17 ☆

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- ¡esto no puede ser cierto! ¡No puedes ser Gay niño! — gritaba, mi padre. Mientras yo estaba sentado en la mesa, con la protección de mi madre.

La semana paso muy rápido, mi madre volvió como era de esperarse, y mi padre volvió antes de lo esperado ya que volvió el mismo día que mi madre, solo que en la tarde. Ya era miércoles por la mañana, yo no había asistido a la escuela porque mi madre llamo para decir que estaba enfermo y faltaría por dos semanas, aunque ya estaba sano no quise ir. Aunque justo ahora desearía estar en la tonta y aburrida escuela, y no estar siendo regañado a poco de los golpes. Y sí, tome la estúpida decisión de decirle a mis padres mi orientación sexual, y todo salió tal y como lo imaginé, mi madre me aceptó y no se sorprendió mucho; pero mi padre enfureció y parecía el mismo diablo en persona, comenzando a gritarme y decirme de todo. Mi madre intentaba calmarlo pero le era imposible, y yo solo esperaba a que sus gritos y maldiciones pararan. Rezaba por no salir lastimado.

No podía decir que sus palabras hirientes no llegaban a mi corazón, quería llorar, pero definitivamente no era la mejor decisión que podía tomar en este momento. Pues si comenzaba a llorar, los insultos de mi padre aumentarían en vez de bajar. Así que con todas mis fuerzas evitaba llorar, pero todos mis esfuerzos se fueron a la mierda cuando lo oí pronunciar aquello..

- ¡ya no eres mi hijo! ¡Vete de la casa! ¡Das asco Lee Felix! — y ahí, todas mis lágrimas salieron a cantaradas. Sintiendo la mano de mi madre en mi espalda, sobando levemente.

Mi mente no hacia más que repetir aquello, mientras salía corriendo de la cocina hacia mi habitación, comenzando a empacar la poca ropa que tengo. No sabía a donde iria, pero no quería estar allí, mi padre no me había golpeado pero sus palabras vaya que me lastimaron. Todos estos años, causandome inseguridades sobre todo de mí, estando la mayoría del tiempo ausente, y aún se sentía en derecho de decirme esas palabras, no, yo hace mucho que deje se ser su hijo, hace mucho que no me trata como uno.

- ¡Felix! ¡Hijo! ¡¿A donde vas?! — logre escuchar las últimas palabras de mi madre antes de cerrar la puerta principal de un portazo.

La puerta se volvió a abrir, sintiendo como unas manos suaves me tomaban del brazo, obligandome a deterneme y voltear.

- ¡hijo! ¿A donde irás..? Esta es tu casa, quédate, hablaré con tu padre, no te preocupes por eso. — habló. Podía ver sus ojos cristalinos, sus lágrimas amenazando con salir.

- mamá — limpie mis lágrimas — no quiero, ni tengo la fuerza suficiente para volver a escuchar esas palabras salir de la boca de mi padre, creo.. Que lo mejor será que me aleje por un tiempo, es mi padre, sabes que no me aceptara. — sonreí débilmente.

- pero hijo.. ¿A donde irás? — sus lágrimas caían por sus mejillas. 

- eeh.. — trataba de mantenerme lo más fuerte posible, no quería llorar aún más t que mi madre se preocupara por un inútil como yo — iré... Donde un amigo. — mentí. limpie con la yema de mis dedos las lágrimas que seguían cayendo por el rostro de mi madre.

- ¿amigo? —

- sí, mamá no te preocupes, estaré bien.. — volví a sonreír.

Tome mi pequeña maleta y comencé a caminar, no sabía a donde iba, solo sabía que debía encontrar un lugar seguro donde dormir.

No podía ir donde hyunjin, vivía junto a la casa de mis padres, si mi padre me veía en esa casa, tenía asegurada mi muerte.  Además de seguro no estaba en su casa.

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Estaba dando vueltas y vueltas, en un parque cerca de mi escuela.

Después de haber pensado, llorado, gritado y casi arrancarme la piel en una esquina, supe que no podría encontrar un lugar donde dormir, mis únicas opciones eran hyunjin, o volver a casa de mis padres. La última quedando descartada al instante.

Me senté en una banca, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho, además de estar sumamente nervioso sin razón alguna, hacia un frío del infierno, y la ropa que llevaba puesta no ayudaba en nada.

Eran las siete de la noche, a estas horas hyunjin ya debía estar en casa.

No quería molestarlo. Si, era mi novio, pero eso no quiere decir que a la más mínima cosa que me ocurra tengo que ir corriendo hacia él.

Aunque esto no era mínimo.

Lleve mi cabeza hacia atrás, mirando el estrellado cielo, volviendo a sumergirme en mis pensamientos, sin saber que hacer o donde ir. Incluso había pensado que lo hice no fue más que un acto de inmadurez, por unas simples palabras me fui de la casa donde pase toda mi infancia.

Si hyunjin no hubiera aparecido no estuviera pasando todo esto, de seguro seguiría creyendo que no me atrae ningún género y seguiría con mi vida normal.

Sin hyunjin todo estuviera mejor.

Las lágrimas pronto se hicieron presente, volviendo a caer por mis mejillas. Podía decir que ese era el día en el que más he llorado en toda mi jodida vida.

- ¿Felix? Amor, ¿que haces acá? —

Escuche esa voz que tanto amaba, la voz de la persona que me había sacado del pozo donde estaba, y la voz del causante de porque estuviera sin hogar en este preciso momento..

Voltee a ver de donde provenía aquella vos mientras limpiaba mis lágrimas. — hyunjin. — dije, el mencionado se sentó a mi lado, tomando mi mano. — lindo, pensé que estabas en tu casa, ¿que haces acá? Y sin abrigo. —

Quería golpearlo.

Quería besarlo.

Quería morir.

- les dije a mis padres que soy gay. — respondí. El silencio se hizo presente al instante, hyunjin abrió sus ojos en forma de admiración, suspiro. — y por eso estas acá, supongo.. — sí. — solté un gran suspiro, volviendo a recostarme en la banca.

- me hubieras enviado un mensaje, podía hacer algo. —

- deje el celular en casa. —

- oh... Bien, vamos a mi casa. — dijo levantándose de la banca, tomando mi mano.

Alcé una ceja. — ¿qué? No, no puedo ir a tu casa, mi padre de seguro me verá y me mataría al segundo. —

Hyunjin miro al piso. — bien, sino puedes ir a esa casa, te llevaré a otra. — dijo, sacando el celular de su bolsillo.

Soltó mi mano mientras se alejaba un poco con el celular en la oreja, estaba llamando a alguien.

¿Que esta haciendo ahora? Pensé, alzando una ceja.

Al cabo de unos segundos volvió, sentándose a mi lado con una gran sonrisa en su rostro. Tomó mi mano, llevándola a su pierna, sobandola suavemente.

Pasaron unos minutos, yo no entendía nada, ni siquiera sabia si debía entender algo, pero suponía que si por la obvia felicidad en el rostro de hyunjin. Una camioneta se estacionó a lo lejos, hyunjin corrió sin soltar mi mano en dirección al auto, obligandome a correr también.
El conocido bangchan bajo de la camioneta, saludandonos, estaba por decir algo cuando hyunjin me hizo caminar alrededor de la gran camioneta, abriendo la puerta indicandome que subiera. Lo pensé un momento antes de subir, hyunjin corrió al otro lado, entrando para segundos después arrancar.

No sabía a donde me llevaba, tampoco tenía ganas de preguntar, solo quería dormir.

¿Tanto dinero tiene? Fue lo último que pensé, antes de cerrar mis ojos y dormirme a los minutos.


hamswin

si me amas, me amaras como soyWhere stories live. Discover now