Pocas personas notaban cuando el pulso de George se aceleraba ante la presencia de aquella joven de ojos aguamarina, como el corazón le latía con tanta fuerza que pensaba que en cualquier momento se le saldría del cuerpo, y como sin siquiera notarlo...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
-2018-
La tenue luz de la ciudad se filtraba a través de las cortinas, dibujando patrones de sombras que bailaban en las paredes recién pintadas de mi nuevo departamento y un suave murmullo se deslizaba por la ventana entreabierta.
Los ojos de Saya exploraban cada rincón de la sala con admiración genuina, y mientras ella se acomodaba en el sofá, preparé dos tazas de café, dejando que el aroma reconfortante del café recién molido llenara el aire.
Al regresar con las dos tazas humeantes, la encontré perdida en sus pensamientos mientras acariciaba suavemente el cojín del sofá.
La luz suave destacaba la calidez en sus ojos, y en este momento, todo parecía encajar.
—Este lugar es increíble, George. —sus palabras, como una melodía suave, resonaban en el silencio de la habitación, llenándola con una complicidad compartida.
Le entregué una taza con una sonrisa de agradecimiento y nos sentamos juntos, disfrutando del momento.
El café, con su sabor profundo y estimulante, se mezclaba con la risa suave que escapaba de sus labios.
Había descubierto el amor que tenía Saya por el café, y aunque yo no era el fan número de esa infusión, decidí comprar una cafetera para poder prepararle a ella cada vez que decidiera venir a mi departamento.
Era un detalle un poco vergonzoso, pero verla sonreí me hacía tan feliz.
En este pequeño rincón de nuestro mundo, el paddock quedaba atrás, y solo éramos nosotros, compartiendo un momento de paz y conexión.
Era como si el tiempo se hubiera detenido, permitiéndonos saborear la quietud de la tranquilidad.
No quería hablar de mi carrera y todo lo que eso conllevaba, pero había algo que necesitaba compartir con ella, algo que había estado pesando en mi mente desde hace un tiempo.
—Hay algo que necesito contarte... ꟷmis palabras flotaban en el aire, y mi mirada buscaba la suya en busca de apoyo.
Saya, intrigada, me dedicó una mirada comprensiva.
Mis manos, que siempre manejaban con destreza el volante, temblaban ligeramente al sostener la noticia que estaba a punto de compartir.
—He firmado un contrato con Williams para la próxima temporada de Fórmula 1. —revelé la noticia, y aunque la serenidad del lugar no cambió, la gravedad de mis palabras resonó en el espacio compartido.
La confesión flotó en el aire, creando un silencio cargado de emociones.
Saya, con su intuición aguda, entendía la magnitud de lo que acababa de compartir.
