Capítulo 3

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Capítulo 3

Cassian

Todo había cambiado en un segundo. Un momento estaba él tocando su cabeza y metiéndose en su mente para luego escuchar unos gritos agonizantes provenir de Lea. Sus facciones suaves se habían contraído en una dolorosa expresión. Sus cejas oscuras y finas se fruncieron y temblaron mientras que sus labios carnosos y rosados se apretaban y soltaban alaridos de sufrimiento. Tenía sus ojos cerrados con fuerza, su piel ligeramente tostada se puso pálida y una fina capa de sudor cubrió su frente.

Se retorció en el asiento, apretando las manos con tanta fuerza que sus uñas, al clavarse en su carne de esa manera, sangraron.

Mi hermano se apartó de ella con pánico en su rostro; lo que quiera que haya visto ahí dentro había conseguido tocar una fibra sensible. Y todos los presentes sabíamos que Rhys difícilmente reaccionaba así. Rápidamente volví a mirar a Lea, seguía gritando y retorciéndose. Llevaba así ya unos 15 minutos y cada vez parecía ir a peor.

—Rhys, ¿podrías explicarme qué coño acaba de pasar?— Mi voz sonó tensa, nerviosa. —¿Qué mierda has visto ahí dentro?—

—Nada.— Su tono era grave, amenazante. —El problema es que no he visto nada, lo he sentido.—

Iba a pedirle que entrara en más detalles cuando la voz de Lea cesó. Todos miramos con sorpresa cómo Azriel se ponía a su lado y sus sombras se deslizaban por los brazos de Lea hasta su cabeza. En todos mis años conociendo a Azriel, jamás le había visto hacer aquello; ni a sus sombras tocar a alguien tanto tiempo a no ser que fuera para matar.

Ella dejó de temblar, de retorcerse...y aunque las lágrimas seguían descendiendo por sus mejillas, ya no eran tan abundantes.

Algo en mi cuerpo me impulsó a dar dos pasos en su dirección, más me detuve al ser consciente de mi acción, ¿qué había sido eso? Miré a Nesta. Mi hermosa pareja a la que no había visto ayer. Tenía una expresión ligeramente sorprendida pero ni ahora se dejaba mostrar completamente. Nuestros ojos se encontraron y le lancé una pequeña sonrisa tranquilizadora, sus hombros se destensaron, lo ví.

Una vez más tranquilos, con Lea dormida, nos reunimos en un círculo alrededor de ella. Nuestra atención se centró en Rhys, quien miraba a la hembra humana inconsciente en el sillón. Feyre, mi alta lady, se puso a su lado con una expresión preocupada y posó su mano en su hombro en señal de apoyo. Azriel en cambio, era el único que seguía cerca de Lea, sus sombras ya no la tocaban pero sí revoloteaban cerca de ella.

—Es el caldero.— Todo mi cuerpo se tensó ante la mención. —He sentido el poder del caldero dentro de ella. Está tapando la parte de sus recuerdos que la hizo venir aquí, en cuanto toqué esa superficie Lea comenzó a gritar.— Mi hermano se tocó el rostro, algo exaltado.

—Pero ella es humana.— Recalqué. —¿Una humana puede poseer magia tan antigua y poderosa?— Cabe recordar que ella no era como Nesta; ella ya era Alta Fae cuando se llevó consigo parte del caldero.

—Poder puede.— Habló Amren, todos la miramos. —Que resista el poder, ya es una historia distinta.— Se acercó a Lea y puso una mano en su cabeza. —No es como los humanos detrás del muro, viene de otro mundo. Tal vez eso explique por qué puede tener parte del Caldero en ella.—

—¿Estás diciendo que está hecha de otra forma?— Amren se quedó en silencio, pensativa.

—No estoy seguro. He visto parte de sus recuerdos y sí, es de otro mundo pero nada de lo que he visto en su cabeza indica que sea especial de alguna forma.— Intervino Rhys, ya menos pálido. —Sin embargo no podemos desechar la idea de que el Caldero le haya hecho algo. Si la ha elegido y traído aquí, ha sido por algo.—

Una corte de Estrellas y LiriosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora