7. La ex, el peor enemigo de toda novia.

472 52 11
                                    

Verena

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Verena.

Me desperté sintiendo mucho calor. Pero entre sueños me doy cuenta, de que no es el ambiente. Sino algo externo, mejor dicho un cuerpo externo.

Abro mis ojos y veo a Ezra abrazado a mi torso, con su cabeza apoyada en mis pechos.

¿Qué carajos? ¿En qué momento se acostó a mi lado?

Pero en este momento tenía algo más importante en que pensar, antes que responder esas preguntas.

— Oye despierta — me quejo — tengo que ir a hacer pis.

— Exclamo la dulce princesa — murmuro con la voz ronca.

Me suelta de su abrazo apisonador, salgo disparada hacia el baño. Luego de hacer mis necesidades, lavarme los dientes y peinarme vuelvo a la cama.

— ¿No habíamos quedado en que cada uno dormía de su lado?

Ezra estaba de espalda, podía ver como sus músculos en su espalda se flexionaban.

Santa madre, como podía verse tan bien de espalda.

— Vos quedaste en eso, yo te ignore.

— Tarado.

— Mas respeto soy tu jefe.

Decido ignorarlo, y comienzo a buscar la ropa para usar hoy.

La cena de anoche fue tranquila, los padres de Ezra son realmente agradables. Ellos me contaron cosas de su infancia graciosísimas y yo les hable de mi niñez, de cómo fue mi vida creciendo rodeada de la realeza.

Luca se dedicó toda la noche a sacarme chismes sobre la realeza. Para mi desgracia sabia muchos.

Decido ponerme un enterizo de seda color verde, con un escote en V de breteles finos. El color resaltaba mi tono de piel, haciéndome ver más bronceada.

— ¿Por qué te vistes? El desayuno es hasta media hora —se queja, me doy vuelta para mirarlo y seguía boca abajo.

— Porque quiero arreglarme, tus padres dijeron que en el desayuno estarían varios tíos y primos tuyos. Aparte de tus tías, las cuales menciono que son muy chismosas.

Ezra se da vuelta, para mirarme me escanea de arriaba abajo.

— Si los quieres impresionar, date por satisfecha. Te vez preciosa — dijo con total sinceridad.

Su cumplido encendió mis mejillas. Haciendo que mi corazón se acelere, de una forma que no debería.

— Ya lo sé — digo con altanería, un vago intento por ocultar mi nerviosismo.

— Los ingleses, todos presumidos.

Decido ignorarlo para seguir con lo mío. En eso golpean la puerta.

¿Tenemos un trato?Where stories live. Discover now