Capítulo 11

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Evoluciones

Atenea Morelli

Despierto con dolor en el cuello, he pasado toda la noche sentada en el hospital a la espera de resultados, observo el reloj que se encuentra en la pared, son las seis de la mañana. Dania duerme cubierta con un abrigo, Artemis está en el suelo durmiendo con la cabeza hacia atrás y Adriano viene caminando hacia mí.

― ¿Dónde estabas?―

Toma asiento a mi lado.

― Fui al baño, el aire acondicionado está tan frío en este lugar, tuve que ir a orinar.

― Mi cuello duele bastante.― llevo las manos hacia mi cuello para tratar de aliviar el dolor.

― Me quedé toda la madrugada observando como dormían, no pude hacerlo, esos asientos son muy incómodos.

Me levanto para estirar mi cuerpo, todavía sigo cubierta de sangre, debería ir al baño y por lo menos lavar mis manos para quitar la sangre que tengo en ellas.

― Iré al baño a lavarme las manos, al igual que la cara.

― Mejor ve a la casa y toma una ducha, necesitas hacerlo, sé que ese vestido al igual que los zapatos te están matando.

― No quiero irme y dejar a Domenico solo.

― Solo no va a estar, yo y Artemis estaremos al pendiente de él.― mira en dirección hacia donde se encuentra mi hermano durmiendo placidamente.

―Hasta que no salga un doctor a decirme que se encuentra bien, no pienso moverme de aquí.

Niego, no quiero moverme de aquí bajo ninguna razón, siento que si me voy lo estoy abandonando.

― Hagamos una cosa.― se levanta y me toma de las manos.― Estarás aquí hasta medio día, luego irás a darte un baño.

Asiento, deseo darme un baño, la sangre seca me molesta en todo el cuerpo, pero si me voy no estaré tranquila, deseo hacerlo cuando sepa que está fuera de peligro.

― ¿Puedo irme contigo? Deseo cambiarme de ropa y comer algo.― Dania nos mira a ambos en espera de una respuesta.

― Si quieres vete ahora, mis hombres te llevarán.― sugiero, se levanta tomando el abrigo que la cubría.

―Está bien, nos vemos en un rato.

― Debiste ir con ella.― Adriano toma asiento y mira hacia la puerta que tenemos en frente.

― ¿Quieres un café?― pregunto para qué cambiemos de tema o de lo contrario no se calla hasta que lo obedezca.

― Tengo tanta cafeína en mi cuerpo, que siento que me estoy volviendo loco.

― Buscaré café para mí y Artemis.

No dice nada, camino hacia la máquina de café, entro unas monedas y enseguida veo como el líquido marrón cae en un vaso, cuando termina de llenarse lo tomo y coloco otro vaso para que haga el mismo procedimiento.

Vuelvo con dos vasos de café en la mano, Artemis ya se encuentra de pie, mira la ciudad por el enorme ventanal, Adriano está a su lado viendo en la misma dirección, me detengo al lado de Artemis y le extiendo un vaso.

― Traje algo para que no tengas el estómago vacío, las máquinas expendedoras solo tienen dulces.

― De todas formas necesito el café.― toma un sorbo a gusto.

Sed de venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora