudo por unos segundos al final las manos delgadas volvieron al instrumento con un suave temblor por el cual las notas al inicio salieron tensas para luego volver al ritmo tranquilo inicial.

El suave tarareo tras un rato se reanudó, la voz limpia abandonando los labios tensos casi como un desafío, como una prueba de que no dejaría que su espíritu se amedrentara solo por su presencia, sin embargo, contrario al primer pensamiento del cultivador, el demonio resulto solo un espectador silencioso que no parecía interesado en interrumpirle, o al menos eso pensó hasta que lo sintió acercarse. Shen Jiu se tensó un poco cuando el ligero murmullo de la hierba a sus espaldas le indico que el futuro rey se había arrodillado o sentado tras él.

La música se detuvo de nuevo cuando las manos frías comenzaron a pasar por su cabello, rozando su cuello y tocándole con una extraña suavidad y el nerviosismo fue trepando por su espalda como una enredadera asfixiante, el impulso de buscar su espada siendo una voz constante, su mente gritándole que no fuera ingenuo y se preparara para la pelea mientras el recuerdo de la voz de su shidi le pedía que se calmara; al final, consiguió el temple necesario para respirar profundamente y girar un poco su rostro.

—¿Podría, mi Señor, decirme que hace?— preguntó, luchando por no moverse, aun si su postura se había vuelto tensa, su voz manteniéndose educada aunque en el fondo de su corazón solo quería insultarlo y alejarse del tacto frio.

—Escuche que esto es parte del cortejo humano, sigue tocando, Shen Qingqiu.

—No necesita cortejarme, yo sé que...

—Solo sigue tocando— pidió el demonio mientras las manos sujetaban con suavidad los mechones de cabello negro y largo, deshaciendo los nudos casi inexistentes antes de comenzar a peinarlo— por favor...

El cuerpo de Shen Jiu siguió tenso y quieto por unos segundos, hasta que se recordó a sí mismo la importancia de mantener una relación armoniosa si quería poder vivir un futuro pacifico con el ratoncito; pero, a pesar de que su parte lógica le gritaba que debía calmarse, su cuerpo seguía inusualmente rígido, por lo que al inicio termino casi obligando a sus manos a tocar de nuevo y solo fue a medida que el tiempo paso que sus dedos fueron marcando un patrón suave y delicado y al final su cuerpo se relajó también.

Aun veía al demonio como una amenaza, pero sabía que en caso de quererlo el tipo realmente no necesitaba atacarlo por la espalda o con una trampa para herirlo, por lo que era poco probable que esto fuera solo una treta.

Tras un rato, la voz del erudito volvió salir, esta vez más que un murmullo fue una canción suave, triste y delicada; la voz del erudito saliendo cargada de sentimientos mientras contaba una historia sobre el desamor y la oportunidad de volver a sentir afecto, una historia sobre un nuevo comienzo.

Las manos frías que acariciaban su cabeza y luego su cuello lo hacían pasar por momentos de relajación y tensión intercalados que empezaban a marearlo un poco, la punta de sus orejas de un ligero tono rosa. Aun no entendía bien por qué el demonio parecía querer cortejarlo también, pero en el fondo, sentirse apreciado por alguien además del ratoncito y sus jiejies era agradable, por lo que aun contra su buen juicio no se opuso del todo a la idea, más tomando en cuenta que las manos frías lograban relajar un poco los músculos tensos de su cuerpo.

—Quiero amarte también

La oración se dejó caer sin mayor preludio, impactando profundamente en la mente del erudito que detuvo bruscamente la melodía con una nota que sonó demasiado seca y fuerte.

Shen Jiu no se movió, el cuerpo rígido a pesar de las manos que le tocaban los hombros con suavidad.

—¿Amarme?— La palabra salió ligeramente entrecortada con un tono inusualmente agudo, el cuerpo tenso volteándose poco a poco, mostrándole a Mobei Jun la expresión más real que había visto hasta el momento en el rostro de muñeca— no es necesario, con que nos llevemos bien...

—No, no quiero solo llevarnos bien, Shen Qingqiu, quiero amarte y que me ames también.

La expresión de Shen Jiu se descompuso aún más si es que era posible, los labios ligeramente separados y los ojos muy abiertos antes de que se recompusiera.

—Yo amo a Shang Qinghua— afirmo, sin titubeo

—Yo también

—¿Entonces?

—Él quiere a los dos ¿Por qué nosotros no podríamos?

—No es igual, yo...

—Shen Jiu, basta, esto no va a funcionar si los dos solo orbitamos alrededor de Shang Qinghua, necesitamos más que solo tolerarnos.

—Yo...

—No te estoy presionando, te estoy contando cual es mi intención, es decisión tuya que hacer sobre esto, no te voy a presionar.

Shen Jiu se quedó quieto, el rostro del demonio frente a él tan serio como siempre, pero podía percibir a la perfección una emoción que antes no sentía, una anticipación en el fondo de su pecho que hizo sus latidos acelerarse un poco.

—Bien... yo, veré que puedo hacer sobre ello.

—Bien

Y Shen Jiu solo esperaba que el demonio desapareciera, pero la presencia siguió ahí un rato más, en silencio, solo esperando hasta que Shen Jiu siguió tocando, sin marcharse hasta que el sol terminó de desaparecer tras las montañas y el viento acaricio el cabello negro, revolviéndolo de nuevo.

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Quiero dar lo mejor para que esta relación sea linda, así que disculpen si demoro un poco.

Gracias por leer.

Be my queen / IceJiuPlaneWhere stories live. Discover now