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Nacu:

Hola, me llamo Nacu y esta es mi historia…

Mi vida no es muy normal. Vivo en un horfanato, mis padres no me querían y me abandonaron aquí cuando era un bebé. Toda mi vida la he pasado aquí dentro, he crecido aquí. La verdad, es que al principio, esto no era tan malo; nos dejaban jugar, salir al patio, hacer locuras y divertirnos… Pero, cuando creces y te haces "mujer*, osea cuando te llega la primera menstruación, te cambian de habitación y te meten "con las mayores". Y desde ese momento todo cambia. Los profesores no te dejan jugar ni salir al patio, son muy extrictos y buscan el mínimo fallo que tengas para castigarte. Y aquí, no te castigan sin salir (puesto que eso ya lo tenemos prohibido) o te golpean con alguna regla (aunque algunos profesores lo hagan). Aquí, se castiga mediante sexo. Si no cumples las normas, y son muchas, te violan en donde esteas; en clase, en los pasillos, en el baño, en la sala de los profesores, en cualquier lado te castigan. Incluso, todas las noches, hacen un reconocimiento a cierta hora de la noche (que siempre es distinta) y si estás despierta te violan en tu cuarto, por eso siempre me hago la dormida. Ahora entiendo el porqué todas las alumnas son chicas y el porqué todos los del profesorado son hombres. Tengo 17 años, recien cumplidos, y dentro de un año ya tendré la mayoría de edad y me podré ir de aquí. Pero hasta entonces tengo que seguir como hasta ahora, sin cometer ningun fallo, sin saltarme ninguna norma. Pero desde hace unos años, hay un profesor que no para de acosarme. Siempre es él el que viene a las revisiones de mi cuarto para castigarme, pero como siempre me hago la dormida, se encarga de castigar a mis compañeras de cuarto, (y digo compañeras porque siempre me las cambian, nunca duro más de una semana con la misma chica en mi cuarto). Siempre que tengo clase con él me pide los ejercicios de primera, me pregunta las lecciones de primera (para ver si me equivoco y me castiga), me saca al encerado constantemente para hacer los deberes y siempre me obliga a salir de última después de que toque el timbre. Además, siempre que me encuentra por los pasillos no para de acorralarme e intentar sacarme de quicio para que me comporte mal, pero nunca lo consigue. Tengo que reconocer que es guapo, pero no pienso entregarle mi virginidad a ningún profe.

Bueno, y ahora que sabeis todo de mí, os contaré mi vida desde hoy………

El orfanato del castigo y el placer...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora