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Tal vez su error más grande fue anhelar por un momento, lo que ya no podía tener. Hinata sabía perfectamente que en cuánto Naruto saliera por la puerta de su departamento, la relación existente entre ellos quedaría enterrada en el pasado. Y si bien, ya había asumido que pronto sería el radiante esposo de otra mujer, le era más difícil dejarle ir ahora mientras recibe sus labios sobre los suyos en un beso cálido que pasa a lo fuerte en cosa de segundos.

¿Quieres que te haga mía una vez más?... Porque yo estoy malditamente desesperado por hacerlo.

¿Cómo decirle que no a esa mirada?

¿Cómo negarse a esos labios?

¿Cómo resistirse a esos toques?

Naruto la tenía completamente incluso si Hinata se negaba de manera rotunda a ello. Era suya, pese al dolor, pese a todo lo que les separaba en ese momento, Hinata no dejaría de serlo, y Naruto beso a beso se lo iba comprobando.

—Perdóname por ser un imbécil —susurra contra su piel, raspando con sus dientes. Hinata no responde. — Perdóname por el daño que te he causado hasta ahora... —insiste, bajando su rostro hasta el abdomen de Hinata. — Perdóname por no saber dejarte en paz —levantando la parte superior del pijama, Naruto deja besos sonoros sobre su piel mientras va subiendo.

Sus ojos se iluminan y el bulto dentro de su pantalón comienza a sentirse un poco más insoportable antes. Late, está seguro de eso. Sube su lengua con lentitud por el estómago de Hinata mientras sostiene la prenda, elevándola con una mano hasta que llega al nacimiento de sus pechos.

Siente bajo sus labios como el cuerpo de Hinata se estremece bajo su boca y eso le prende mucho más. Guía su lengua hasta uno de los pezones succionándolo, lleno de gusto. Su otra mano aplasta el seno libre. Las manos de Hinata van hasta los cabellos de su nuca, aplasta sus dedos en él arqueando su cuerpo por ante el goce, sabiendo cuánto lo había extrañado.

—Quítate esto —gruñe tirando una vez más de la prenda, pasándoaela a Hinata por encima de la cabeza con movimientos torpes y apresurados. Estaba ansioso por sentirla. Lanzándola a algún lugar lejano, se centra en lo importante. Mientras su boca trabaja en sus zonas sensibles, sus manos se encargan de recorrer cada parte libre de su cuerpo. Las yemas de sus dedos se arrastran por la suavidad de su piel, queriendo dejar las marcas de sus dedos en cada espacio. — Me encantas tanto —murmura con voz grave, alzando su rostro hasta ella para tomar sus labios una vez más.

Hinata gime bajo su boca cuando Naruto le da una pequeña estocada por sobre la ropa, moviendo sus caderas sobre ella.

—Extrañé tanto tenerte así —murmura sobre el hueco de su cuello mientras una de sus manos baja suavemente sobre su cuerpo hasta llegar al inicio del pantalón de pijama. — Extraño tanto sentirte...

En un movimiento sus miradas se topan en lo que parece algo suave. Naruto siente que su mundo da un vuelco al notar sus mejillas sonrojadas y sus ojos vidriosos. La respiración de Hinata se acelera cada vez más y eso le vuelve loco.

—¿Qué me has hecho? —susurra mientras dos de sus dedos van hasta los botones de su pulcra camisa blanca. De uno en uno comienza a desabotonarla sin perder de vista las reacciones de Hinata. Ella pasea sus ojos brillosos por cada sección que va quedando libre de ropa. Tras deshacerse de su camisa la avienta lejos también. — Me fascinas tanto... Pero tu falta de respuestas me está comenzando a enloquecer.

—¿Qué... Quieres que te diga? —traga el nudo que se ha formado en su garganta, posando ambas palmas en cada hombro desnudo de Naruto. Sentir directamente su piel contra ella le hacía ver destellos. Amaba sentirlo, amaba tocarlo.

La Amante [NaruHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora