Capítulo 1

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Capítulo 1

Lea

Un suspiro escapó de mis labios, corto, fugaz y cálido. Y entonces...Nada.

Y segundos después, un cielo nocturno se abrió ante mis ojos. Las estrellas eran como diamantes, brillantes y preciosas, resplandeciendo con fuerza en el color añil. Infinitos puntos parpadeaban en el inmenso cielo y cada vez que lo hacían, se sentía como un guiño para mí.

De pronto aquella vista nocturna ante mis ojos se interrumpió por una agonizante sensación fría que me caló hasta los huesos. Creciendo y subiendo por mi piel hasta quemarme. Rápidamente me senté en el suelo, o más bien, en la nieve. Una nieve blanca, pura como jamás había visto...pero helada, muy helada. Como si su resaltador blanco puro fuera de la mano con su frialdad.

Mis brazos rodearon mi torso, abrazándome a mí misma mientras miraba a todas partes con confusión. Primero que todo, ¿dónde estaba? Mis ojos oscuros pasaron de fijarse en las estrellas a lo demás. Montañas altas con picos puntiagudos, recubiertos de nieve también; bosques profundos y frondosos a...luz, una luz ámbar que parecía desprender calidez incluso en la distancia. Me levanté de la nieve mientras temblaba y mis dientes castañeaban, acercándome a pasos lentos hacia esa luz que llegaba incluso a las zonas más oscuras. Desde una pequeña abertura entre los árboles, salí de aquel pequeño rincón de árboles. Y lo que apareció frente a mis ojos...me dejó helada, pero en un sentido distinto al anterior.

Delante de mí apareció una enorme ciudad. Estaba rodeada por las montañas, como si la estuvieran protegiendo.

La sorpresa cruzó por mis facciones, mis labios y ojos abriéndose por la visión. Era una imagen arrebatadoramente hermosa. Una ciudad con la naturaleza a su alrededor. Era tan brillante que parecía una estrella en la tierra. La sombra de las montañas a su alrededor junto a ese hermoso cielo nocturno le daba un aspecto más idílico.

Pero no había tiempo para admirarla, no cuando apenas tenía ropa cubriéndome. Mi vieja camiseta de manga larga, por mucho que fuera de lana, parecía no ser suficiente para estas temperaturas; por no hablar de mis pantalones ajustados y rasgados junto a las viejas botas.

Debía salir de aquí y buscar calor si no quería morir de hipotermia.

Así que, con todo el temor del mundo sobre mis hombros, emprendí mi marcha hacia aquella ciudad. Por ahora...era mi única opción.

***

¿Dónde diablos estaba? Porque si algo tenía claro es que esta no era mi tierra ni por asomo. Había logrado llegar, casi entera, a la ciudad. Si no contabas con mis labios violeta y la punta de mis dedos, que estaban completamente helados.

Caminé a paso lento por las animadas calles...pero sus habitantes eran lo que más me llamaba la atención. La mayoría enormes, me sacaban al menos 2 cabezas y bueno,cuando ví a algunos de ellos con características especiales como alas, creo que por un momento pensé que estaba muerta. Sólo el frío en mi cuerpo me recordaba que seguía viva.

Nunca me había sentido tan pequeña y...extraña.

Porque para mí ellos eran los raros, los diferentes, más para ellos, yo era la foránea. Y no tuve que pasar más de 5 minutos allí para saber que estos seres no eran humanos.

Tomé una profunda respiración que salió en forma de nube por mis labios, un vapor cálido. Ya tendría tiempo más tarde para pensar en lo que estaba pasando, ahora mi mayor prioridad era buscar ayuda y un refugio caliente.

Sin embargo, había un problema. Y uno MUY grande. No entendía ni una mierda el idioma y escritura de estos seres. Así que ya estaba empezando a rezarle a los cielos porque veía un futuro oscuro para mi.

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora