Capítulo 10

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Capítulo 10

Lea

Ninguno dijo nada. Todos parecían sorprendidos y angustiados por partes iguales. Esperé a que Rhys, o alguien, dijera algo. Sin embargo era como si les hubieran arrebatado la voz. Incapaces de siquiera respirar.

Inhalé profundamente, notando cómo el aire que entraba era tembloroso y mis dedos apretados temblaban ligeramente. Honestamente, estaba acojonada. Cada gota de sudor que bajaba por mi cuerpo, gotas invisibles, las sentía frías. No sabía por qué me había ofrecido, seamos realistas, sería más inútil que útil en una misión tan importante pero es que al ver que parecían en un aprieto, mi voz salió sin pensar.

¿Era muy tarde para retractarme e irme corriendo a una esquina para llorar como una idiota? Sí, creo que sí. A la próxima iba a coserme la boca previamente, para evitar impulsos estúpidos como los de ahora.

Rhysand y los demás se miraron entre sí, como sopesando la situación y viendo si era buena idea dejarme ir. Una pequeña parte de mí esperaba que dijeran que no, que era mejor si no iba. Miré a Mor, quién observaba a Rhysand (Dato curioso: eran primos. Sí, me enteré tarde. Y sí, pensé que se estaban metiendo conmigo.) y no de la forma más amorosa posible. Sus facciones estaban contraídas, sus cejas juntas y el puente de su nariz levemente arrugado. Toda ella le estaba gritando que no se atreviera a enviarme allí.

A decir verdad, ver que estaba tan en contra, ya fuera por lástima o amistad, me hizo sentir bien. Casi como si se preocupara por mí.

—Ni de coña.— Cassian dió un fuerte paso al frente, un aura siniestra emanando de él. Sus ojos avellana oscurecidos con lo que parecía ser ira y estaban fijos en Rhysand. —No te atrevas a enviarla allí sola.—

—¿Por qué no?— Rhysand habló fríamente, su expresión calculadora. No había nada amable ni piadoso en su mirada. Estaba actuando como Alto Lord de la Corte Noche. —Ella misma se ha ofrecido. Piénsalo bien, si es cierto que Koschei sigue secuestrando mujeres, podría ser la perfecta oportunidad para descubrir algo.—

—Rhys.— La voz de Cassian sonó baja, muy baja y ronca. Con un toque amenazante, una de sus manos en forma de puño; parecía que en cualquier momento se lanzaría a Rhysand.

Esta vez pensé bien mis acciones y me puse entre ellos, más cerca del Ilyrio que el Alto Lord. Incluso yo podía sentir la tensión aumentar a cada segundo.

—Puedo ir.— Me atreví a decir después de tragar saliva y tomar valor.

—No irás.— Afirmó Cassian, mirándome a los ojos. Retrocedí un paso, era como si no lo reconociera. Se sintió peor que antes, cuando Rhysand habló con él mentalmente. Porque esta vez era a mí a la que le dedicaba esa mirada y no había nada de amable en ella. Ni siquiera podía ver el tono dorado en sus iris, sólo amarga furia y...desconfianza. Él no creía en mí y eso me dolió. Sabía que no éramos mejores amigos ni nada, pero pensaba que poco a poco nos estábamos haciendo amigos. Cassian se había ido haciendo su camino en mi corazón, sentía que aunque lleváramos poco tiempo conociéndonos podía apoyarme en él, que era la clase de amigo que siempre estaba ahí para ti y tendiendo su mano sin importar nada.

—Iré.— Dije más firme, mirándole dolida y...con una pizca de enfado subiendo por mi estómago. Un líquido caliente que te hacía querer gritar y llorar. Él me miró sin poder creerlo y volvió a negar con la cabeza, más bruscamente. —Puedo hacerlo.— Sonaba muy poco convincente, lo sabía, sin embargo no me quedaba de otra.

—No seas estúpida.— El corazón se me encogió. Y no fue por las palabras, sino el tono. —Eres humana. Apenas puedes correr 10 minutos sin que las piernas te tiemblen.— Debajo de su voz enfadada y ronca, sabía que lo decía porque estaba preocupado pero no quitaba que me estaba doliendo. —Koschei podría matarte antes de que muevas un dedo, no tienes ninguna oportunidad.—

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora