"Tres citas y un desplante"

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Día de la cita – A la tarde en el departamento de Scylla

- ¿De qué te ríes? – Para sorpresa de Scylla, Tally entraba por la puerta del departamento a pura carcajada – Pensé que tenías una academia de danzas por dirigir y que tenías cosas importantes que hacer – Ella misma había decidido trabajar solo en la mañana porque quería prepararse para su cita con Raelle y porque de nada servía estar en su oficina mirando el techo, si en lo único que podía pensar era en la rubia, en la mirada de la rubia, en los tatuajes de la rubia y en la boca de la rubia haciendo cosas en ella, y en Raelle escondiéndose en su cuello, y en el pene duro de Raelle sobre ella... En fin, decidió tomarse la tarde libre.

Planeaba hacerse unas máscaras de pepinillos, relajarse en el jacuzzi, depilarse, no porque pensara acostarse con Raelle, pero de todas maneras siempre es bueno estar lista.

En fin, Scylla quería entrar en estado de cita total y disfrutar de la tranquilidad de un departamento sin sus amigas. En realidad técnicamente hablando no era Tally la que la molestaba, sino más bien Abigail, pero Scylla sabía que la bailarina era el punto de irritación de Abigail, así que si no estaban las dos su tarde pre cita se iba a hacer más llevadera.

Desgraciadamente sus planes se arruinaron a penas la bailarina entró al departamento matándose de la risa.

Scylla esperaba una respuesta de la bailarina, pero cada vez que Tally intentaba hablar volvía a reírse sin parar. La pelirroja terminó por tirarse en los sillones y Scylla la siguió con su menjunje listo para aplicar.
Mientras esperaba a que la bailarina cesara su risa, con sus dedos se lo ponía en forma circular por todo su rostro. El último toque eran dos rodajas de pepinos sobre sus ojos.

- O Dios... déjame un poco – la bailarina le sacó el cuenco y empezó a aplicarse lo que quedaba.

- ¿Me vas a decir que es lo gracioso? – ya era hora de que dejara el misterio.

Tally volvió a sonreír y por un segundo Scylla tuvo miedo que de volviera la risa imparable, pero esta vez la voz de la bailarina salió sin parar – Vengo de ver a Gerit – contó como si eso resolviera el enigma.

Scylla frunció el ceño cuando la chica nombró a su novio, todavía no superaba a la Abigail totalmente borracha que se encontró en su propia oficina cuando volvió de hablar con Raelle.

Si no hubiera sido por la felicidad de la pelirroja, probablemente Lupe estaría en la calle por haber dejado que Abigail acabara con las botellas de champagne.

Lo que sí hizo, fue llamar a Tally inmediatamente y preguntarle porque Abigail no paraba de llorar y de balbucear que Tally ya no la amaba y que ahora iba a tener pequeños chocolatitos y toda clase de cosas que solo se le escuchan a la neoyorquina cuando está pasada de alcohol.

Si no hubiera sido porque la bailarina le empezó a contar que se había formado una nueva leyenda en el estudio de tatuajes llamada "Los gritos de Scylla", de lo cual la pelirroja no estaba para nada avergonzada y porque Tally le contó de la broma de los chicos a Raelle acerca del cartel que le hicieron y de cómo Raelle los despidió a todos, lo más probable es que Scylla hubiera regañado a Tally por dejar a Abigail rodeada de botellas con la noticia de su noviazgo.

Además que apenas la empresaria le contó de la cita con Raelle, la bailarina empezó a hacer todo tipo de planes entusiastas para que salieran en una cita de a cuatro, a elegir vestimenta para la pelirroja y a expresar su enorme felicidad que dejó un poco enterrado el tema de Abigail.

Esa noche la neoyorquina no volvió al departamento y cuando, a la mañana siguiente, Scylla quiso entrar a la oficina de la chica recibió un enorme "vete de aquí" como respuesta.

NO SOY PARA TI (RAYLLA)Where stories live. Discover now