-night in london.

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-2019-

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-2019-

El sol comenzaba a ponerse sobre Londres, tiñendo el cielo de tonos dorados y anaranjados.

Estaba sentado en mi departamento, mirando por la ventana con una sensación de vacío en el estómago. La temporada 2019 había terminado, y yo era el único piloto en no conseguir puntos, el peso de esa realidad se sentía como una carga insoportable sobre mis hombros.

Los titulares de las noticias deportivas aún resonaban en mi mente, cada artículo parecía una daga directa a mi confianza.

La prensa no había sido amable.

"George Russell, el único piloto sin puntos en 2019" o "¿Está George Russell listo para la Fórmula 1?", era todo lo que podía leer cada vez que abría mi celular.

Cada frase, cada crítica, se sentía peor que la anterior. Las expectativas del equipo, las esperanzas de los fans y mis propias aspiraciones se habían convertido en un remolino de presión y decepción.

Las noches eran las peores. Me acostaba repasando cada carrera, cada curva, cada decisión que podría haber tomado de otra manera. Me preguntaba constantemente si realmente tenía lo necesario para competir al más alto nivel, si estaba destinado a ser solo una promesa que nunca se cumplió.

¿Y si todos los sacrificios que había hecho, todo el esfuerzo y la dedicación, no eran suficientes?

Los test de Pirelli en Abu Dhabi estaban a la vuelta de la esquina, una oportunidad para correr con un Mercedes, un coche de verdad. Pero el miedo al fracaso seguía siendo abrumador. ¿Y si no podía demostrar mi valía? ¿Y si esta oportunidad se convertía en otra decepción?

Mi teléfono vibró en la mesa, sacándome de mis pensamientos. Era un mensaje de Saya.

"Voy para allá. Te quiero."

Su simple mensaje me hizo sentir un pequeño rayo de esperanza. Ella era siempre la persona que me mantenía centrado cuando todo lo demás parecía desmoronarse.

Minutos después, escuché el sonido familiar de la llave en la puerta y supe que estaba aquí.

—Hola, Georgie. —dijo ella al entrar, con una sonrisa cálida que parecía iluminar la habitación.

Se sacó el abrigo para colgarlo en la entrada.

—Hola amor mío. —respondí, tratando de devolverle la sonrisa, aunque sabía que mi tristeza era evidente, y aunque intentara ocultarlo, ella lo descubriría.

Ella se acercó y me abrazó, dejándome descansar la cabeza en su hombro.

Esa simple acción me trajo un poco de paz, un recordatorio de que no estaba solo en esto.

—Sé que ha sido difícil. —dijo suavemente. —Pero no estás solo en esto, George. Tienes mucho más para dar y estoy muy segura de que ellos lo saben.

Lover of mine | George RussellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora