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4 de junio, 1967. 21.02 h

NEA

Tom escupe sangre hacia el suelo, apoyando sus manos en las rodillas.

-¿Qué coño crees que haces?

Se incorpora y le devuelve el puñetazo, así ambos se enzarzan en una pelea, intercambiando golpes con furia.

Intento moverme, separarles, pero sigo paralizada.

Tal vez si me hubiera movido, nada hubiera pasado.

Tal vez no estaría ahora en comisaría.

Tal vez él seguiría conmigo.

Dallas golpea con fuerza a Tom, que cae rodando al suelo, donde se queda quieto, gimiendo de dolor.

-Vete a casa- me dice.- Te llamaré mañana por la mañana.

-Pero Dallas, estás...- le señalo el brazo, donde hay una herida, no muy profunda, pero sangrienta.

-Estaré bien, vete- insiste.

Camino sin mirar hacia atrás y en unos minutos estoy en casa.

*   *   *   *   *

5 de junio, 1967. 09.57h

Espero impacientemente la llamada de Dallas.

Doy vueltas por mi habitación, buscando algo que hacer. Mi cama, hecha; mi escritorio, recogido; mi mente; nerviosa.

De repente, el ruido del teléfono hace que pegue un bote.

-¿Diga?

Mi corazón se acelera, esperando que sea su voz.

-¿Dan?

-No

-Lo siento, me he equivocado

Estampo el auricular contra el teléfono y me siento en la cama.

Miro el reloj; las diez.

No aguanto más y salgo de casa.

Me dirijo al Buck's y me acerco al mostrador, donde hay un hombre lavando unos vasos con una servilleta.

-Ni idea- responde. Suelta un horrible hedor a tabaco y a no ducharse- No volvió anoche.

Salgo del local y me dirijo a la gasolinera, donde, tal y como esperaba, encuentro a Steve y a Soda en la barra, fumando y hablando.

-¡Nea!- saluda Sodapop con una sonrisa.

-¿Qué tal estás?- le sigue Steve

-Dejaos de teatro- les corto- ¿dónde está?

-¿Dónde está quién?- pregunta Steve, apoyando un brazo sobre la barra, nervioso.

-No cuela Steve- le corta su amigo.- Nos ha dicho que te...

-Sí, que me digáis que está bien- interrumpo-, lo que sea. ¿Dónde está?

Ambos chicos se miran.

-Bueno...

Salgo de la gasolinera a toda prisa y entro con paso dudoso en el hospital de Tulsa.

-Bruja asquerosa, ¡no pienso ponerme esta puta bata, no soy un enfermo!

Una sonrisa de oreja a oreja se pinta en mi rostro al oír su voz.

Está en el lado izquierdo de la sala de espera, junto a las escaleras. Huyendo de una enfermera que le persigue con una bata de hospital. Solo lleva unos calzoncillos.

Nota mi presencia y se gira.

Es cuando veo una gran gasa en el costado derecho de su abdomen.

-¡Nea!

Para mi sorpresa, no es Dallas quien me llama. Sino que es Randy.

-¡Qué bien que has venido!- me abraza, tapando mi visión de Dallas, quien está subiendo las escaleras acompañado por dos mujeres y un hombre.- Seguro que estás fatal. No he querido despertarte esta mañana.

Cuando me separo de mi hermano es cuando me doy cuenta de que toda la pandilla está aquí.

Toda menos Tom.

-¿Dónde...?

-Bueno, está en la habitación 159. No está bien. Ha estado toda la noche inconsciente. Aún no hemos ido a verle... Te estábamos esperando.

Randy me coge de la muñeca y comenzamos a subir escaleras hasta llegar a la habitación de Tom.

Bob, Randy, los demás y yo, nos quedamos inmóviles, sin saber qué decir.

Me acerco dudosa y pongo mi mano sobre su brazo.

Al instante, y como si de un calambre se tratara, el chico se despierta de golpe.

Pulso corriendo el botón rojo que hay tras la camilla, el cual sirve para avisar a los médicos, y vuelvo con mi hermano.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?

-Tom...- susurra Bob.- ¿Qué pasó ayer? La policía te encontró tirado en una cuneta, cubierto de sangre.

Un gran nudo se forma en mi garganta y siento un peso enorme en el estómago.

-No me... No recuerdo nada...- dice sentándose, al mismo tiempo que un hombre entra a la sala y le pone un cojín en la espalda y saca su estetoscopio.

-Según la doctora Natlon estuviste cuatro horas inconsciente. Más las de toda la noche anterior. Recibiste varios golpes en la cara, sobre todo en la nariz, de ahí la sangre.- revisa el portafolios y alza la vista- Llamaré a la doctora para asegurarme.

-Bien, gracias- murmura Randy antes de que el enfermero salga de la sala. Luego se acerca a su amigo.- Tenemos al tío que fue. Esta noche hay una gran pelea. Los Greasers van a pagar caro.

-¿Qué ha pasado?- pregunto

-Un Greaser ha sido quien le ha hecho esto a Tom. Esta noche hemos organizado una pelea en la plaza Oblinck a las ocho.

-Pero Randy, puedes acabar herido...

Pero ninguno me escucha. Todos hablan con Tom animadamente

-Voy al baño

-Bien, nos vemos en casa

Salgo de la habitación y me acerco al enfermero que ha entrado antes en la habitación.

-Perdona, ¿Dallas Wins...?

-Habitación 249. Ten cuidado, es peligroso.

Asiento sin darle importancia y subo un piso más. Encuentro la habitación.

Miro por la pequeña ventana de la puerta y encuentro su bata del hospital tirada en el suelo y él, con los dos brazos apoyados en el alféizar de la ventana, fumando un cigarro, mirando hacia la calle, donde ha empezado a llover.

Entro en la habitación. Él no se mueve, y me apresuro a ir por detrás y deslizar mis manos por sus brazos, dejando un beso en los hombros.

Tira el cigarro por la ventana y se gira, rodeando mi cuerpo con sus brazos y descansando su cabeza sobre mi hombro.

-Me has dado un susto de muerte- susurro acariciando su cabello-. No vuelvas a hacerlo o seré yo la que te mate personalmente.

-Oído.

Estamos unos segundos en silencio y, sin poder aguantarlo más;

-¿Qué pasó ayer?

Se separa de mí, apoyando sus manos en mis caderas.

-Solo fue una pelea sin sentido.

Pongo mis manos en su torso desnudo.

-Si fuera una pelea sin sentido no estaríais aquí

-Me han dicho que puedo irme a las doce del mediodía.

-Dallas.

Suelta un suspiro.

-¿Qué te ha pasado a ti?

-Nada

-Dallas

Vacila un segundo.

-Fue con una navaja.

-¿Tom tenía una navaja?

-No. Era la mía.

-¿Cómo la cogió?

-Supongo que se me cayó del bolsillo y cuando me quise dar cuenta, tenía la navaja clavada.

Respiro con dificultad.

-¿Has oído lo de la pelea esta noche?

-Claro que sí- responde con una sonrisa- seré el primero allí

-Ni hablar

-¿Ni hablar?

-Como te presentes te van a matar- murmuro

Suelta una carcajada despectiva.

-Sí, claro- ríe.

-Dallas, no hace gracia. Prométeme que no irás.

-No puedo prometerte eso- responde colocando un mechón de pelo sobre mi oído derecho.

-Debo volver a casa- me aparto de él.

-Vamos Nea

-No me gustan las peleas- finalizo cerrando la puerta a mis espaldas.


𝘾𝙊𝙉𝘾𝙀𝘼𝙇𝙀𝘿 𝙇𝙊𝙑𝙀 | THE OUTSIDERS (D.W.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora