cap 66

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Durmamos en habitaciones separadas

Ángela preguntó: "Álvaro, ¿cómo conociste a Gonzalo?"
... ¿Era Ángela una aguafiestas al mencionar a Gonzalo en ese momento?
Para Álvaro, la respuesta era un contundente sí, así que le respondió con una
pregunta. "¿Sabes lo que significa permitir que un hombre viva contigo?"
"¡Sí, sí lo sé!" Por supuesto que ella lo sabía, no era tan ingenua como él
creía, sin embargo, se dio la vuelta hacía él y se recostó. Encarándolo, ella lo
miró fijamente a los ojos y dijo: "Eso no me preocupa porque sé qué tipo de
persona eres".
Álvaro no sabía si llorar o reírse de sus palabras.
¿Cómo sabía ella que él no era el tipo de hombre por el que debía
preocuparse? '¡Ángela no debería confiar en las personas, especialmente en
los hombres, con tanta facilidad!', pensó para sí mismo.
Él le advirtió con una voz ligeramente ronca: "No permitas que ningún
hombre se quede contigo, ¿entiendes?" ¡Ningún hombre excepto él!
Incapaz de apartar sus ojos del cuerpo de Álvaro, ella asintió rápidamente, sin
pensar. De repente, señaló su pecho y le preguntó: "¿Puedo tocar tus
músculos?"
Sonaba como si ella estuviera negociando con él. Sin embargo, ¡su mano ya
había subido a su pecho antes de que él se lo permitiera!
"..." Álvaro se quedó sin habla.
"Guau... ¡Es real! Ala Grande ... No esperaba que tuvieras músculos tan
fuertes en el pecho..." Ángela presionó su dedo contra sus músculos y
suspiró.Él no le respondió, pero después de unos minutos, de repente tomó su mano.
"¡Es suficiente!"
Ángela retiró su mano, se recostó sobre su espalda y dijo a regañadientes,
"Está bien, está bien!"
La habitación quedó en silencio por un rato. Álvaro cerró los ojos y parecía
que no quería hablar con Ángela, pero ella intentó hacerle hablar
preguntándole: "¿Te sientes enfermo?" Parecía estar respirando con...
difícultad.
"No", respondió él. No se molestó en explicar nada.
Ángela se levantó de la cama. "¿Tienes alguna enfermedad? ¿Como... una
enfermedad respiratoria?"
Ya había notado varias veces que él con frecuencia tenía dificultad para
respirar y la piel pálida.
Álvaro abrió los ojos y la miró. "¿Puedes quedarte quieta?"
"¿Qué? ¿Qué tiene esto que ver conmigo?"
Al escuchar sus palabras, Álvaro la miró como si estuviera mirando a un
idiota y espetó: "¿Realmente te graduaste de una universidad de medicina?"
Luego, se levantó de la cama y fue a la cocina a buscar agua fría.
Ángela se quedó ahí, confundida.
'¿Habrá alguna conexión entre mis estudios y su enfermedad? Los hombres
son tan misteriosos', pensó Ángela para sí misma.
Después de pensarlo mucho, quedó aun más confundida, así que sacó su
teléfono y estuvo a punto de marcar el número de Nancy. Sin embargo,
recordó que ella tampoco entendería a los hombres porque nunca antes había
tenido un novio.
¡Buscó en sus contactos telefónicos y pronto encontró a la mejor persona parapedirle consejo! ¡Madina Duan!
Madina había sido su compañera de la escuela secundaria, y abandonó la
universidad para casarse porque había quedado embarazada. ¡Definitivamente
entendía a los hombres!
"¡Hola! Madina!"
"¡Oh, Ángela! ¡Tanto tiempo sin hablar contigo! ¡Por fin te acordaste de mí!"
Madina volvió a poner al bebé en la cuna con el teléfono pegado a su oreja.
"¡Jaja! ¿Cómo va todo?"
Madina vaciló, pero le dijo a Ángela con una sonrisa en el rostro, "¡Sí, estoy
bien! ¡Todo va muy bien!"
Las dos chicas tuvieron una pequeña charla. Ángela miró a su alrededor para
asegurarse de que Álvaro no hubiera regresado y en voz baja, le preguntó:
"¿Puedo hacerte una pregunta, Madina? Hay un hombre, siempre le falta el
aliento y tiene una expresión extraña. ¿Sabes qué le pasa?"
"¿Qué quieres decir? ¿Podrías darme más detalles?" Madina no podía
entender a lo que ella realmente se refería. La pregunta no estaba para nada
clara y no sabía cómo responder a su pregunta.
Ángela tartamudeó mientras le explicaba y dio una descripción más detallada
de lo que acababa de suceder. "Acabo de tocar sus músculos..."
Al escuchar lo que dijo, Madina no pudo evitar reírse de su amiga.
'No puedo culparla, puedo entender por qué es así. Su familia era bastante
estricta y sobreprotectora.', suspiró Madina.
Recordó aquellos tiempos en la escuela secundaria... Ángela siempre era
seguida por sus guardaespaldas
y debido a esto, la mayoría de la gente la evitaba. Esa situación había
impedido que alguien le hiciera daño a Ángela, y no dejó de tenerguardaespaldas sino hasta que entró a la universidad, cuando después de que
ella protestara con ahínco, Chuck finalmente dejó de asignarle un equipo de
seguridad.
"Sintió algo cuando lo tocaste, Ángela!"
Madina lo expresó claramente con una sola frase y Ángela de repente se
sintió un poco avergonzada ...
Madina continuó: "Es bastante común que un hombre reaccione al contacto
de una chica... ¿Es tu novio, Ángela? Si no lo es, debes alejarte de él..."
En ese momento, después de beber agua y lavar el vaso a conciencia, Álvaro
regresó a la habitación. Ángela dijo: "Madina, hablaremos después, te veré
pronto", y colgó el teléfono de inmediato.
Ángela terminó la llamada antes de que Madina pudiera siquiera terminar lo
que decía.
Miró a Álvaro con una expresión de culpabilidad mientras él caminaba hacia
ella. "Casi olvido que él es un hombre... ¿Por qué olvidaría lo que el profesor
nos enseñó en nuestra clase de biología?', pensó.
"Ojos parpadeantes y rostro culpable. ¿Qué hiciste, Ángela Si?" Él ya se
había calmado. Miró a la chica que permanecía sentada en la cama con las
mejillas sonrojadas.
"No... No, yo... Yo no hice nada". Ángela se deslizó torpemente en la cama y
se cubrió la cabeza.
En la oscuridad, ¡lanzó improperios para sí misma varias veces! ¿Cómo podía
haberse dejado seducir por el cuerpo de Álvaro? ¡Y ya ni siquiera recordaba
la distancia que debía mantener de un hombre!
¡No era de extrañar que él siempre dijera que era estúpida! '¡Eres realmente
estúpida, Ángela!', pensó ella al tiempo que suspiraba pesadamenteÁlvaro retiró la manta sobre su cabeza. Su cara estaba aún más roja esta vez.
"Ángela, ¿tienes fiebre?" Después de decir eso, él tomó su muñeca y estaba a
punto de tomarle el pulso.
Ángela tiró de su muñeca con prisa. "No, estoy bien, ¡estoy perfectamente
bien! Vamos a dormir, Ala Grande..."
'Espera, ¿sonó eso un poco raro?', vaciló.
"Ah, no. Saca otra manta porque dormiremos separados..." ¿No significaba
eso que dormirían en la misma cama?
"No, durmamos en habitaciones separadas".
... Ángela se había dado cuenta de que lo que decía no estaba claro, era muy
ambiguo.
Su comportamiento nervioso había sido observado por Álvaro. Ella
finalmente había entrado en razón. ¡Parecía estar consciente del peligro de
quedarse en casa de un hombre solo!
¡Eso era bueno!
"¿No te parece que es demasiado tarde para decir eso?"
"No, no lo creo, Álvaro. Creo que debería... regresar a casa. ¡Llamaré a
Nancy!" ¡Ella prefería protegerse y permanecer pura que dormir con un
hombre guapo!
Ni siquiera eran una pareja. Podría morir quemada si su familia descubriera
que se habían quedado juntos, y sus padres probablemente la quemarían con
sus propias manos... Ángela no pudo evitar reírse al pensar en eso.
'¡No es gracioso en absoluto, Ángela!', pensó y se dio palmaditas en la cara.
Ella levantó la manta y se puso las zapatillas. Finalmente, decidió que era
hora de irse a casa"Ángela, fuiste tú quien dijo que—"
"Ding-dong, ding-dong ..." El timbre de la puerta repentinamente interrumpió
lo que Álvaro estaba a punto de decir.
Ambos se miraron y se sintieron un poco ansiosos. ¿Quién vendría a estas
horas?

Enamorada del doctorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora