Aunque unas de sus cualidades era el análisis, Izuku no podía comprender qué hacía en este mundo hecho de cubos... junto a esta singular compañía.
⁘Buscando un mejor título
⁘Historia hecha solo para satisfacer mi fantasía de un fanfic de: Izuku atra...
Izuku se había quedado dormido apoyado en el tronco luego de presenciar ese suceso tan inesperado. Comenzó a incorporarse poco a poco, sintiendo el dolor en su espalda provocado por la dureza de la madera. Estando de pie, vio a la lejanía que el cielo empezaba a adoptar el color del atardecer.
¿Qué debía hacer ahora? ¿Cómo pasaría la noche aquí? Nunca había acampado o algo por el estilo en su vida, sumado al nulo conocimiento de este mundo, provocaba un temor creciente en su interior.
Solo sabía que quedarse parado en medio del bosque no le beneficiaría en nada. Decidió usar su Black Whip para movilizarse mejor. Antes que nada, empujó el árbol más cercano para saber si eran bastante sólidos para usar su quirk en ellos. Notando que el árbol no cedió ante el empuje, supuso que no tenía riesgos.
Comenzó a correr unos dos metros, extendió su brazo derecho listo para columpiarse y saltó. De manera súbita, cayó al suelo casi perdiendo el equilibrio.
«¿Qué? Pero si ya lo dominé por completo. ¿Por qué no salió? No... No me digas...»
Se levantó inmediatamente y miró al suelo con temor y desespero. Apretó los puños e intentó que el One for All fluyera por todo su cuerpo como de costumbre.
No pasó nada. No podía. Sabía ya perfectamente cómo hacerlo, pero no ocurría nada.
Nada.
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Midoriya caminó a paso apresurado intentando buscar un lugar seguro. No tenía tiempo de reflexionar sobre la pérdida de su don.
Su travesía estaba durando cerca de unos treinta minutos, tiempo en el cual presenció la transición de los árboles grandes y gruesos a unos de menor tamaño para finalizar con un terreno de hierba extenso. Detuvo su andar al notar a lo lejos una fuente de luz.
No sabía si ese podría ser un lugar seguro. Debía tener fe en que lo era.
Empezó a correr al percatarse que faltaba pocos minutos para que anocheciera. Estando cerca de la fuente de luz, el terreno se volvió más elevado. Mientras subía, sentía que estaba en una escalera debido a que las elevaciones eran hechos de cubos. Haciendo un último esfuerzo para escalar una altura de dos cubos, fue que por fin pudo saber de dónde venía la luz.
Una especie de aldea o pueblo se hallaba frente a él. Las casas estaban hechas con una madera de color claro, troncos de roble y roca. Habían caminos adornados con faroles que conectaban las viviendas e incluso una pequeña plaza. Por último, en uno de los extremos, se podían encontrar zonas de cultivos.
Lo raro es que no había nadie afuera.
La luna emergió cuando tomó valor de explorar la aldea. Iba a paso lento estando alerta por cualquier cosa. También tenía esperanza de encontrar a otras personas. Llegando a una zona casi céntrica, pudo notar que habían casas pequeñas casi idénticas en su mayoría, a excepción de una que se distinguía de las otras.
