Septiembre 8 de 1994 Parte I | Huevo de Basilisco, Herbología y Pansy Parkinson

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8 Septiembre 1994

Pansy Parkinson despertó a Maxine, informándole que su alarma ya había sonado en varias ocasiones. Maxine, al despertarse, se sintió más cansada, consciente de las responsabilidades que le aguardaban, como asegurarse de que nadie bajara a la cámara o investigar el misterioso huevo de basilisco. A pesar de todo, Pansy no mencionó el incidente del día anterior, lo que generó un atisbo de alivio en ella y sembró dudas sobre si lo ocurrido la jornada anterior era real o no.

—Tu alarma ha sonado varias veces, ¿no tenías cosas que hacer hoy? —comentó Pansy, mirando a maxine con curiosidad mientras se ajustaba el uniforme de Hogwarts.

Maxine asintió, frotándose los ojos para despejar la somnolencia.

—Sí, hay algunas tareas que debo atender... —inquirió, buscando respuestas en la expresión de Pansy.

Pansy, sin embargo, mantuvo un rostro imperturbable, tal vez queriendo olvidar lo sucedido.

Maxine se sintió dividida entre el alivio de que no se mencionara el incidente y la intriga persistente sobre su autenticidad. Se despertó como siempre y se alistó para ir a desayunar. Al llegar al Gran Comedor, eligió sentarse junto a Draco, quien últimamente parecía más callado de lo normal. El Gran Comedor de Hogwarts se desplegaba con majestuosidad, con altos techos abovedados y mesas largas distribuidas por casas. La luz proveniente de las antorchas y los candelabros colgantes creaba una atmósfera mágica.

— Buenos días, Draco —saludó Maxine con una sonrisa mientras se acomodaba en su asiento.

Draco respondió con un asentimiento, pero su mirada parecía perdida en sus pensamientos. Maxine notó la distancia y se preguntó si quizás estaba interpretando mal la situación.

— ¿Estás bien, Draco? Has estado más callado últimamente —preguntó Maxine con preocupación, observando los detalles del Gran Comedor mientras esperaba su respuesta.

— Sí, estoy bien, solo... pensativo, supongo —respondió Draco, desviando la mirada por un momento.

La Gran Sala estaba llena de estudiantes que charlaban y reían, Maxine pensó en la extraña dinámica que había notado en Draco últimamente.

— ¿Algo pasó ayer que te preocupa? —preguntó Maxine con suavidad, tratando de entender mejor la situación.

— No, nada en especial —dijo Draco, pero su tono de voz revelaba cierta reserva.

El Gran Comedor, con sus arcos góticos y vitrales mágicos, brindaba un telón de fondo impresionante para esta conversación. Maxine continuó observando a Draco, preguntándose si había algo más detrás de su silencio reciente.

Mientras Borage Maxine disfrutaba de su comida, el tranquilo escenario se vio interrumpido por la inesperada llegada de los gemelos Weasley. Con la boca llena, Maxine los observó acercarse, colocándose uno a cada lado de ella, uno a la derecha y el otro a la izquierda.

—Buenos días, Maxine —saludaron los dos gemelos al unísono, generando una sorpresa momentánea en la joven. La tensión se apoderó de ella por un instante, temiendo alguna travesura por parte de los conocidos bromistas.

Mientras se limpiaba con una servilleta, Maxine con una sonrisa, los saludó: —Buenos días, Fred... George.

En ese momento, Draco Malfoy, el siempre altivo estudiante de Slytherin, mostró su desprecio hacia los gemelos. —¿Qué quieren, Weasleys? —inquirió con arrogancia, escudriñándolos con desdén. Sin embargo, Fred y George, acostumbrados a este tipo de reacciones, simplemente rieron, ignorando el tono despectivo de Draco.

El Diario de Maxine Borage | RD HogwartsWhere stories live. Discover now