-reconstruction at Yas Marina.

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-2019-


El sol apenas comenzaba a asomarse sobre el horizonte, derramando una cálida luz dorada sobre la ciudad. La brisa suave del desierto se colaba por la ventana entreabierta de mi habitación de hotel, trayendo consigo un fresco alivio a la calidez de la mañana.

Desperté lentamente, sintiendo la familiar presencia del cuerpo adormilado de Saya a mi lado. Ella tenía su propia habitación, claro, una medida necesaria para mantener las apariencias y evitar las sospechas de su padre. Sin embargo, desde que habíamos llegado a Abu Dhabi, Saya no había pasado una sola noche en su propia habitación. Cada mañana, me encontraba abrazado a ella, su calor y su tranquilidad actuando como un bálsamo para mi mente inquieta.

Giré lentamente para verla dormir, su cabello desparramado sobre la almohada y una expresión de paz en su rostro. Me sentí agradecido por este pequeño refugio de normalidad antes de enfrentar el desafío que me esperaba en el circuito de Yas Marina.

Hoy sería un día crucial, una oportunidad para demostrar mi valía para el equipo.

Con cuidado de no despertarla, me deslicé fuera de la cama y me dirigí al baño. El agua tibia de la ducha me ayudó a despejar la mente y a centrarme en lo que tenía que hacer. Cada paso en mi rutina matutina estaba calculado para prepararme física y mentalmente para el día que tenía por delante.

Cuando salí del baño, vi que ella seguía profundamente dormida, su rostro sereno y relajado.

Me acerqué a la cama y me incliné para susurrarle al oído.

—Buenos días, dormilona. —dije suavemente, besando su mejilla.

Ella gruñó un poco y se giró, enterrando su rostro en la almohada.

—Cinco minutos más, Georgie... —murmuró con voz adormilada y ronca.

Sonreí y le di otro beso, esta vez en la frente.

—Vamos, Saya. —dije, acariciando suavemente su cabello. —Tenemos un día importante por delante.

Ella abrió un ojo y me miró con fingido reproche.

—Eres despiadado. —dijo, estirándose perezosamente.

Le di un beso en la nariz y luego en los labios, provocando una sonrisa en su rostro.

—Despiadado pero encantador. —respondió ella, finalmente rindiéndose y estirándose perezosamente bajo las sábanas. —¿Listo para impresionar a todos hoy?

Dios, solo deseaba meterme bajo esas mismas sábanas y pasar todo el día junto a ella.

Pero termine asintiendo con la cabeza, tratando de absorber su confianza. Su sonrisa adormilada me hizo sentir una ola de ternura y determinación. Si ella creía en mí, entonces yo también podía creer en mí mismo.

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⏰ Última actualización: May 24 ⏰

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