-hiding places and adrenaline.

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-2018-


Pov- Saya Wolff

Hace tiempo que George y yo venimos compartiendo un secreto en medio del rugir ensordecedor de los motores y el deslumbrante resplandor de las luces de las pistas. Al principio solo creí que era algo pasajero, esos amores fugaces que aparecen en la adolescencia, pero que con el paso del tiempo se esfuman y solo queda el recuerdo de ese amor que no fue.

Cada carrera, cada curva de la pista, cada momento libre, se ha vuelto un escenario para nuestras escapadas, porque con vernos aunque sea solo dos segundos nos es suficiente.

La emoción palpita en cada paso que damos entre cajas y equipos. Las risas compartidas resuenan en los rincones menos transitados del paddock, y las miradas furtivas se entrelazan con la pura adrenalina.

Pero últimamente, lo que comenzó como risas y complicidad en las sombras se ha transformado en algo más profundo.

Siento el corazón latir con fuerza por la intensidad de lo que estamos construyendo juntos. No sabría bien qué sería ese algo, pero es obvio que algo hay, y se esconde en nuestras miradas y se revela en la suavidad de nuestras sonrisas compartidas.

Entre el ruido de los mecánicos y el susurro de nuestras conversaciones secretas, puedo sentir que algo está cambiando.

Lo que empezó como una chispa de amistad se ha convertido en una llama que ilumina cada rincón, y la cual con el tiempo podría incendiarlo todo.

Mientras corremos entre los pasillos, esquivando miradas indiscretas y riendo a carcajadas, sé que este secreto nuestro se ha vuelto parte esencial de nuestra relación.

George ha firmado como piloto de reserva de Mercedes, por lo cual debe estar presente en cada carrera. Supongo que ese hecho fue el que provocó en mí un gran interés por asistir a cada carrera, sorprendiendo a mi padre.

La tensión se cernía sobre el paddock mientras nos deslizamos entre las sombras de los neumáticos y los equipos.

La emoción y adrenalina de escondernos se mezclaba con el miedo a ser descubiertos.

—Deberíamos tener más cuidado, George. —murmure, siguiendo el camino que marcaba el piloto delante de mí. —No quiero que mi papá descubra esto de la manera equivocada.

Nos agachamos detrás de una pantalla gigante.

Cuando los ojos de George se conectaron con los míos, asintió con una sonrisa traviesa en su rostro.

—No te preocupes, creo que ya somos expertos en esto. —bromeó, pero su mirada revelaba cierta preocupación.

Las horas previas a la competición son un torbellino de actividades, con el equipo de ingenieros afinando cada detalle y los pilotos concentrándose en el desafío que les espera en la pista.

Las expectativas están en su punto crítico, y cada detalle cuenta. Mi padre lidera con mano firme, asegurándose de que cada engranaje funcione con precisión. El equipo, una maquinaria afinada, siempre esta lista para enfrentarse al asfalto y conquistar a los rivales como vienen haciéndolo hace un par de años.

Sonrió mirando a George.

—¿Alguna vez has pensado en lo increíble que es todo esto? —suelto el pensamiento sin más. —Quiero decir, cada carrera es como una montaña rusa de emociones.

—Totalmente. A veces, me sorprende lo rápido que pasa todo. —extiende su mano hasta mi, capturando un mechón de cabello que caía sobre mi cara y lo acomoda detrás de mi oreja con delicadeza. —Y tú, ¿Cómo llevas esta vida de carreras desde el garaje?

Lover of mine | George RussellTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang