Septiembre 9 de 1994 Parte II | Bromas y Una Voz Misteriosa

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Después de ayudar a Malcolm Baddock a limpiarse y aplicarle un tapón de algodón en la nariz, Maxine lo condujo hacia una de las camillas, sugiriéndole que descansara. Le indicó que se acostara al lado de la camilla que ella había ocupado anteriormente. Mientras Malcolm se acomodaba, le preguntó a Maxine la razón de su presencia en la enfermería.

—Ahhh, es que me caí —respondió ella riendo—. Y el dolor es horrible, pero no tanto ahora... Oh, espera. —Maxine hizo una pausa y acomodó las almohadas en la camilla de Malcolm para que se sentara un poco más derecho. Mientras ambos conversaban, ella comentó—: Ahh, supongo que así se sentirá un Cruciatus —Malcolm la miró con extrañeza, y Maxine sintió que no era apropiado bromear sobre eso con alguien de primero, así que cambió de tema.

Le preguntó a Malcolm si estaba comiendo bien, y él le respondió tímidamente que sí, pero que le había comenzado a sangrar la nariz cerca de allí, razón por la cual se encontraba solo, sin la compañía de ningún profesor. Maxine suspiró y le comentó que tal vez no estaba comiendo lo suficiente, haciendo una pequeña broma al respecto.

Mientras descansaba en su camilla, con las manos detrás de la nuca, Maxine notó que Malcolm Baddock estaba tragando sangre. Preocupada, se incorporó rápidamente y, con determinación, se acercó a él.

—¿Estás tragando sangre? —preguntó, observándolo. Malcolm asintió, y Maxine se apresuró a levantarse y poner sus dedos apretando su tabique nasal. Al mismo tiempo, se cuestionaba si habría agua oxigenada en algún lugar, ya que sabía que eso ayudaba a coagular la sangre.

—Así... el sangrado parará, no te preocupes —afirmó Maxine, ofreciendo su ayuda en la situación. Madame Pomfrey aún no aparecía, y Maxine se encontraba con información cruzada acerca de los sangrados nasales. Algunos decían que debían dejarse salir y que se detendrían por sí solos, mientras que otros sugerían presionar el tabique. Maxine suspiró ante la dificultad de determinar cuál era la mejor opción en ese momento.

Mientras sostenía el tabique nasal de Malcolm Baddock, Maxine le preguntó con una sonrisa:

—¿Quieres que te cuente un cuento?

Malcolm, con dificultad para hablar debido al sangrado, respondió:

—No... no soy un niño pequeño.

Maxine rodó los ojos ligeramente hacia otro lado mientras seguía presionando suavemente el tabique nasal. Mientras lo hacía, expresó su opinión de manera despreocupada:

—Ahhh, pero ¿por qué todos se toman la vida en serio? Sabes, la vida es un chiste en realidad, y uno muy malo.

La enfermería, con su iluminación tenue y estantes llenos de frascos y pociones, se volvió el telón de fondo de esta conversación inusual. A pesar de la situación incómoda, Maxine intentaba aligerar el ambiente con su peculiar sentido del humor.

Mientras seguia sosteniendo el tabique nasal de Malcolm, Maxine vio entrar a los gemelos Weasley a la enfermería, bromeando de manera estruendosa.

—Ahh, mira, hablando de chistes —comentó a Malcolm, indicándole que sostuviera su tabique fuerte pero no tanto y lo mantuviera así por un rato. Los gemelos se acercaban, pero seguramente no la escucharon. Maxine se volvió a acostar en su camilla; podía hablar, pero no mucho.

—Maxine, vinimos... por que... —decía George Weasley.

—Le sacamos información a Moon, pero no fue fácil —decía riendo Fred Weasley.

—Lo sobornamos —añadieron al unísono, mirándose entre ellos. Maxine se preguntaba qué obtuvo Hyeong Jun Moon de ellos. Mientras los gemelos le dejaban un muffin, sabiendo que no había comido nada aún, ella les agradeció.

El Diario de Maxine Borage | RD HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora