Capítulo 4

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Capítulo 4

Lea

Aterrizamos en la casa de la ciudad y sin decir nada fui directamente a mi habitación, dejando a Azriel y Cassian solos en el salón. No había dicho nada en todo el viaje y tampoco tenía pensado hacerlo por ahora. Cerré la puerta de la habitación detrás mío, suspirando profundamente una vez sola. Lentamente me dirigí a el escritorio de la habitación y me senté en la silla de madera, apoyando ambos brazos en la mesa. La invitación de Feyre al Solsticio no dejaba de rondar por mi cabeza; dentro de mí había dos lados luchando. Una parte de mí me animaba a ir, a tratar de integrarme y adaptarme...La otra, era veneno puro. Las palabras resonaban en mi cabeza, dejando un regusto amargo en mi garganta. "Sólo te lo han dicho por lástima", "¿Quieres ir a ver cómo son felices y sentirte apartada y sola? ¿Vacía?" "No lo vales, sólo eres una patética y triste humana".

Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de que, de esa forma, los malos pensamientos se fueran y me dieran algo de calma. Pero no era tan fácil, nunca lo era.

Me levanté de golpe. No podía estar sin hacer nada, debía ocupar mi mente o el malestar iba a comerme entera hasta no dejar ni un trozo de estabilidad. Yo no podía estar mal, no era el momento, debía ser fuerte para así buscar respuestas. Nadie necesitaba que me deprimiera en la cama, YO no podía hacer eso.

Salí de la habitación a pasos agigantados y fui hacia el salón, donde sabía que ellos dos estarían. Crucé el marco de la puerta y fijé mis ojos en Azriel y Cassian.

—Quiero aprender a leer y escribir.—

***

Cassian

—Quiero aprender a leer y escribir.— Habló repentinamente Lea, con una expresión decidida en su rostro. —Quiero que me enseñéis vuestro idioma. Si de ahora en adelante voy a vivir aquí, necesitaré aprender. No puedo ir siempre con alguno de vosotros.— Az y yo nos miramos, ambos igual de sorprendidos. —De hecho, aún no entiendo cómo es que me entendéis y yo a vosotros.—

—Fue cosa de Amren, ella sabe varios idiomas. No nos preguntes cuántos o cuáles, no lo sabemos.— Expliqué mientras me levantaba del sofá. —No tengo nada en contra de que aprendas, ¿pero estás segura?—

—Esa es la pregunta más estúpida que me han hecho desde que llegué aquí Cassian.— Se mofó, provocando que Az soltara una pequeña carcajada. Miré a mi hermano con ojos asesinos. —Sólo es aprender cosas básicas, no te estoy pidiendo que me enseñes a matar bestias.—

—Lo sé, simplemente lo decía porque puede ser bastante frustrante aprender algo nuevo que desconoces completamente.— No lo decía para irritarla, al contrario, sólo quería ayudarla. Lea rodó los ojos y se cruzó de brazos, dándole un aspecto orgulloso. —Está bien, no me muerdas. Te enseñaremos. Pero te advierto de antemano que Azriel es el más estricto de los dos. Así que ya sabes quién será tu favorito.— Le guiñé un ojo, y al principio ella se quedó muda, mirándome con sorpresa. Después comenzó a reír abiertamente, una risa armoniosa y dulce. Me quedé sin palabras. Además de que era la primera vez que se mostraba así, jamás una risa había sonado tan agradable. Salvo la de Nesta cuando se animaba.

Tuve que obligarme a apartar la mirada y calmar lo que quiera que se hubiera desbordado en mi interior.

—Entonces está decidido, me enseñaréis. No seáis muy duros conmigo por favor.— Lea miró a Az por unos segundos, sonriéndole y después su mirada se posó en la mía; me pareció ver un leve brillo en ellos.

Se acercó a nosotros y cuando pasó por mi lado, tuve que obligarme a no girarme para mirarla más de lo necesario y como un descarado. Una vez más calmado me dí la vuelta y fui a la mesa junto a ella, cada uno de nosotros sentándose a un lado de ella. Un poco más y esto parecería una tutoría privada a una niña de 5 años, claro que contando la diferencia de edad, creo que la situación bien podría ser esa.

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora