11- Competencia de Testosteronas

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Berli Adams

No lo puedo creer, yo la nueva imagen del concurso. Voy a modelar, no sé si gritar, reír o pellizcarme porque esto seguro es uno de esos sueños crueles dónde ese idiota puede estar burlándose de mí y eso sería muy cruel de su parte.

Salgo tan aturdida de su oficina que ni si quiera sé por dónde voy cuando me chocó con un pecho que parece de piedra y me derrama el café encima.

- Mierda, arde- comienzo a saltar y a hechar aire con mis labios queriendo calmar el picor en mi piel observando con horror como la blusa es un desastre, lo cual me recuerda que tengo mala suerte con los cafés en esta empresa.

- Perdone señorina - me habla un tipo con acento italiano tratando de llegar a mi con unas servilletas, vestido con un perfecto traje hecho a la medida y unos ojos que me recuerdan al chocolate.

Al punto que me distraigo, muriendo en mi las palabras de reclamo.

- ¿Señor Lorenzo tuto bien?- interviene la secretaria de Alex acercándose y tendiendome más servilletas, así como un vaso de agua fresca que sin pensarlo lo vierto en la zona de la piel que arde haciendo que el italiano ría.

- No se preocupe, dígale a Alex que en seguida estoy con él. Debo ayudar a la señorina- me señala caballeroso haciendo que mis mejillas ardan ante su atención.

Nunca un hombre me había tratado así con tanta galantería y caballerosidad.

Lo que me recuerda las palabras de Ashley está mañana en la Universidad.

"Eres una maldita gorda asquerosa. ¿En serio creías que te elegirían para ese concurso?- pobre ilusa- Incluso el CEO o cualquier hombre se fijaría en tí y en esas bolas de grasas que sobresalen en tus caderas"-

La ira en sus palabras una por una es difícil de borrar, después de tantos años escuchando lo mismo y con el miedo de acercarme al sexo masculino.

- Señorina, déjeme presentarme - la voz cantarina del italiano me trae al presente cuando tiene su mano estendida hacia mí, mientras la secretaria de Alex se aleja mirándome con mala cara y ni si quiera sé por qué - Mi nombre es Lorenzo Place y usted bella dama.

"Bella yo"- sus palabras hacen que mi corazón se acelere, incluso más cuando me guiña uno de sus ojos, anunciando que efectivamente está coqueteando conmigo.

Debería decir algo, pero mi cabeza está entre el chock y atrapada en cierto CEO que deje tras esa puerta que estoy confundida.

Momento justo en que se abre la puerta y la voz de Alex se roba toda la atención.

- Lorenzo- suelta acercándose en modo saludo y me enderezó en el lugar mientras el italiano lo abraza en modo saludo.

Y Alex hace algo fuera de la inusual que nos toma a todos de sorpresa incluso hasta mí cuando me jala de manera posesiva hacia su costado, con su mano en mi cintura y no me da tiempo si quiera apartarlo.

- Veo que ya conociste a mi esposa.

Joder, pero qué le pasa.

Le doy una mirada a Alex que evita como diciéndole qué que carajos hace. Pero me aprieta aún más contra si como un hombre de las cavernas posesivos.

- Ah, tú debes ser Clara? - dice el Italiano cambiando su voz a algo más seria.- Pero no me dijiste nada de la boda.

Quiero negar y decir mi nombre pero Alex no me deja hablar ignorandome.

- Ya sabes todo fue deprisa, el amor- se ríe de manera exagerada y quisiera golpearlo. - No te tenías que ir cariño? - se dirige está vez señalandome disimuladamente hacia el ascensor para que el italiano no lo vea.

Curvas PerfectasWhere stories live. Discover now