Capítulo 5

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Taehyung.

El campamento era lo peor que me pudo haber pasado. Los omegas eran muy crueles, se burlaban de como me vestía, de como me comportaba y hasta de como hablaba. Decían que era muy extraño y ridículamente pobre, también que me parecía a un alienígena.

Y los coordinadores no se quedaban atrás, cada vez que me veían haciendo algo incorrecto era castigado echándome agua helada o encerrándome por días en un cuarto oscuro. Ya sea por hablar sin el respeto correspondiente a mis mayores o simplemente por masticar con la boca abierta. Me ponían en evidencia delante de todos y yo no tenía otra opción más que obedecer para luego ir al bosque a llorar en mi soledad.

Pero sin duda, lo peor era que Jungkookie en estas dos semanas que llevaba aquí, no me había enviado ninguna carta como había prometido, ni mucho menos contestado la carta que le había mandado, la cual decía:

¿Kieres ser nobio de Kim Taehyung? No o si.

PD: Yo boto porke si.

¿Por qué aún no había respondido? ¿Se arrepentía de lo que me dijo antes de irme? ¿Conoció a un niño más bonito que yo?

Jungkookie, contéstame, por favor. Sólo una carta tuya bastará para hacerme feliz.

Lo bueno era que había encontrado un nuevo pasatiempo en esos días: leer las revistas de moda que mis compañeros echaban a la basura. No entendía porque lo hacían pues la ropa que utilizaban en esas revistas era la más hermosa del mundo aunque decían que pertenecía a la temporada pasada. Mis ojos se deleitaban con cada encaje, con los colores radiantes, las texturas.

Por primera vez soñé ser diferente a lo que era, perfecto como los modelos que aparecían allí.

Pero, mi realidad era diferente, los omegas me grababan mientras vomitaba en el césped unos chocolates que había robado de la cafetería. Tenía tanta hambre, a penas me habían alimentado en todo el día con una barra de cereal y se me ocurrió comer los chocolates que nadie parecía querer antes de que vencieran, pero claro, a los omegas encargados no les gustó para nada y me pusieron a correr sin tener derecho a cansarme.

Me llamaron gordito, ballena, glotón, me cantaban canciones sobre mi peso y yo retuve las ganas de llorar. Nunca fue mi intención robar, jamás lo había hecho. No me importaba el hambre que tuviera jamás había hecho algo así.

Mi estómago y cabeza dolían y la luz del Sol quemaba y ardía en mi débil cuerpo. Terminé de vomitar y me desmayé por no sé cuanto tiempo, sólo sé que cuando me levanté sentía un desgarro en mi vientre.

Celo.

Uno de los coordinadores me dijo que estaba teniendo mi primer celo y me cedió algo llamado supresor, cosa que me sorprendió.

¿No era muy temprano? ¿Por qué esto me pasaba justo ahora? Quería llorar, quería a mi mami.

No era más un cachorro, ahora sería un omega.

Yoongi.

Apoyando mi pie en el suelo propulsé mi skate y finalmente llegué a la casa de Jungkook. Sostuve mi skate bajo el brazo y entré sin más después de echar mis zapatos a un lado.

Estaba más que acostumbrado a pasar sin avisar pues este era considerado mi segundo hogar. Algo así como si fuera el hijo perdido de los Jeon.

Saludé al padre de Jungkook que estaba revisando el correo y nos pusimos al día.

_¿Necesita ayuda, señor Jeon?

Solía ayudar al señor Jeon con los quehaceres cuando no había nadie más, ya sea con el correo o preparando sándwiches. No me obligaba a hacerlo, por supuesto, pero yo quería quedar bien con el padre de Jungkookie.

A pesar de que Jungkook seguía gustando de Taehyung, presentía que ese sentimiento no duraría todas las vacaciones y yo debía tomar ventaja.

Vamos, todos sabíamos que Taehyung no era para él.

_Gracias, Yoongi, sólo tira lo que no sirva _Se refería a las propagandas baratas.

Asentí y cuando revisé los sobres, uno especial llamó mi atención. Era rosado y tenía escrito las letras KT con brillantina.

Mierda, mis pobres ojos fueron violados por tanto color.

No había que ser adivino para saber de quién era pues Taehyung me había mandado cientos de cartas luciendo así esta última semana. Me contaba cosas triviales y anécdotas divertidas sobre lo que sucedía allí que me hacían soltar una que otra carcajada. También prometió traerme un collar de macarrones que hizo en manualidades.

¿Qué diría la carta? Tal vez podía... echarle un vistazo.

Sin que el padre de Taehyung lo notara, guardé la carta en mi bolsillo y deseché lo demás. Puse como excusa que iba al baño y me encerré para leerla.

Me sentía como en una películas de espías donde el héroe estaba a punto de descubrir el secreto en la escena final, pero claro, no era un asunto tan emocionante así que abrí el sobre con mis dientes y casi me tragué un pedazo de papel.

La leí repetidas veces sin poder creerlo, a parte de que la ortografía de Taehyung era tan comprensible como un manuscrito en latín.

¿Qué Jungkook sea su novio? ¿A caso se había vuelto loco? Recordé la tranquilidad y ternura de Jungkook, el cual era todo lo contrario a Kim.

Jamás podrían estar juntos. ¿Cómo Jungkook se fijaría en alguien que dice tantas payasadas como Taehyung?

¡Él ni siquiera usaba zapatos!

No lo pensé muy bien antes de arrugar la carta entre mis manos y lanzarla al retrete. Observé como la carta se hundía y desaparecía mientras jalaba la cadena.

Sí, me sentí un poquitito mal, pero conocía que era lo mejor para mis amigos.

Y lo mejor para Jungkookie era estar conmigo y sólo conmigo.







El Omega Perfecto +18 (KookTae)Kde žijí příběhy. Začni objevovat