Prefacio

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POV. Alex Hamilton

Seis meses atrás...

- Señor Hamilton ya están todos preparados para leer el testamento de su padre- me informa mi mayordomo asomando la cabeza en el que era el despacho de mi padre y de todos los Hamilton.

La mansión se siente vacía con su ausencia y a la vez tan llena con su recuerdo. El gran Alexander Hamilton, mi padre, nadie pensaría que un tumor a nivel de su cerebro se lo llevará tan rápido de mi vida. Aún cuando todos esperábamos su muerte desde que le diagnosticaron seis meses de vida, era un eufemismo, porque en realidad nadie está preparado para la muerte ni para ver a sus seres queridos partir.

- ¿Señor?- habla de nuevo el hombre en la puerta sacándome de mis pensamientos y asiento levantándome como un robot para seguir sus pasos hacia la gran sala, dónde aún me parece ver el fantasma de mi padre.

Ni si quiera sabía que guardaba un testamento, nunca me dijo nada a pesar de ser su único hijo y heredero. Aunque a mí madrastra que es quince años más joven que mi difunto padre, este último acontecimiento le dió esperanza.

Figuer Hamilton sabía bien que si dependía de mí le quitaría hasta el apellido por interesada. Ni si quiera sé cómo mi padre se casó con semejante vivora oportunista.

Por suerte yo lo había convencido de hacerle firmar un contrato prenupcial antes de las nupcias.

Para mí fue una sorpresa cuando el abogado de mi padre pidió que ella también estuviera presente para la lectura del testamento.

- Buenas tardes- saludo y le extiendo la mano al abogado cuando lo tengo de frente.

En total somos como cinco, contando al chófer de mi padre, mi nana, Figuer , el abogado y yo.

- Alex- saluda la viuda de mi padre vestida de todo menos de luto con sus extensiones rubias, vestido escotado rojo y labios del mismo color que a nadie le pasa desapercibido.

- No estoy tan encantado de verte- suelto sarcástico dándole mi mayor mirada de repulsión que se que ella nunca entendería en ese mínimo cerebro.

El abogado de la familia se aclara la garganta interrumpiendo nuestra guerra para pedirnos que tomemos asiento para comenzar la lectura.

- Como les decía el señor Alexander Hamilton en su plena facultad de vida dejo testificado su última voluntad en el presente documento que les leeré.

El abogado comienza la lectura y es como sintiera la voz de mi padre en cada oración. Definitivamente es todo obra de él, cuando le deja una de nuestras propiedades a mi nana la cuál se le aguan los ojos y le doy una media sonrisa para tranquilizarla. Muy el contrario a la reacción de Figuer que exclama horrorizada pero no dice ni una palabra dejando que el hombre continúe hablando. Nuestro chófer es premiado con dos de los autos clásicos que dejó papá.

Cuando llega el turno de Figuer se retuerce esperando una buena tajada como la clara oportunista que es.

- Para mi querida esposa he dejado la casa de campo que utilizaba con su amante...- el abogado tiene que tragar para continuar la lectura.

Y yo aprieto los labios para no reír descanso que mi papá estuviera vivo para felicitarlo.

- ¡Esto es un blasfemia!- chilla mi ex madrastra indignada con su rostro rojo de la ira.

- Por favor señora sigamos con la lectura- pide nuestro abogado y asiento en su dirección.

Figuer por fin decide considerarlo y de sienta pensando que habría algo más.

Pero después de eso el testamento se dirige a mi como único heredero de todo su fortuna.

- Hamilton estará en las manos de Alex, mi primogénito y mi legado. Siempre que cumpla con la cláusula de un pacto sellado por mi padre antes del nacimiento.

De no cumplir toda mi fortuna incluyendo las propiedades, autos, islas, pasarán a donación del gobierno.

Sin excepción de ninguna.

Las palabras de mi padre nos dejan a todos sin aliento, más a mi que al resto. Nunca me espere algo así.

- ¡Esto es una vil y baja blasfemia!- vuelve a chillar Figuer rompiendo el silencio.

Yo no sé qué decir, así que me levanto interponidndome entre la mujer y el abogado. Después de todo el no tiene la culpa.

- Vete de mi casa Figuer- espeto en su cara con voz dura.

- ¡No me puedes hechar de aquí Alex!. Soy tú madrastra.

- Hay por Dios- le hago un gesto al chófer que la escolte fuera pero ella se niega.

- Esto no se quedará así- me amenaza antes de salir dando golpes con sus tacones con sus típicas rabietas.

Nona me deja solo con el hombre tras de mí entendiendo mis intenciones y lo agradezco.

- Lo siento mucho señor Alex, yo apenas sabía de esto para mí también es una sorpresa, su padre era completamente impredecible.

- No te preocupes Igor, sé el carácter que tenía mi padre. Pero esto no me lo esperaba. Un pacto, parece cosa de época,- suelto un poco sarcástico aunque es lo que menos se necesita en esta situación.

¿Quién llamaría pacto a un matrimonio concertado entre dos desconocidos?

- Eso es lo que hay- me entrega una copia del testamento que tomo inseguro- Aquí hay otra carta con todos los detalles de tú prometida, tienes seis meses desde aquí para casarte o todo pasará al gobierno.

Asiento tomando el otro sobre y despidiendo al abogado para quedarme yo solo en mis pensamientos.

Seis meses o perderlo todo.

Parece una broma del más allá de mi padre.

Curvas PerfectasOnde as histórias ganham vida. Descobre agora