Parte 2: La mansión

33 1 12
                                    

Narrador: Bryn


Me desperté a la mañana siguiente, en una habitación preciosa. Supongo que la noche anterior me había dormida en la limusina y me trajeron aquí.

La habitación estaba repleta de ventanas, las cuales estaban cubiertas por unas cortinas doradas y blancas.

Los muebles que tenía la habitación, como armarios y mesas de noche, entre otras cosas, estaban muy bien detallados.

La tapicería de los muebles también era hermosa.

No sabía dónde estaba, pero me gustaba.

Me fijé mejor en una de las ventanas, que resultó ser una puerta de cristal.

La curiosidad me pudo y me levanté para echar un vistazo.

Vi que esas puertas daban a una especie de balcón.

Cuando abrí la puerta y me adentré en el balcón, me quedé maravillada con lo que estaba viendo.

Vi un jardín inmenso, lleno de flores y de otras plantas preciosas.

Seguí mirando más detalladamente, justo a mi derecha. Me di cuenta de que estaba dentro de una mansión enorme.

Parecía estar en medio de la nada, ya que solo se veía campo. Se veía un lugar muy acogedor. Siempre soñé con vivir en un sitio así, aunque todavía no sabía dónde estaba.

No sabía dónde se habían metido todos, las únicas personas que he visto por el momento han sido algunos jardineros recortando unos arbustos.

Seguí mirando todo con asombro. Todo parecía ser perfecto, ni un solo defecto a la vista.

El ambiente de aquel lugar transmitía paz, todo se veía muy sereno.

De pronto, sentí como unas manos se posaban en mi cintura.

-¿Te gusta? -susurró Brack a centímetros de mi oído.

Giré la cabeza y lo miré.

-Sí, es precioso -volví a desviar la mirada hacia el jardín-. ¿Dónde estamos?

-En nuestra nueva casa, ahora vamos a vivir aquí todos.

-Siempre había soñado con vivir en un lugar así de pequeña -sonreí.

-Es el lugar perfecto para una princesa.

Me di la vuelta y lo abracé, hundiendo la cabeza en su pecho.

Él me cogió en brazos y caminó al interior de la habitación.

-¿Dormiste bien? -me preguntó mientras me sentaba en la cama.

-Sí, aunque seguro que habría dormido mejor abrazada a ti.

Él se acostó a mi lado y me hizo una seña para que me recostase en su pecho.

Obedecí al instante y me tumbé sobre él, abrazándolo con todas mis fuerzas.

-Te quiero mucho -confesé.

Cegada por el amor Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt