Capítulo 4 anuncio imperial

28 5 0
                                    

(Perspectiva de Ceris)

Después de nuestra charla nos dirigimos hacia la sala de fiestas donde estaba a punto de comenzar el baile de apertura de verano y donde mi título de "hija de los duques de Persalis" cambiaría y pasaría a ser "La prometida del príncipe imperial".

La sala estaba decorada con cortinas rojas con bordados dorados colocadas en los grandes ventanales, el suelo relucía con un elegante tono ámbar pálido y en toda ella todos los nobles del imperio charlando, bailando o simplemente disfrutando de los aperitivos de la zona de comida.

Yo simplemente me encontraba en la zona donde se servían las bebidas cuando de repente vi venir hacia mí a una joven muchacha de pelo castaño y por lo que pude distinguir ojos color marrón verdoso, de complexión media; es decir, no era tan delgada, pero no llegaba al extremo de gorda. Esta muchacha lucía un hermoso vestido color lavanda y sutiles adornos color crema. Obviamente, sabía quién era; la hija del marqués de Dorsan.

— ¡Ceris! - Exclamó con mucho entusiasmo la muchacha.

— ¡Es una alegría poder tenerte aquí Annelis! No sabes lo nerviosa que estaba antes de que realizara que eras tú quien venía a saludarme -

Annelis con cara de confusión me preguntó:

— ¿Por qué? Total, todo el mundo ya escucho el rumor de que hoy se anunciaría tu compromiso con Barsen -

La verdad es que nunca caí en cuenta de que los rumores en este imperio vuelan tan rápido como una ave.

— Venga, anímate un poco, es una fiesta hay que estar alegres y celebrar la llegada del verano al imperio -

— Se me olvidaba que siempre tienes razón querida amiga -

Annelis siempre fue una muchacha bastante alegre y empática, nunca dudaba en hacer sentir mejor a una persona triste, a todos menos a una persona...

Annelis observó de reojo al príncipe y recordé lo mal que se llevaba con él. Me miró a los ojos y con disgusto me expresó lo que sentía:

— Aun no puedo creer que mi diamante vaya a casarse con el perdedor de Barsen -

La miré con recelo y con mi mirada ya sabía lo que le iba a decir:

— Ann, recuerda que él también es mi mejor amigo y por mucho que no quiera casarme con él por el mismo motivo, no significa que tengas que hablar tan mal de él -

— Ya sabes por qué hablo así del estúpido ese! -

Estaba convencida de que no iba a parar, así que no le reproché nada más. Después de estar charlando por los últimos 10 minutos apareció Barsen para unirse a la conversación. Evidentemente, Annelis toleró a medias que él se uniera; ellos dos en el pasado tuvieron una gran pelea por quien era más mi mejor amigo y acabó con ellos tratándose con inferioridad.

Barsen con altanería y con malicia saludo a Annelis.

— Annelis!, es un placer tenerte por aquí, hace bastante que no sabía de ti, que si no mal recuerdo fue cuando te gane en una partida de ajedrez - Barsen sonrió con malicia.

Annelis le devolvió la maliciosa jugada.

— El placer es mío su alteza. Ya que se quería unir a la conversación le pondré en situación; Estaba comentándole lo pésimo "mejor amigo" que es y lo ridículo que sería casarse con semejante perdedor -

Ninguno de los dos tenía justificación, pero sinceramente siempre me causaban gracia sus peleas, pero no debo dejar que se apuñalaran con palabras tan hostiles. Hay veces que cuesta reconocer que este par ya son adultos...

— Podríais alguna vez comportaros como personas normales? - Les dije queriendo ocultar mi risa con un abanico.

Barsen queriendo hacerse la víctima y haciendo pucheros dijo:

— Diamante, ¿no vas a defender a tu mejor amigo y futuro esposo? -

— ¡Es obvio que no te va a defender usurpador! Es más Ceris, deberías de domesticarlo antes de que se le suba el ego de machito tonto - Obviamente Ann dijo esto con gran reproche y enfado.

— No estoy de parte de ninguno de los dos. A mí no me metáis en medio de vuestras disputas. Recordar que para mí vosotros estáis en igualdad de condiciones -

Antes de que los dos volvieran a decir alguna tontería comenzó a sonar un tema de vals. Claramente, esa era la señal para que Barsen me sacara a bailar.

Barsen se puso derecho, me miró a los ojos con una sonrisa y procedió a decir — ¿Gustarías de darme el placer de bailar esta pieza conmigo? -

Con toda la cara colorada acepté. — Con mucho gusto su alteza -

Barsen tomó mi mano y me llevó con mucha delicadeza hacia el centro de la sala, donde todo el mundo nos observaba y cuchicheaba sobre nosotros.

Al bailar con él sentí como mis emociones se alteraron y en un momento dado nuestras miradas se cruzaron. Por un momento sentí como si estuviera flotando, mi corazón latía rápido y mi mente me jugó la mala pasada de pensar si realmente me gustaba, pero lo ignoré, ya que yo siempre lo veré como mi íntimo amigo y mi mirada pasó a fijarse en dos personas: Mi madre y la emperatriz las cuales sonreían gratificantemente, puesto que cuando acabara la canción se anunciaría el compromiso.

Finalmente, se acabó la canción y dejamos de bailar. La gente nos miraba con sonrisas y ansias por lo que venía. Barsen miró a su madre, aclaró su voz y dijo para todos los de la sala:

— Sé muy bien que el motivo del baile era celebrar la llegada del verano, pero me complace anunciar mi compromiso con la joven duquesa Ceris de Persalis, el diamante del imperio -

Toda la gente presente comenzó a aplaudir y a felicitarnos, incluso Annelis, la cual no estaba contenta por su mala relación con Barsen, pero estaba contenta porque reconocía que seríamos unos grandes líderes.

El diamante del imperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora