Cap 9: No sé si otras partes... también tengan problemas

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En el bar, Zhou Zhensheng y Sun Qiong aún no habían bebido lo suficiente. Aprovechando que Ye Fei y Gu Ruijia fueron al baño, pidieron algunos tragos más en la barra, con la intención de mezclarlos y probarlos luego. (NT: personitas no mezclen tragos, pueden terminar muy mal jaja)

Quién sabía que cuando se fueron eran dos y al regresar solo estaba Gu Ruijia.

Zhou Zhensheng miró detrás de él: "¿Y Ye Fei?"

Él tenía la mala costumbre de coquetear con gente atractiva, sin importar si eran hombres o mujeres, se podría decir que era bastante adicto a la belleza.

Gu Ruijia se bebió lo que quedaba en su vaso de un trago y exhaló profundamente antes de decir: "Se fue a casa."

"¿Qué pasó?" Zhou Zhensheng frunció el ceño, disgustado, "¿No habíamos quedado en no irnos hasta emborracharnos?"

"Vino su esposo por él", Gu Ruijia agitó la mano, con aspecto de no querer decir más. Metió algunos pedazos de plátano seco en su boca y masticó crujiente, desviando el tema, "Mejor así, ¿no decías que viste una chica linda, Lao Sun?"

Entre ellos, a excepción de Ye Fei, todos eran heterosexuales.

Sun Qiong, que originalmente estaba algo molesto por la repentina partida de Ye Fei, se animó de inmediato al mencionarse a las chicas: "Sí sí sí, voy a buscar al gerente ahora mismo."

Los tres chocaron esas y sin mucho miramiento escogieron al azar a algunas cuyos nombres sonaban bien, frotándose las manos ansiosos por comenzar.

Sin embargo, se llevaron una decepción cuando vieron que las chicas, aunque muy bonitas, tenían ojos grandes, narices altas y barbillas puntiagudas, con solo echar un vistazo se notaba que habían salido de la misma línea de producción como hermanas de distintos padres.

"Olvídenlo, mejor nos vamos," después de correr a las chicas dándoles una propina, Gu Ruijia y Zhou Zhensheng regañaron a Sun Qiong y el ambiente festivo se esfumó.

"No importa lo que diga el viejo Sun la próxima vez, no le haremos caso," Zhou Zhensheng refunfuñaba sin parar, incluso cuando ya estaba sentado en el auto.

A Sun Qiong lo tenía harto tanto reproche y cerró la puerta del auto con impaciencia: "¡Yo también fui víctima!" Al ver que Zhou Zhensheng aún quería refutar, rápidamente le hizo una seña al chofer, "¡Arranca, arranca!"

El llamativo Porsche rosa se alejó lentamente del estacionamiento. Zhou Zhensheng cerró los ojos y se recostó en el asiento por un rato. Cuando se le pasó un poco la borrachera, sacó su teléfono.

La primera persona en sus conversaciones de WeChat era Ye Fei, a quien acababa de agregar esa noche.

Los dedos de Zhou Zhensheng se movieron ligeramente, agregando una nota debajo de la tarjeta de contacto para no perderlo si cambiaba de nombre, y entró al momento de Ye Fei para revisar sus publicaciones.

Mientras curioseaba aquí y allá, llegó rápidamente a casa.

Zhou Zhensheng eructó y empujó la puerta. Justo cuando estaba por agacharse para cambiarse los zapatos, le llegó volando una almohada grande, seguida por el grito furioso de su madre: "¡¿Todavía sabes volver?!"

La familia Zhou se dedicaba al negocio de electrodomésticos, con productos que se exportaban tanto dentro del país como al extranjero. En los últimos años, con la desaceleración de la economía real, los padres de Zhou Zhensheng estaban considerando la transformación del negocio. Pensaron que, como Zhou Zhensheng era joven, podría tener ideas más novedosas.

Pero resultó que su propio hijo no servía para nada. No solo no aportó ni una idea, sino que además pasaba el día holgazaneando por ahí.

La señora Zhou tenía mal carácter y era conocida en el mundo de los negocios como la Dama de Hierro. Ya había reprendido a Zhou Zhensheng varias veces, pero al ver que seguía haciendo lo que le daba la gana, finalmente esa noche no pudo aguantar más las ganas de darle una zurra a su hijo.

Solo quiero el divorcioKde žijí příběhy. Začni objevovat