cap 8

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La abuela de quién me está defendiendo

Ángela sacó pecho y se alejó de Nancy, que estaba tratando de detenerla.
No estaba nada convencida y se encaró con Winnie irritada. "¿Qué quiere
decir? ¿Que Álvaro quiere despedirme? ¡De acuerdo! Renunciaré. Es sólo
que Álvaro siempre aparece cuando empiezo a charlar con alguien. ¡No es
más que mala suerte! Yo... Yo... ¡Me iré ahora mismo!"
Había varias enfermeras escuchando cerca de la puerta. Todas estaban
aturdidas debido a lo que estaba sucediendo en la oficina. Nunca habían visto
a alguien tan valiente como para defender su posición de modo que ella lo
hacía. Ángela era tan audaz que se había atrevido a hablarle a Winnie de esa
manera...
Ángela no tenía objetos personales que empacar puesto que sólo llevaba ahí
dos días. Después de quitarse la gorra de enfermera y arrojarla a la mesa,
rápidamente salió corriendo de ahí.
Ella verdaderamente lamentaba haber venido a este hospital. Este lugar sólo
le había causado problemas. Ella podía haber tomado exámenes de posgrado
o haber sido tomado empleo en el Hospital Privado de Chengyang.
Caminaba tan rápido que sin querer golpeó a un hombre que acababa de salir
de la sala... y ese hombre no era otro que Álvaro. ¡Vaya que sí tenía mala
suerte!
"¿Qué sucede contigo? ¿No ves por dónde caminas?" Como sea, a ella ya no
le importaba. Había renunciado y ya no era una empleada de ese hospital, así
que no tenía que ser educada con él.
La cara de Álvaro estaba totalmente sombría, pero Ángela resopló furiosa y
caminó hacia el ascensor antes de que él pudiera hablar.
"¡Alto ahí!"Ella se dio vuelta con impaciencia y dijo:"Lo siento, Sr. Gu. Ya no soy
enfermera del Hospital Yao y me iré ahora mismo. ¡Es un alivio para mí no
tener que ver más su cara poca amigable!"
... ...
El Departamento de pacientes hospitalizados VVIP siempre había sido un
lugar tranquilo, pero parecía estarlo todavía más después de lo sucedido. La
situación se estaba tornando incómoda.
Ángela se dio cuenta de lo que había dicho y cerró la boca de inmediato, y al
presionar el botón del ascensor reflejaba culpa en sus ojos. '¡Que suba el
ascensor, que suba rápido!' pensó para sí misma.
Después de entregarle los casos a su asistente, Álvaro se le acercó con
disgusto.
Echando un vistazo a la figura alta y fuerte que se le acercaba, Ángela se
sintió tan ansiosa y nerviosa que decidió correr a otra sala, pero no logró
escapar a pesar de que corrió muy rápido. Llegó al final del pasillo y este se
convirtió en un callejón sin salida.
Se dio vuelta sin poder hacer nada, y Álvaro ya estaba de pie detrás de ella.
Con las manos en los bolsillos, la miraba sin expresión en la cara y habló con
frialdad. "¿Por qué no corres un poco más? ¡Sigue corriendo!"
Se veía tan aterrador que Ángela tuvo que agarrar su ropa firmemente.
Trataba de no entrar en pánico. "¿Qué quieres hacerme? ¡Sólo dígalo!"
Afortunadamente, el teléfono en su bolsillo sonó antes de que él pudiera decir
una palabra. Lentamente lo sacó e identificó la llamada, luego deslizó la tecla
de responder. "Sí, abuela", dijo Álvaro.
Ángela no tenía idea de quién lo estaba llamando, pero Álvaro frunció el
ceño y seguía mirándola mientras hablaba.
Al darse cuenta de esa oportunidad, Ángela quiso escapar, pero estaba casiparalizada debido a su férrea mirada.
"¡Es imposible!" La forma áspera en que pronunció esas dos palabras hizo
que Ángela sintiera escalofríos, era como si alguien le hubiera arrojado agua
helada.
Sus piernas temblaban bajo su mirada y ella ni siquiera podía moverse.
Sentía que ya habían pasado tres horas cuando en realidad Álvaro sólo había
hablado por teléfono durante tres minutos. Esos podrían haber sido los tres
minutos más largos de su vida. Después de colgar, le preguntó: "¿Conoces a
mi abuela?"
"¿Cómo? ¡No!" Ángela sacudió la cabeza como si fuera la cola de una
serpiente de cascabel. "No, ¡no la conozco!"
Había escuchado que su abuela era una gran y respetable practicante de la
medicina tradicional china, aunque todavía no la había conocido en persona.
Sentía que alguien tan insignificante como ella sólo podía admirarla de lejos.
¿Cómo podía ella tener la oportunidad de conocerla?
Álvaro observaba cada reacción de Ángela. Era una chica sencilla, pura y
abierta. Cada uno de sus pensamientos y sentimientos siempre se reflejaban
en su cara. Parecía que no mentía y de verdad no conocía a su abuela.
Entonces, sólo había una posibilidad... ¡Gonzalo era quien la conocía!
No era de extrañar que le costara tanto descubrir quién había recomendado a
Ángela para trabajar en su hospital. Era su abuela quien la había ayudado.
Pero había una pregunta importante: ¿cómo había convencido Gonzalo a su
abuela para que dejara a Ángela entrar en su hospital?
Se quedó callado por unos instantes. Ángela pensaba que no le creía, así que
estiró los dedos índice y medio de su mano derecha, "Puedo jurarlo, de
verdad que no te mentí...""No necesitas jurar nada. Te creo. Felicidades, Ángela ¡te quedarás!" Él la
miró con ojos escalofriantes. Ella tenía el apoyo de su abuela... Eso sólo le
podía traer problemas. Era mejor que se mantuviera lejos de ella.
"Bien... ¿Y por qué?"
"No hay ninguna razón especial. Apréndete las reglas y regulaciones de
nuestro hospital. Haré que la Srta. Miao haga evaluaciones en cualquier
momento. ¡Si te atreves a cometer errores como este la próxima vez, ni
siquiera mi abuela podrá defenderte!"
¿Qué? Estaba confundida. "¿La abuela de quién me está defendiendo? ¿De
qué hablas?"
Él levantó la vista con disgusto y respondió: "¡La mía!"
Resultaba extraño para él que de repente recordara lo que había pasado entre
él y Ángela en el baño de hombre hacía años. Aquella vez, ella estaba
borracha...
"¿Tu abuela? ¿Me estás tomando el pelo? Ni siquiera la conozco..." Ella
estaba absolutamente segura de que nunca antes había visto a la abuela de
Álvaro.
Ignorando sus palabras, él le ordenó: "¡Vuelve al trabajo!"
En toda su carrera, Ángela era la primera persona a la que le había permitido
romper las reglas.
"Usted... ¿Me está dejando ir sin castigarme? Eso es imposible." Ángela lo
miró sin poderlo creer. ¡Nunca pensó que él pudiera ser tan amable y flexible!
Álvaro la miró con indiferencia y le preguntó: "Bueno, ¿no estás satisfecha
con mi decisión? Está bien. Si quieres, puedo hacer circular un aviso de..."
"¡No! ¡No! ¡No! Estoy muy satisfecha con su decisión. Sr. Gu, ¡usted es muy
bueno! ¡Volveré a trabajar ahora mismo y trabajaré muy duro de ahora enadelante!" Ella ya no quería... meterse en problemas. Álvaro le había dado
una oportunidad de evitar pasar la vergüenza y obviamente ella la
aprovecharìa.
Él sonrió en secreto cuando vio lo feliz que estaba. No pudo evitar ponerse de
buen humor y dijo: "Si te atreves a hablarme así en el futuro, Ángela, en lugar
de despedirte, haré que te trasladen para trabajar en mi oficina... ¡como
personal de limpieza!"
"..." ¿limpieza? ¿Me asignaría el trabajo de limpieza? ¡De ninguna manera!
Era difícil para la gente común hacer ese trabajo. Ella, desde luego, tenía los
atributos físicos para hacer ese tipo de trabajo.
Volvió a sacudir la cabeza como cola de serpiente y respondió: "No, no le
volveré a hablar así nunca más. Sr. Gu, ¡me voy ahora!"
De ahora en adelante tendría que evitarlo. Trataría de mantenerse a una
distancia de más de tres metros de él. Tan sólo quería evitar que él la volviera
a hacer pasar vergüenza, así que se dio la vuelta y se alejó. Ángela suspiró
aliviada, pero... de repente, se dio cuenta de lo guapo que era Álvaro. Se le
ocurrió de la nada. En efecto, realmente era guapo y atractivo.
Nunca pensó que ese hombre tan odioso podría ser tan guapo para ella...
No, no, no... Ángela apartó esos pensamientos inmediatamente. Había venido
aquí por Rafael, ¿cómo podía enamorarse de otro hombre?
Winnie la reprendió cuando regresó a la estación de enfermería. ¡Ay! De
todos modos, lo que Winnie dijo no había sido demasiado duro ni
desagradable, y realmente había cometido errores. Sólo tenía que aceptarlo y
seguir adelante. Después de eso, comenzó a estudiar las reglas y regulaciones
del hospital.
Debido a su odio sobre la rigidez del sistema, le resultaba difícil aprenderse
las reglas, así que hizo todo esto con disgusto y poco placer.
De todos modos, más tarde, recibieron a un paciente que parecía tener unaidentidad importante. Casi todas las enfermeras de la estación estaban por él
y todos estaban repentinamente ocupados.
Ángela dejó el libro y se concentró en su trabajo, pero aún era un poco torpe
ya que todavía no tenía experiencia en el cuidado de pacientes. Hubiera
arruinado todo en la sala VIP si no hubiera recibido la ayuda de Nancy.
Después del trabajo, Ángela abrazó a Nancy en la sala de estar. Ambas
estaban de mal humor. "Querida Nancy, deberías irte y ya no juntarte
conmigo. ¡Soy una mala influencia! Sólo te haré pasar vergüenza".
Nancy era una chica excelente y muy buena, y no quería que pasara por todo
eso por su culpa.

Enamorada del doctorWhere stories live. Discover now