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22 de abril, 1967. 19.26h

El ruido del teléfono hace que pegue un bote.

Dejo el libro a un lado y me llevo el auricular al oído.

-¿Diga?

Nea! ¡Hola, soy Nancy!

-¡Nancy! ¿Qué tal estás?

-¡Muy bien! ¡Hace mucho que no te veo! Estoy harta de servir cucuruchos de vainilla y que ninguno sea para ti

Solté una risita.

-Yo también echo de menos ir a la heladería, pero estoy muy ocupada últimamente y no tengo tiempo ni para respirar.

-Una lástima- dice ella soltando una risita- porque un amigo del hijo del primo, del mejor amigo del hermano de mi madre me ha pedido tu número. Te pide asistir esta noche a las ocho y media al autocine.

-¿Qué? ¡De acuerdo!

-¿Le digo que sí?

-¡Claro! ¿Cómo es?

-Guapo, muy guapo- se apresura a responder- Alto, rubio. Tiene una sonrisa... Ya me gustaría ver esos dientes en acción.

Suelto una carcajada.

-Perfecto, dile que nos vemos esta noche entonces.

De acuerdo!

-Bien- sonrío

-Ay, antes de colgar.

-¿Sí?

-Ni se te ocurra tenerme más en espera. Quiero ver tu bonito culo en mi heladería lo antes posible. Te echo de menos.

-Lo verás dentro de poco, no te preocupes.

-¡Ya me dirás!

-¡Sí! ¡Adiós!

-Adiós.

Miro el reloj y decido darme una ducha. Cuarenta minutos después, ya arreglada, me dispongo a salir por la puerta.

-¡Volveré pronto mamá!- escucho a mi hermano mientras bajo las escaleras.

-Bien- dice ella, secándose las manos en la falda- Ve con cuidado amor.

-Eso cielito, ves con cuidado- me burlo

-¿De qué te ríes?- pregunta ella- ¿Tú también te vas? ¿Me dejais sola?

-Lo siento mamá- respondo con una sonrisa, dándole un beso en la mejilla.

-Vuestro padre vendrá hoy más tarde, tenia reunión con el bufete

-¿Otro caso difícil?- pregunto

-Otro de esos grasientos dando por culo- responde mi hermano desabrochándose los dos primeros botones de la camisa.

-Cuida ese vocabulario Randy Adderson.

-Eso, jovencito- respondo- o saldrás mal parado

Él me mira con mala cara y me limito a reír.

Beso de nuevo la mejilla de mi madre y, junto con mi hermano, salgo de casa para dirigirme al autocine. Nos despedimos a medio camino y, al llegar a mi destino, distingo entre la multitud un chico que concordaba con la descripción de Nancy.

Me arreglo la falda azul a cuadros y el jersey azul y me coloco bien la diadema del mismo color.

-¡Hola!

-¡Hola!- reacciona él- ¿Nea?

-Sí- sonrío.

Él sonríe como un bobo.

Lleva unos pantalones de pana marrones y una camisa blanca y lleva el cabello bien colocado.

Es cuando por delante nuestro pasa mi hermano con su grupo de amigos.

-¡Eh, Nea! ¿No me habías dicho que venía Tom a la ciudad?

-¿Os conocéis?- pregunta

-¡Randy Adderson, capullo, cuánto tiempo!

Entonces se abrazan.

-Este tío era el mejor. Iba en mi equipo de fútbol hace unos años y ganábamos todos los partidos gracias a él.

-Bah, tampoco exageres- responde este sin quitarme ojo de encima, mientras su cara se tiñe de rojo.

-¡No seas modesto!

-¡Hasta luego Randy!- finalizo de forma irónica, pues esperaba que se fuera lo antes posible.

Dicho eso entramos en el autocine y vamos a comprar las palomitas y las bebidas.

-¡...Todo el rato!

Suelto una carcajada.

-¡No sabía que Randy era así!

-Cuando uno está borracho no sabe lo que puede llegar a hacer.

Una hora más tarde, nuestro disfrute de las palomitas llega a su fín, ya que nos hemos acabado ambos cartones.

-Ya voy yo. ¿Estarás bien?- pregunta él poniéndose en pie.

-¡Sí! No te preocupes.

-Bien- sonríe

Una vez me he quedado sola, me limito a seguir disfrutando de la película.

Súbitamente un toqueteo de dedos en mi hombro derecho me asusta.

Me giro bruscamente para topar mi mirada con unos ojos azules resplandecientes como el hielo y fríos.

Por sus pintas, y por el cigarro que lleva sobre el oído con forma de lince, puedo deducir que es un Greaser.

-¿Quieres algo?- pregunto

-Relájate, solo iba a preguntarte si tienes fuego. Pero ya que estamos, ¿por qué no te vienes conmigo y lo discutimos con la almohada?

-Eres un cerdo- respondo mirando hacia delante de nuevo.

-Gracias- dice, para mi sorpresa, de forma no irónica.- ¿Qué hace una Soc tan guapa sola en el autocine? ¿Te han dejado plantada?

Me planteo no responderle, pero al notar su insistencia, al final cedo.

-Está dentro- susurro

Miro el reloj. Llevaba dentro más de media hora. Empieza a llover.

-Mierda... Puta lluvia...- se queja- ¿Tienes fuego o no?

-No- respondo de manera cortante

-Pues tu estás que ardes...

-Piérdete- le espeto.

-Bien, bien.

Al final, me doy por vencida y me pongo de pie para ir a buscar a Tom a la tienda.

-¿Dónde vamos?

Suelto un bufido.

Mi corazón se detiene un momento al ver que no hay nadie dentro de la tienda. Y entonces es cuando escucho unos gritos provenientes de fuera.

-¡Hijo de puta!

Esa es.

La inconfundible voz de mi hermano.

Salgo a toda prisa con el chico pisándome los talones y para cuando abro la puerta trasera, puedo ver dos grandes grupos de personas.

Me dirijo corriendo con mi hermano y, cuando llego el fuerte olor a alcohol hace que me tenga que detener.

-¡Randy! ¿Estás borracho?

Ahora la lluvia es cada vez más fuerte.

-¡No!- susurra. Luego sonríe y, acto seguido, suelta una carcajada.

-Vámonos a casa

-¡No, Randy! ¡Hay que rematar a estos grasientos!- grita uno de sus amigos. O más bien, Tom.

-Lo que va a acabar rematado es tu culo si no cierras la puta boca- rechista uno del bando contrario, con una camiseta de quien parece ser Mickey Mouse, y con una navaja muy afilada.

-Randy, tiene una navaja...- susurro, casi sin apenas mover los labios, como si tuviera miedo de que de un salto pudiera matarnos a todos de golpe.

-¡Capullo, suelta la navaja!- grita mi hermano. Luego me mira a mí- ¿has salido con ese grasiento por la misma puerta?

-Vámonos a casa- repito.

-¡Imbéciles!- grita Randy- Ni se os ocurra meteros con mi hermana. O os mataré con mis propias manos.

-Randy- digo con tono de advertencia.

La lluvia cae con tanta violencia que apenas se puede ver nada.

Solo se escucha las respiraciones y el sonido que hace el agua al colarse por las alcantarillas.

-Muerto vas a estar tú- responde el mismo de antes.

-Vámonos, va- insisto empujando a Randy hacia atrás.

-Sí, vámonos a casa, chicos- me imita uno de los chicos Greasers, muy guapo.

-¿Os echáis para atrás?- pregunta mi hermano, deshaciéndose de mí y yendo hacia el chico del autocine.

Este ni se inmuta.

-Porreta, huérfano, maricón de mierda- le espeta Randy.

-Que te folle Louis Vuitton.

Dicho esto, Randy arruga su mano en un puño que va directo a la cara del Greaser.

-¡No! ¡Randy! ¡Para!

Esto desencadena lo predecible; los siete Greasers peleándose con los siete Socs.

-¡Parad! ¡Randy!

Pero nadie me escucha porque la lluvia cae con tal intensidad que ni yo soy capaz de escucharme.

De repente, unas sirenas hace que todo el mundo se quede quieto.

-¡Es la pasma!- grita uno de los Greasers.

-¡Vámonos!- todos empiezan a correr y yo me apresuro en ir hacia Randy, levantarle del suelo y cargarle sobre mis hombros.

Lo último que veo antes de ir hacia casa es la cara con esa mirada resplandeciente como el hielo y fría, ahora, a juego con un moratón sobre uno de los ojos.

Eso y el sonido de los sumideros tragando el agua de la lluvia.

𝘾𝙊𝙉𝘾𝙀𝘼𝙇𝙀𝘿 𝙇𝙊𝙑𝙀 | THE OUTSIDERS (D.W.)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt