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Naruto detiene su coche justo frente a su hogar. Respira hondo, viendo las luces apagadas.

Sabía que Shion estaba en casa, pero como era de costumbre, de seguro debía estar en su habitación. Lo único que hacía esa chica además de fastidiarle la vida era salir con sus amigas y permanecer en su espacio, todo porque Naruto no le permitía estar en el suyo.

Por primera vez en muchas horas mira su teléfono. Tenía muchas llamadas perdidas de Shion, muchos mensajes de Shion.

¿Por qué?

De mala gana entra en su buzón, viendo que por horas trató de captar su atención.

Shion:

¿Llegarías más temprano hoy?

Vamos, no es tan difícil

Eres el jefe, puedes no ir a trabajar 🤷

Holaaaa?

Acaso no piensas responderme?

Eres bastante grosero

Vamos, te he llamado por horas

Soy tu esposa

Acaso no te importa siquiera ver mis mensajes?

Estás demasiado ocupado con la otra mujer?

Naruto chasquea la lengua al leer eso.

Shion:

Vamos

Si acaso me ocurre algo tampoco te importará?

Es increíble que tenga que llamar a tus empleados para que me contacten contigo, eres un idiota

Naruto deja caer su cabeza hacia atrás, suspirando entre agobio y desespero. Así es como Shion le hacía sentir, agobiado y desesperado.

¿Qué demonios quería?

De mala gana de baja del coche, el viento frío revire su cuerpo y le da en el rostro. Tiembla un poco mientras avanza.

Al entrar a casa siente el silencio de una sala vacía, de la ausencia de lo que debía ser una verdadera familia. Aquello ya no le importaba, ni siquiera le afectaba tener que compartir una morada con esa mujer.

Cierra la puerta avanzando hacia las escaleras, entonces la luz del pasillo del segundo piso se enciende. Rueda sus ojos sin querer afrontarla, porque después de lo que Hinata había sentenciado para ellos, lo que menos quería era discutir.

—Vaya, finalmente llegas.

La rubia de cabello largo se cruza de brazos, apoyando su cuerpo en el barandal de la escalera. Su rostro luce molesto, pero a Naruto ni siquiera le parece raro. Siempre era igual, siempre parecía estar molesta o fastidiada cuando las cosas no se daban como quería.

Naruto no responde, sube cada escalón intentando mantener la compostura en su lugar. Llega hasta el pasillo, pasa por su lado sin darle una sola mirada. Está harto, pero sobre todo no tiene cabeza para soportar lo que sea que Shion tenga por decirle.

—¿Acaso ni siquiera me vas a responder? ¿No me mirarás? ¡Te estoy hablando!

Naruto, exasperado, voltea.

—¿Qué quieres, Shion?

—¿Por qué no respondiste mis llamadas?

—No tenía tiempo.

—No viste mis mensajes.

—Estaba en el trabajo.

—¿Ni siquiera quieres saber por qué te llamé tantas veces?

La Amante [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora