8- Anillos

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Alex Hamilton

Voy directo a mi habitación con mi amigo pisandome los talones. Ni si quiera le dirigí una palabra cuando me abordo en la sala con rostro burlón.

Sacudo mi cabeza con cada escalón que mis pies toman tratando de borrar ese vestido blanco de mi mente. Nunca me han gustado las chicas rellenitas, jamás me había detenido a mirar a una y aquí estoy admirando la forma en que cada curva llenaba ese vestido de bolandas blancos dándole un aspecto inocente a esa descarada abejita. Y esas tetazas balanceándose en ese escote tan a la vista, al ritmo de su respiración agitada cuando me acerque.

Mi intención era tomar la carpeta y entregársela como un profesional. Pero ver su rostro y la forma en la que reacciono cuando entre a la habitación me obligaron a acercarme un poco guiado por mis impulsos masculinos y mi polla que se moría por ver más de cerca si llevaba sujetador y que modelo sería.

Por Dios

Debo parar, solo soy su jefe y la chica es una interesada.

Debo grabarmelo en la cabeza. Al igual que sus padres que aceptaron una gustosa cantidad que la transferí está mañana por el matrimonio.

- Detente Alex- la voz de Countornin me detiene ya cuando estamos dentro de mi espacio personal - ¿En serio piensas hacer esto?

Asiento

- Es la única manera ya te explique mi padre lo dejo bien en claro.

- ¿Pero y Clara.?

Mierda ni si quiera había pensado en eso. Yo y Clara llevamos una relación algo extraña hace cinco años nada formal, pero aún es mi novia aunque muchos no lo saben solo mi amigo ya que para el mundo ella solo es la mejor modelo de la compañía.

- Le explicaré -

- Si como digas - se burla y le lanzo una de mis almohadas.

- Mejor lárgate y más te vale mantenerte a cien kilómetros de mi esposa .- le advierto antes de que me deje solo pero justo antes hacerlo se gira y me guiña un ojo antes de decir.

- Falsa esposa.- y cierra la madera riendo.

- Maldito imbécil - gruño entrando a ducharme para luego vestirme e ir a la empresa que tengo muchas reuniones programadas con el lío del concurso.

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Mi día continúa como siempre y eso es un alivio. Todo sale bien, reunión tras reunión. Hasta que mi secretaria me anuncia la visita de mi ex madrastra la cual lucha para entrar a pesar de mi negativa para verla.

- ¡Hablaré contigo quieras o no maldito ingrato!- chilla entrando con sus tacones a mi oficina mientras mi secretaria intenta dejarla afuera en vano.

- Perdón señor, ella...- se disculpa la mujer- ahora mismo llamo a seguridad.

- No te preocupes yo me encargo- me levanto ordenandole a la secretaria que nos deje solos.

El rostro de Figuer permanece rojo de la rabia del color de su vestido y sus labios. Acercándose hacia mi escritorio con sus ondas moviéndose como la serpiente que es.

Curvas PerfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora