Septiembre 10 de 1994 Parte I | Rumores y Duncan Ashe

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Hoy, Borage Maxine despertó con un inusual optimismo, libre de cualquier dolor en la mandíbula que la había molestado anteriormente. La mañana se inició a las 7:00, y la joven se apresuró a levantarse con entusiasmo, dispuesta a disfrutar de la jornada.

Después de un baño que reflejaba su buen ánimo, Maxine se vistió con rapidez, ansiosa por explorar Hogwarts antes del desayuno. En su haber, llevaba un ingenioso dispositivo que su mayordomo le había regalado en su cumpleaños número 13. La joven se sorprendió al recordar su existencia y cómo manejarlo. Era un artefacto versátil, capaz de transformarse de patines con una rueda a patines normales, una patineta, un skate, e incluso a un monopatín, controlado hábilmente por un mando.

Con su ingenioso artefacto a cuestas, Maxine se aventuró por los pasillos de Hogwarts, disfrutando de la libertad que le ofrecía su peculiar transporte. Además, guardó en su bolso una bicicleta verde que se reducía a un tamaño más manejable. Las particularidades de su funcionamiento eran un misterio.

Mientras se desplazaba por el castillo, Maxine no podía evitar sentirse agradecida por la maravillosa mañana que se presentaba ante ella. Su espíritu aventurero la llevó a explorar cada rincón del castillo antes de dirigirse al comedor para el desayuno.

Decidió explorar los recovecos de la escuela utilizando sus ingeniosos zapatos con ruedas, sumergiéndose en una experiencia divertida aunque desafiante debido a la frecuencia de escalones en el camino. Mientras se deslizaba por los pasillos, saludó al Prefecto Sallow, quien la miró con extrañeza ante su peculiar medio de transporte.

Al llegar a la entrada principal del castillo, Maxine decidió cambiar de vehículo y sacó su bicicleta verde. El clima agradable y el viento fresco que soplaba creaban una atmósfera perfecta para disfrutar de un paseo en bicicleta. Sintiendo la brisa en su rostro, Maxine dio una vuelta rápida alrededor del terreno del castillo antes de regresar. Con el tiempo a su favor y solo había una clase de Encantamientos programada para las 9 de la mañana. 

En su emocionante recorrido a patines por los pasillos, Maxine notó la presencia del fantasma de Duncan Ashe que la seguía de cerca. —¡Buenos días, Maxine! —saludó Duncan. —¡Buenos días, Duncan! ¿Vas a acompañarme? —respondió Maxine mientras continuaba patinando. Duncan aceptó encantado, proclamándose como su GPS personal.

Juntos exploraron los diversos rincones del castillo, deslizándose por los pasillos mientras Duncan guiaba a Maxine con entusiasmo. La travesía los llevó a una sala peculiar. Al entrar, Maxine se encontró con alfombras que parecían contar la historia de una mujer afectada por licantropía. Usando Lumos, la imagen se iluminaba y se desvanecía. —Ah, sí, ya había visto un lugar así... pero nunca entendí muy bien cómo funciona lo del Lumos —comentó Maxine entre risas, observando el oscuro escenario. Duncan, sonriendo con las manos cruzadas detrás de él, parecía ser el fantasma más amable que Maxine había encontrado en Hogwarts.

Después de un rato, Maxine decidió seguir explorando y le pidió a Duncan que continuaran patinando. En un pasillo solitario, el amistoso fantasma simplemente desapareció. Maxine lo llamó, pero no obtuvo respuesta, quedando ella sola en el pasillo tranquilo que parecía abandonado, preguntándose sobre la naturaleza efímera de las compañías espectrales.

Decidida a seguir sola, Maxine se adentró en los pasillos de Hogwarts, con Argus Filch persiguiéndola. En lugar de sentirse acosada, la joven encontraba divertido el juego del gato y el ratón, especialmente porque podía evadir al celoso conserje con facilidad. Con auriculares puestos y la pegajosa melodía de "Maniac" de Michael Sembello resonando en sus oídos, el día se presentaba lleno de promesas.

Mientras daba vueltas con gracia, se encontró con Severus Snape. Decidió seguir patinando, sin intenciones de detenerse. Su sonrisa desafiante permanecía en su rostro mientras tropezaba con unos estudiantes. Maxine se tambaleó y terminó cayendo sobre Ron y Harry. Harry, amable, la ayudó a levantarse. —Maxine, ¿no querrás lastimarte otra vez? —comentó Harry con preocupación, y ella le respondió con una sonrisa, disculpándose. Por otro lado, Ron parecía molesto y le advirtió que tuviera más cuidado por dónde iba.

El Diario de Maxine Borage | RD HogwartsWhere stories live. Discover now