Confusiones.

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Su aliento se sentía caliente, me hacía temblar, mi respiración estaba agitada, estaba en shock. Por qué Tom estaba de esa forma, su cambio de humor me asustaba.

Su mirada pícara escaneaba mi rostro, miraba cada parte de ella. Parecía disfrutar mi cara de confusión.

Su agarre era fuerte y firme me impedía separarme de él. Trataba de quitar su mano de mi cadera pero no lo lograba, este la agarraba aún más fuerte.

— ¿Por qué nunca me diste una oportunidad Kate?

— ¿De que hablas Tom?—. Pregunté. La confusión carcomía mis pensamientos.

— Me gustas... mucho—. Fue su única respuesta.

Me mantuve en silencio, estaba más roja que un tomate. Me negaba a preguntar algo más que me confundiera.

Después de unos segundos Tom me soltó, no la pensé dos veces y me alejé de él. No me giré para verlo, solo camine...

Después de unos minutos llegue a casa, estaba a sólo pasos de entrar. Tom no estaba por ningún lado, supuse que venia aun mas atrás que yo.

Me acerque a la puerta y entre a la casa, tratando de no hacer ruido me encerré en mi habitación. Todo era silencio. Mire el reloj que estaba cerca de mi mesa de noche y vi que eran las 2:43 a.m.

Me eche a mi cama y cerré los ojos rogando para qué ese hiciera de día rápido. Me urgía irme a casa. Definitivamente estas vacaciones fueron muy confusas.

[....]

— ¡Kate!

Los rayos del sol entraba por la ventana. No podía abrir los ojos por el sueño.

— ¡Kate!

— ¡Que!—. Susurré para mí.

— ¡Despierta! Se nos hará tarde.

Mierda. ¡La maleta!

Mis ojos se abrieron por el recuerdo de mi maleta en alguna parte de la habitación y de mis cosas regadas por todos lados.

Me levante apurada. Georg parecía asustado a mi movimiento, estaba comiendo un plato de cereales muy tranquilo mientras se sentaba en mi cama.

Yo me apure en buscar mi maleta mientras agarraba cada cosa regada por el suelo
Georg se ahorro sus comentarios al ver como tropezaba con cada cosa tirada.

— ¿Por qué no la hiciste anoche?—. Preguntó dando un gran bocado a su cereal.

— Larga historia—. Susurré mientras que los recuerdos de anoche llegaban a mi mente otra vez.

No tenía idea de por qué me sentía así, eso era algo que deseé mucho tiempo pero ahora que lo estaba viviendo, simplemente me sentía....extraña.

—¿Y los demás? ¿En donde están?—. Pregunté mientras aventaba todo en mi maleta.

— Desayunando.

Asentí en silencio.

— De acuerdo. Gustav me dijo que viniera a avisarte para desayunar así que, no lo hagas esperar—. Camino hasta la puerta y se detuvo— ¿Estas bien?

Asentí.

— Okey. Te esperamos en la cocina—. Sin más que decir salió de la habitación.

Salí de mi habitación, pidiéndole a Dios qué Tom haya terminado primero. Me negaba a despreciar el desayunó que Gustav me preparo.

Cuando llegue al comedor pude ver a los cuatro desayunando mientras reían. Me senté en él lugar vacío que estaba a lado de Bill ignorando las miradas que lanzaba Tom que para joderme más el desayuno, estaba en frente de mí

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