"NUNCA SE LOGRA HUIR DEL PASADO."

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"ᴠᴇᴏ ᴛᴜ ʀᴏꜱᴛʀᴏ ꜰʀᴇɴᴛᴇ ᴀ ᴍÍ ꜱɪᴇɴᴛᴏ Qᴜᴇ ᴀÚɴ ᴇꜱᴛÁꜱ ᴀQᴜÍ ᴛᴏᴅᴏ ᴍɪ ᴄᴜᴇʀᴘᴏ ᴛᴇ ᴇxᴛʀᴀÑᴀ

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"ᴠᴇᴏ ᴛᴜ ʀᴏꜱᴛʀᴏ ꜰʀᴇɴᴛᴇ ᴀ ᴍÍ ꜱɪᴇɴᴛᴏ Qᴜᴇ ᴀÚɴ ᴇꜱᴛÁꜱ ᴀQᴜÍ ᴛᴏᴅᴏ ᴍɪ ᴄᴜᴇʀᴘᴏ ᴛᴇ ᴇxᴛʀᴀÑᴀ. ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴠᴇʀ ᴛᴜ ꜱᴏᴍʙʀᴀ ᴇɴ ʟᴀ ʟᴜɴᴀ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴍɪ ᴍᴇᴍᴏʀɪᴀ ᴛᴇ ᴀʟᴜᴍʙʀᴀ."
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Los secretos no eran algo que se podían mantener mucho bajo el agua, inclusive si eras el mismo Señor de las Mareas. La noche caía con sigilo sobre el enorme castillo de High Tide, la cena fue servida en el comedor principal en donde la familia Velaryon se reunía junto con algunos miembros de la casa Targaryen, entre risas y platicas amenas todo lucia apacible a simple vista.

El príncipe Daemon gozaba de escuchar las audacias de Aegon quien día con día estaba más grande y mostraba su valía en los entrenamientos, aunque para ser sincero el mimado primogénito de la princesa de Dragonstone rezaba a los dioses por no acabar con una costilla rota cada que su tío favorito decidía entrenar con él en Reed Keep.

— Madre, ¿podemos servirnos postre? — pregunto la pequeña Visenya a su progenitora.

— Mmm... — Rhaenyra lo dudo por uno segundos. — ¿No crees que ya es muy tarde para comer tarta cariño? — cuestiono la madre a la menor.

La niña clavó sus ojos en su amado padre, sabía perfectamente que Leanor jamás le diría que no.

— Papi. — lo llamó con un tono suave y dulce. — ¿Puedo comer un poco de tarta? — pregunto apacible la niña.

Leanor sintió derretirse ante la mirada dulce de su pequeña niña, sonrió como un bobo antes de asentir. Visenya se apresuró a embutirse la boca de todas las tartas que habían sobre la mesa ante las risas de los adultos por el actuar de la pequeña.

— Esto está ¡DELICIOSO! — saboreó la pequeña un trozo de tarta de banana con gusto mientras con su otra mano sostenía un trozo de tarta de chocolate.

Las risas volvieron a explotar ante las palabras de la pequeña y su fascinación por los postres.

— Espero que tu logres dormir a esa pequeña revoltosa, seguro hoy será una noche difícil. — palmeó Daemon a Leanor con simpleza.

— ¡Eh! — mustio Visenya aún con tarta en su boca. — ¿A quién le dices revoltosa anciano? — cuestiono la pequeña ofendida.

— ¿Qué? Acaso, ¡agh! — Daemon se levantó molesto de la mesa. — ¿Cómo me has llamado pequeña revoltosa? — cuestiono.

𝐄𝐋 𝐏𝐑Í𝐍𝐂𝐈𝐏𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐃𝐄𝐁𝐈Ó 𝐒𝐄𝐑.Where stories live. Discover now