Capítulo 3

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Fantasma con derechos

Atenea Morelli

Domenico, Adriano y yo estamos desayunando en el jardín, cada uno se mantiene entretenido en sus labores, yo leo el periódico, mientras Domenico y Adriano discuten sobre temas de la mafia, a tempranas horas de la mañana no me gusta hablar de trabajo, eso se lo dejo a ellos que parecen burros de carga, trabajan todo el día sin parar.

― Señorita, el abogado Francini la espera en la puerta.― la joven del servicio, se acerca a darme el comunicado.

― Hazlo pasar y ven con él por si se le ofrece algo de desayunar.― pico un kiwi con el tenedor y lo llevo a mi boca.

El abogado Francini entra al jardín vestido formalmente, lleva en una de sus manos un maletín del mismo color de su traje, algo peculiar de él, es que lleva un maletín de acuerdo al color del traje que viste.

― Buenos días, señorita Morelli.― extiende su mano, la tomo y le indico que tome asiento frente a mí.

― Agradezco la visita Francini, antes de empezar ¿Gusta algo de desayunar?― cierro el periódico y lo dejo a un lado sobre la mesa.

― Un poco de jugo estaría bien.― la joven del servicio asiente y se acerca a servirle un vaso de jugo, cuando termina se retira dejándonos a solas a todos.

― ¿Y bien? Espero que haya venido con buenas noticias, es lo único que necesito en estos momentos.

Domenico y Adriano solo escuchan mi conversación con el abogado, ninguno de los dos dice nada.

― Creo que le traigo una muy buena noticia.― sube su maletín sobre la mesa.

Cruzo mis piernas y observo cada uno de sus movimientos, saca varios papeles del maletín, los deja frente a él.

― El escenario es todo suyo.― dejo caer mi cuerpo en el espaldar de la silla para descansar.

― Hace diez años, cuando supuestamente usted falleció, Artemisa y Alessandro contrajeron nupcias, al comprobar que usted no está muerta, ese matrimonio queda totalmente anulado y usted queda como la única y legítima esposa.― mis tripas se retuercen de solo pensar que sigo siendo la esposa de esa rata asquerosa.

― ¿Y eso para usted es una buena noticia?― pregunto confundida, para mí resulta todo lo opuesto.

― Ahora voy a darle la buena noticia.

― Pues eso espero.

Saco un cigarro y lo meto en mi boca sin encender.

― Al año de la supuesta boda de Artemisa y Alessandro, Artemisa comenzó a realizar muchas compras de bienes y raíces, la muy tonta los puso a nombre de Alessandro y el señor para evadir impuestos y la ley, pues hizo un traspaso, lo que quiere decir que esos bienes actualmente se encuentra a su nombre.― me extiende los papeles.

― ¿Cómo? Sigo sin entender, ¿Por qué iba a evadir la ley?

― La justicia duró años investigándolo, pues su empresa no estaba dando buenos resultados económicos, no había forma de que justificara todos los bienes que había comprado junto a Artemisa, por eso se le ocurrió la brillante idea de ponerlos a tu nombre.

― Pero lo que él no sabía es que yo estaba con vida.― ahora mi bombillo comienza a encenderse.― ¿Él puede volver a recuperar esos bienes?

― Aquí es donde viene lo maravilloso de todo esto, no hay forma de que esas casas vuelvan a ser suyas, las puso a tu nombre, ante la ley eso es un regalo, nunca hubo un acuerdo ni papel firmado, no hay manera de que gane un juicio o de que te lo quite, aparte de que nunca declaró ante la ley que esos bienes eran suyos.― toma el vaso de jugo.― Si hace eso, puede hasta ir a la cárcel por evasión de impuestos y engaño a la justicia.

Sed de venganzaWhere stories live. Discover now