Capítulo 8

129 12 14
                                    

Capítulo 8

Lea

Una semana había pasado desde la noche del Solsticio de Invierno en la Corte de las Pesadillas.

A continuación de que Eris desapareciera de mi vista y Cassian se pusiera a mi lado como un perro rabioso, Rhys tuvo que intervenir para tranquilizarlo. No dejaba de mirarme de arriba-abajo, rastreando cualquier signo de algo fuera de su lugar, como si en esos minutos bailando Eris me hubiera puesto la mano encima para algo más que bailar. He de admitir que ver así a Cassian fue...divertido y estresante a partes iguales. Estuve muy muy cerca de darle un golpe en la cabeza cuando siguió inspeccionando todo mi cuerpo, me puso muy nerviosa y no en el buen sentido.

Más tarde comprendí por qué estaba tan paranoico con el hecho de haberme dejado sola con el fae de cabellera rojiza. Resulta que tenía muy buenos motivos para preocuparse, el historial de Eris con ellos no era el que uno llamaría perfecto y agradable. Y aunque no me gustó ni un poco las cosas que me contaron, decidí darle un voto de confianza a Eris. Aquellos sucesos pasaron hace años, quise pensar que tal vez él había cambiado, o que estaba en proceso. Después de todo, yo conocía al Eris actual, no al que ellos describieron. ¿Me hace esto ingenua? Tal vez. ¿Estúpida? Puede. Sin embargo, prefería juzgar las cosas por mi misma.

Eris no me había tratado mal. ¿Que le pegaría más de una hostia por hablar mal de Cassian? Seguro, sin dudarlo. Lo pondría en su lugar las veces necesarias. Pero a mi personalmente no me había hecho nada malo. De hecho, hasta me invitó a su Corte. Cosa que cuando se lo conté a los otros, parecieron muy sorprendidos...y no en el buen sentido. Elain palideció, Mor casi se atraganta con su copa de vino, Feyre sonrió muy incómoda; Nesta directamente miró en otra dirección. Azriel...como siempre no dijo nada, más las sombras a su alrededor se oscurecieron, Rhys...tampoco dijo nada, si llegó a pensar algo no lo dijo en voz alta. Y Cassian, bueno, parecía estar a punto de encerrarme en una jaula.

Cuando la fiesta terminó, fue Azriel el que me llevó con él a la casa de la ciudad. Hablamos un poco para mi sorpresa, ya que tras lo sucedido con Eris parecía que tampoco estaba de muy buen humor. Me preguntó que me había parecido la Ciudad Tallada y si me lo había pasado bien.

Honestamente, fue mejor de lo que pensé que sería. Tal vez el ambiente era un poco tenebroso y con un ligero hedor a muerte, no obstante no ví que le sacaran la cabeza a nadie ni sesos esparcidos por el suelo así que lo consideré un triunfo. Es cierto que al llegar con Mor sentí varias miradas. Miradas que te helaban la sangre y te subía la bilis por la garganta porque sabías que no traían nada bueno. Eran ojos y susurros que prometían todo tipo de horrores, dolor y una agonizante muerte.

Desgraciadamente para aquellos faes, yo estaba fuera de su alcance. Sobre todo cuando me vieron bailar con Azriel. Cuando terminamos de bailar, apenas me dirigían la mirada, como si tuvieran miedo de ser víctimas de Azriel si cometían la estupidez de siquiera dirigir un suspiro en mi dirección. Fue algo satisfactorio.

Y ahora, una semana después, estaba sentada en la mesa del salón llena de tinta otra vez. Maldije por lo bajo mientras mis dedos volvían a ensuciarse con la tinta fresca. No estaba acostumbrada a estas plumas con las que si no lo ponías en una buena posición, la tinta se desbordaría. Además de que no estaban Cassian o Azriel para ayudarme, tenían que hacer no sé qué en las montañas Ilyrias. En su lugar, me dejaron un papel lleno de oraciones para que las escribiera y el libro de la última vez para que tratara de leer el capítulo dos.

Sentía que acababa de volver a nacer y no sabía hacer algo tan básico como leer y escribir.

Cassian intentaba animarme diciendo que iba mejorando bastante rápido, sin embargo lo había visto aguantando la sonrisa cuando le enseñaba lo que escribía. Mi letra era horrorosa. Debía darle el mérito de no reírse porque si yo hubiera sido él, me dolería el estómago de tanta carcajada.

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora