15 ☆

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Felix llegó a su casa, un poco cansado y con mucho frío, no sabía el porqué de ese frío intenso en su cuerpo.

Entró y al momento en que cerró la puerta, apareció su madre, ella lo jalo hacia la sala, se sentó frente a él en el sillón, se preocupo un poco al ver la cara desanimado y pálida de su hijo.

Además que se veía el esfuerzo que hacía por mantener abiertos los ojos, ella acuno el rostro del menor en sus manos, tocando su frente con la mano, y al ver que estaba fría, no entendia por que se veía así de mal.

- mamá.. ¿que pasa? Apenas son las seis am.. — soltó un suspiro pesado.

- ¿te sientes bien? ¿No estas enfermo? — metió sus manos debajo de la camisa del rubio.

Felix intento detenerla pero no pudo, y su madre pudo ver uno de los miles de chupetes que tenía su blanca piel.

Alzó ambas cejas para despues revisar el cuello y la clavícula de felix, encontrándose con más marcas.

‐ ¿qué es esto Lee Felix?, ¿no se supone que verían películas? —

- eh.. mamá yo.. —

- silencio, ve a tu habitación. — señalo con el dedo el pasillo.

Felix no dijo nada más, pues sabia que sería peor si se oponia, por lo que lenta y perezosamente camino hacia su habitación, arrastrando los pies en cada escalón. Abrió la puerta y entró, cerrando la puerta con seguro, se quedó parado un rato en medio de la habitación, meditando si debía dormir o mejor darse una ducha, que vaya que le hacía falta. Pero también le hacía más falta dormir, no sabía porqué se sentía así, tan débil, tan frágil, su cuerpo ardiendo, sentía sus ojos cerrarse y a la vez estar calientes. Sentía todos los síntomas de fiebre, pero pensó que tal vez era por culpa de anoche no haber dormido nada.

Entró al baño, donde se quitó la ropa que llevaba puesta, se miro un momento en el espejo para después meterse en la ducha, dejando caer el agua fría sobre su piel, sacándole un gruñido por lo fría que estaba el agua.

Salió de la ducha, y un momento después, salió del baño con una toalla amarrada a su cintura, busco algo que ponerse en su clóset, como no encontró algo, simplemente se puso su ropa de dormir. Se acostó y se cobijo de pies a cabeza, soltando sonidos de satisfacción al sentir la manta tan suave y calida.

Así pasaron unas horas, Felix en su habitación, despertando a cada minuto debido a los ruidos que se escuchaban en la planta baja. No les tomó importancia alguna, pues tenía más sueño que ganas de levantarse y averiguar el porqué de esos ruidos.

Paso un momento para que su madre abriera la puerta de un golpe, que juro pudo haber derribado la puerta. Ella se sentó en la orilla de la cama, Felix se sentó en la cama perezoso, aún con sueño. Su madre sobo su pierna sobre la sabana.

- ¿ya te sientes mejor? —

- sí. —

- bueno... Tu padre me acaba de llamar, dijo que tenía que ir a un viaje de trabajo, por dos semanas, y que en unos minutos pasaría a recoger una poca ropa y se iría. Y yo.. —

- ¿tú qué? —

- yo tengo que ir por una semana donde tu abuela, así que te quedaras solo en la casa. —

Felix se sorprendió, pero después de analizar la situación asintió, volviéndose a acostar. Su madre golpeo levemente su espalda para después salir de la habitación.

Felix suspiro al escuchar la puerta ser cerrada, ¿que se supone que haría solo en su casa durante una semana? Y para colmo sintiéndose así de mal.

Pasaron unos veinte minutos para que la puerta volviera a ser abierta, esta vez fue su padre, así que al notar que era él fingió estar dormido. Él simplemente lo miro un momento y le dio un beso en la mejilla, para después salir de la habitación. Ese gesto dejó confundido a Felix, su padre nunca era cariñoso con él, solo lo fue por un tiempo, cuando él era pequeño.

si me amas, me amaras como soyWhere stories live. Discover now